Teatro Colón
Introducción
El Teatro Colón es uno de los edificios más ilustres de Latinoamérica, no sólo porque sus calidades formales armonizan con el elegante paisaje urbano porteño, sino porque su extraordinaria calidad técnica lo convierte en uno de los cinco escenarios de mejor acústica en el mundo, siendo admirado por cantantes y directores de orquesta.
Es un referente para todo artista, el centro neurálgico de la actividad musical porteña y la casa de ópera más importante y prestigiosa de Latinoamérica.
Su significado urbano excede el marco de una sala de espectáculos para figurar, junto con el Palacio de Congreso y la Casa Rosada, entre los monumentos históricos más representativos de la República Argentina.
Inspirado en el estilo de la Opera de París, es un claro exponente del eclecticismo academicista, ya que respeta fielmente componentes de origen italiano y francés.
También aquí, está presente el orden y la simetría que los estilos clásicos impusieron a sus obras.
A lo largo de la historia del teatro se han presentado en su escenario prácticamente todos los grandes directores e intérpretes de la lírica universal así como también primeras figuras de la danza y, en ocasiones artistas de la música popular.
En el edificio funciona el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, que fusionó en 1960 las distintas academias de enseñanza que funcionaban previamente. El instituto forma profesionales de altísimo nivel en todas las disciplinas de la música, algunos de los cuales han realizados carreras de proyección internacional como los bailarines Julio Bocca, Paloma Herrera, Liliana Belfiore, Raul Candal, Maximiliano Guerra, Norma Fontenla y José Neglia, entre otros.
Allí se dictan las carreras de Danza Clásica, Canto Lírico, Dirección escénica o Régie, Dirección Musical de Ópera y Caracterización.
Desde el año 2006 se lleva a cabo una remodelación integral de la sala, para su puesta en valor y actualización tecnológica, por lo cual sus puertas estarán cerradas hasta el año 2010 según los tiempos programados.
El 25 de mayo de 2008 cumplió 100 años. La actuación de la afamada Staatskapelle Berlin (Orquesta de la Ópera Estatal de Berlín) dirigida por Daniel Barenboim tuvo que ser diferida al estadio Luna Park ya que el teatro no se encontraba listo para la función programada.
En noviembre de 1989 fue declarado Monumento histórico nacional.
Pese a las obras de refacción, se realizan diariamente visitas guiadas por el teatro y sus dependencias.
Situación
El edificio está ubicado en el predio delimitado por las calles Libertad, Arturo Toscanini, Cerrito y Tucumán, entre la Plaza Lavalle y la Avda. 9 de Julio, en pleno centro de la ciudad. En ese mismo lugar se encontraba la Estación del Parque del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, cabecera de la primer línea ferroviaria de la Argentina.
El terreno sobre el cual está construido abarca 8.202 metros cuadrados, de los cuales 5.006 corresponden al edificio y 3.196 a dependencias bajo nivel de la calle Arturo Toscanini. La superficie total cubierta del edificio es de 37.884 metros cuadrados.
Distintos accesos facilitan el tránsito de los espectadores. Por la entrada principal, sobre la calle Libertad, se ingresa a la platea y a los palcos. Por Arturo Toscanini, a los niveles de cazuela y tertulia, y por Tucumán a galería y paraíso. Por la calle Cerrito se realiza el ingreso de los artistas y del personal.
Desde la Avenida 9 de Julio se contempla una excelente perspectiva del teatro.
Reseña Histórica
Antes de la construcción del actual edificio, se inauguró en 1857 el primer Teatro Colón. Estaba ubicado al norte de la Casa Rosada, frente a la Plaza de Mayo, en la esquina sudoeste de la manzana comprendida entre Rivadavia, Reconquista, Bartolomé Mitre y 25 de Mayo. Los planos fueron confeccionados por el Ingeniero Carlos Enrique Pellegrini, padre del futuro Presidente de la República, quien cuidó personalmente todos los detalles del teatro. Su capacidad era de 2500 espectadores.
Tras tres décadas de funcionamiento con la presentación de los mejores artistas y óperas del mundo, el Teatro debió cerrar sus puertas en 1888 para ser demolido y dar lugar al nuevo edificio del Banco Nación.
Si bien en siete teatros de la ciudad se exhibían espectáculos de música lírica, el inesperado cierre del Colón había quedado en la sociedad como una herida abierta que no lograba mitigar la fascinante actividad que se desarrollaba en los otros teatros y que hacía de Buenos Aires uno de los notables centros líricos del mundo entero. La prosperidad de esta capital alimentaba las esperanzas de la gente y del propio gobierno, que debatía en torno a la construcción de una nueva sede del Teatro Colón.
Frente a estas exigencias de la sociedad y con el objetivo de modernizar la ciudad, el mismo año del cierre del teatro anterior, por iniciativa del Intendente Torcuato de Alvear, se abre la licitación pública para construir el nuevo teatro en terrenos que ocupaba la estación Parque del Ferrocarril Oeste. La idea era colocar la nueva sede en un lugar más alejado del centro.
En la licitación se presentan Camilo Bonetti, Francisco Astigueta y Ángel Ferrari con un proyecto preparado por Francisco Tamburini, arquitecto italiano que había trabajado los últimos 7 años en obras públicas de la ciudad de Buenos Aires como escuelas, bancos y hospitales, además de trazar el perfil definitivo de la Casa de Gobierno.
Tamburini crea su propio vocabