Museo Aeronáutico y Astronáutico de Cuatro Vientos
Introducción
El Museo de Aeronáutica y Astronáutica, nombre oficial del más popularmente conocido como Museo del Aire, es un organismo del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y tiene la misión genérica demostrar a cuantos estén interesados en temas aeronáuticos militares, aquellos elementos que por su naturaleza hayan tenido una especial relevancia en el pasado de la aeronáutica española, pero sin olvidar cualquier otro elemento que, sin pertenecer exclusivamente al ámbito militar, haya tenido importancia en el civil o incluso en aviaciones militares extranjeras.
La localización del museo en un extremo de la base aérea de Cuatro Vientos, carretera de Extremadura (A-5), Km.10.500, le dota de la pertinencia suficiente respecto de un entorno especialmente adecuado.
El amplio espacio abierto que lo circunda permite abordar el proyecto de un edificio dotado de la atmósfera dimensional y formal adecuada al singular contenido que ha de albergar.
El proyecto aborda, además de la satisfactoria resolución de los problemas funcionales que el programa plantea, la adecuada representación de los valores que el contenido del museo incorpora.
Dado que el actual emplazamiento del museo posee unas características más metropolitanas que urbanas -de hecho podría considerarse un gran vacío, o un “no lugar”-, sin presencia visual ni casi accesibilidad desde las grandes infraestructuras que lo envuelven -la A-5, la M-40 y el ramal de enlace de ambas, así como la línea ferroviaria Madrid-Móstotes- el objetivo que buscamos es transformarlo en una pieza con identidad propia, bien integrado en un ámbito aún sin configurar, pero de cierta potencialidad paisajística, en el que sus nuevas formas e instalaciones habrán de adquirir presencia en y desde alguno de los “corredores” viarios, permaneciendo abierto a su entorno (A-5, aeropuerto de Cuatro Vientos, etc.) y no cerrado en sí mismo, como en la actualidad está.
Por ello se evidencia el entendimiento territorial, funcional y paisajístico del corredor metropolitano (A-5) y de las principales piezas que lo configuran (Campamento, Cuatro Vientos, etc.), en clave propositiva. Se proyecta un encaje de ordenación (usos, trazados viarios, paisaje) de la nueva pieza metropolitana y se definen sus accesos viarios.
Contexto histórico
Terminada la Guerra Civil y una vez creado el Ejército del Aire, se concibe la idea de que al igual que existía en otros países, hubiera un Museo en el que, como legado a la posteridad, se depositaran los objetos y aviones que reflejaran la evolución e historia de nuestra Aeronáutica y se expusiera al público.
En diciembre de 1948 se elaboró un proyecto fruto de los primeros estudios, en el que se proponía la creación del Museo y su ubicación en los bajos del nuevo edificio del Ministerio del Aire.
Tras posteriores estudios y consultas se creó el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, por Decreto nº. 1437 de 16 de junio de 1966, dependiendo del Ministerio del Aire y con sede en Madrid.
Primeramente se consideró el lugar más idóneo en las salas de la planta baja del Ministerio, en la Plaza de la Moncloa, para exponer objetos, maquetas y documentos históricos y en uno de los patios exhibir los pocos aviones de los que al principio se disponía.
La adquisición o donación de una serie de aviones históricos como el Vilanova Acedo, versión española del Bleriot XI, el «Dragón Rapide» del histórico vuelo Canarias-Tetuán y el gran tamaño de los Heinkel-l 111, C-3, Junkers-52, etc., hizo desechar en 1969 este primer plan.
La opción más considerada era disponer de un edificio propio, con vistas a futuras ampliaciones, por lo que se dieron como futuros emplazamientos los siguientes:
- El Aeródromo de Cuatro Vientos, cuna de la Aviación Militar Española.
- El Aeropuerto de Barajas.
- También se estudió situarlo en la Casa de Campo.
- Ciudad Universitaria.
- En la Cripta y Solares de la Plaza de la Moncloa (hoy Junta Municipal de Moncloa y Patronato de Casas del Aire).
Por fin, en 1975 se decidió establecerlo en su actual emplazamiento, en el Aeródromo de Cuatro Vientos, las razones principales que fundamentaron esta decisión fueron la proximidad a Madrid, la cercanía a la Maestranza Aérea (lo que facilitaría muchas tareas de mantenimiento y auxiliares), la posibilidad de poder recibir material por vía aérea y el carácter histórico del conjunto de Cuatro Vientos.
Para ello se utilizó el hangar de la primera Escuela de Ingenieros Aeronáuticos (hoy Escuela de Transmisiones del Ejército del Aire); a él se trasladó el material aéreo existente.
Las obras comenzaron el último trimestre de 1979, preparándose la instalación cubierta y una amplia extensión ajardinada con isletas para los aviones, así como dos lagunas para los hidroaviones DO-24 y Grumman Albatross, unidos por un pequeño canal.
El 24 de mayo de 1981 se abrieron las puertas al público.
Desde el año 2002 el Museo ha ido aumentando con dos nuevos hangares, de unos 1300 m² uno y el otro de unos 1700 m², aumentando la parte cubierta en unos 10.000 m².
Concepto
El valor de un museo de esta clase se basa en la calidad de sus objetos y de obras de arte expuestos, así como en la manera de exponerlos.
El primer problema consiste en concebir el museo como un centro para disfrutar de esas piezas como objetos de arte, no como un lugar donde conservarlas, como simples hangares.
En este proyecto se ha suprimido la barrera entre la obra de arte, situada en el interior, y el exterior como un jardín para proponer “esculturas de aviones” ubicadas en el entorno del museo.
Los aviones expuestos en el interior disfrutan de la misma libertad espacial, pues la planta libre permite contemplarlos contra el fondo permeable visualmente hacia el exterior.
El espacio arquitectónico así configurado es una definición volumétrica, más que un confinamiento espacial.
El edificio concebido, por el arquitecto José María Carrillo Rodríguez, como un único espacio permite la máxima flexibilidad.
La estructura de hormigón prefabricado pretensado y postensado permite construir un espacio de esas características.
De esta manera el edificio únicamente está formado por tres elementos básicos: un basamento en el suelo, núcleos portantes verticales y una losa como cubierta.
El pavimento del suelo y de la terraza sería continuo de hormigón.
Todo el espacio del edificio estará disponible para agrupaciones de aviones, estimulado para una utilización más representativa del museo de lo que es habitual ahora.
Con esto se crea un noble escenario para la vida cívica y aeronáutica de toda la comunidad.
El resto del espacio, en el lado este del edificio, y bajo el mismo techo, pero separadas del espacio de exposición, se encuentran las áreas interinas del museo.
Los huecos en la losa de la cubierta dejan entrar la luz y el agua de lluvia a un gran patio interior situado en el centro del edificio, donde se encuentra un jardín de aviones, espacio reservado exclusivamente para la exposición de los aviones de mayor tamaño y resistencia que se ubican en este lugar central del museo, generado por un gran vacío desde el plano superior de exposición, desde el cual se descubre, como si de una urna se tratara, el jardín de aviones. Las paredes que delimitan
el patio central están formadas por muros de hormigón.
Las paredes exteriores, que delimitan el exterior del interior del museo, son de hormigón y vidrio.
La forma de estas paredes plegadas genera unos espacios, en el interior del edificio, donde se exponen los cuadros, banderas y pequeños objetos, como maquetas, de manera libre en todo el perímetro del área de exposición del museo.
La pared interior, que limita el museo con el gran vacío central, es de vidrio; puede ser franqueada por los visitantes para asomarse a observar el gran jardín de aviones.
El dominio de la horizontal se materializa por la gran losa que descansa sobre un zócalo monumental.
Aquí, el hombre, referido a sí mismo, encuentra su segunda naturaleza, la cultura aeronáutica, separada de la ruidosa actividad de la ciudad y aun vinculado a ella, sin embargo, a través del contacto visual.
Dicha cultura sale a su encuentro con doble apariencia: en los aviones expuestos y en el espíritu del orden construido, pero también en la vista del entorno urbano.
Tal y como describió Mies, es el último objetivo de su arte: “convertirse en parte de un todo mayor”. “Se necesita, de una vez por todas y enseguida, la visión que ofrecen nuestras grandes ciudades: lugares silenciosos y amplios, con altas y largas arcadas, donde no llegue ningún ruido de automóviles, ni de los pregoneros…. construcciones e instalaciones, que en conjunto, expresen la elevación de la auto-reflexión y el apartamiento”.
Espacios
Ha sido difícil combinar lo estético con lo práctico, dado que el número de aviones es cuantioso.
La exposición a la intemperie, con árboles y lagunas en el jardín que dificultaban el movimiento, y la colocación de los nuevos aviones, que incluso limitaban la capacidad de la exposición; además del problema añadido del agua y de la vegetación, puesto que atraían multitud de pájaros que deterioraban los timones y alerones de varias de las joyas históricas, todo lo cual ha ejercido una influencia determinante cuyo resultado ha sido proyectar un gran contenedor.
Hemos de tener presente que las colecciones de motores (88), banderas, maquetas (140), armamento, uniformes, condecoraciones, cartas de vuelo, planos de operaciones, cuadros, fotografías, dibujos y efectos personales de aviadores y científicos aeronáuticos, así como libros y documentos históricos, hacen necesario este proyecto, con lo que la superficie cubierta y aclimatada resultará de 11.140 m², con una superficie total de exposición de 30.565 m².
El programa ha surgido a partir de unas condiciones mínimas, según estándares reconocidos y experimentados, y acorde con las necesidades del museo.
Edificio principal
- Area de exposición cubierta (10.140 m²)
- Área de exposición semi- cubierta (19.425 m²)
- Áreas de exposición permanentes para maquetas y colecciones artísticas (1.000 m²)
- Talleres y almacenes (2.000 m²)
- Aparcamiento cubierto (6.000 m²)
Área administrativa y cultural del museo.
- Hall – recepción (470 m²)
- Tienda – librería (180 m²)
- Auditorio para 300 personas (530 m²)
- Biblioteca – mediateca (680 m²)
- Aseos (110 m²)
- Área administrativa (680 m²):
- Despacho del director
- Despachos auxiliares (4)
- Secretaría
- Sala de reuniones (2)
- Oficinas
- Almacenes (50 m²)
Instalaciones vinculadas
- Cafetería – restaurante
- Aparcamiento exterior
- Club de golf
- Locales comerciales
- Parque deportivo
- Piscinas
- Estaciones de servicio (2)
El Museo del Aire expone un total de cerca de 120 aeronaves que son el mejor testimonio de la joven historia de la Aviación española y constituyen una de las seis mejores colecciones de aeronáutica del mundo.
Éstos son la parte principal de una exposición que también muestra más de un centenar de motores, 140 maquetas, además de otros numerosos y variados objetos entre los que se encuentran diversos dioramas, miniaturas, banderas, pinturas, paracaídas, muestras de armamento de aviones y de defensa de aeródromos y uniformes.
Sus fondos, un total de 8.000 piezas, se encuentran en continuo crecimiento.
Nivel -15.00
I. Hall, II. Zona interina, III. Museo de aeronaves, IV. Exposición de Objetos, V. Terraza, VI. Gran jardín de aviones, VII. Parking.
Gran vacío central donde destacan los llamativos perfiles de los hidroaviones, como el SBY Catalina, el Grumman Albatros o el Dornier 24.
Es también el lugar reservado para los reactores, como los estadounidenses F-104 Starfighter, F-4 Phantom, F-5 y algunos de sus rivales soviéticos, como los Mig-17 (de reciente incorporación), Sukhoi 22, Mig-21 y Mig-23.
El conjunto permite a los visitantes comparar el diseño, dimensiones y armamento de unos aparatos que constituyeron la punta de lanza de la OTAN y del Pacto de Varsovia durante muchos años.
En el jardín de aviones pueden admirarse además aviones de transporte como los clásicos DC-3 y DC-4 o la enorme mole del KC-97 Stratotanker, el único hexamotor que ha servido en el Ejército del Aire.
Otros de los tesoros del museo son un Canadair CL-215 —el popular apagafuegos—, un Mitchell B-25 o helicópteros de la guerra de Vietnam como los Bell 205 y 206, además del C-101 Aviojet español y los prototipos Saeta HA-200 y 220.
En el lado este del este gran espacio o contenedor de aviones se encuentra los espacios destinados a talleres de restauración y almacenaje de piezas aeronáuticas.
Nivel 0.00
Es el suelo del basamento donde se encuentra la superficie de exposición y desarrollo del programa principal del museo de aviones.
Espacios laterales
Entrar en el museo supone adentrarse en una historia en miniatura de la Aviación.
Vitrina tras vitrina pueden contemplarse maquetas de monomotores (a escala 1:10) y de polimotores (1:15) que reproducen la mayoría de los aviones utilizados por las fuerzas aéreas españolas.
El nivel de detalle de las reproducciones es sorprendente.
Son obra de artesanos especializados, que dedican horas de investigación a documentar su minucioso trabajo, del que también salen dioramas como los que representan el ambiente de los antiguos aeródromos o el «capotaje» de un biplano.
Se encuentran las colecciones de estandartes, uniformes e instrumental de vuelo de todas las épocas, aunque sobre todo llama la atención la sala de motores, a la que muchos especialistas acuden para observar la evolución de los diseños.
Área de exposición museística
Recoge una completa colección de aviones pequeños o de tamaño medio.
En él se encuentra el «rincón de aviones reales», donde puede verse la avioneta Mentor en la que el príncipe Felipe obtuvo su «suelta» como piloto y el helicóptero Bell 47 en el que el Rey realizó su único vuelo en solitario.
Se muestran también pequeños reactores, como un F-86 Sabre o un Saeta, el primer reactor de diseño y construcción íntegramente españoles, en cuyo desarrollo participó el afamado ingeniero alemán Willy Messerschmitt.
Se encuentra la exposición monográfica Juan de la Cierva y el autogiro, que incluye una réplica del C-6 de tamaño real, un C-19 construido en el Reino Unido en 1932 y el carnet de piloto y el libro de vuelos de Juan de la Cierva.
Además, se exponen aparatos que pertenecieron a la Aviación republicana, entre los que sobresalen un Moth Major, un Hispano Suiza 34 y un Polikarpov I-15 Chato soviético reconstruido con piezas originales.
El museo, que expone también material auxiliar, como la cúpula de un radomo de alerta y control o los típicos Land Rover de bomberos, gestiona en estos momentos nuevas incorporaciones.
Entre éstas figura la del telescopio y la escafandra inventadas por el sabio, ingeniero y general Emilio Herrera —fallecido en el exilio en Ginebra—, que inspiró los trajes espaciales soviéticos y norteamericanos.
Lado este
Es el área administrativa – cultural del edificio, una pastilla global, que contiene el hall de acceso y recepción con la tienda, las oficinas de administración, biblioteca – mediática y auditorio.
Estas tendrán sus propios lavabos y almacenes próximos a ellas.
El zócalo
es la parte exterior del museo, en la que como una gran terraza es el espacio de transición entre el espacio exterior del interior, en él se exhibe la muestra, a modo de esculturas, de lo que contiene su interior.
También existen huecos en él, siguiendo la misma ley de los que se encuentran en la cubierta, en los que indiferente mente tienen su utilidad: para ventilar el aparcamiento situado en su interior, alojamiento de equipos y máquinas de instalaciones o como zonas verdes.
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Aparcamiento
Espacio limitado y alojado en el interior del basamento que se genera en torno a unos patios de zonas verdes en los que ventila naturalmente todo el parking y hace de él que no sea subterráneo sino simplemente cubierto.
Estructura
Frente a las clásicas estructuras de hormigón armado, que requieren una laboriosa ejecución en obra, las de hormigón prefabricado ofrecen todas las ventajas de la ejecución en taller, fundamentalmente el control de calidad y la precisión en dimensiones y colocación de armaduras.
Ha sido diseñado para la construcción del museo un sistema de vigas y forjados a base de piezas prefabricadas que luego habrían de ser pos-tensadas en obra.
En definitiva se trata de un mecano de piezas imbricadas, que uniéndose entre sí mediante el postensado formarían un esqueleto estructural en tres dimensiones.
La estructura vertical consiste en núcleos (pilares) de sección cuadrada, de 5m de lado y hueca formados realizados con hormigón armado in-situ.
El forjado está constituido por dos órdenes de piezas:
1- En primer lugar, un orden primario de piezas huecas, en cajón, de un ancho considerable, que formarán dos vigas Virendeel de seccion en “L” que se cruzan dos a dos, uniendo las verticales de los pilares.
2 – En segundo lugar, unas piezas también huecas pero de menor dimensión que las primeras y que se apoyaran en estas.
Todas las piezas huecas funcionan en las dos dimensiones, de ahí el diseño para conseguir crear una malla tridimensional.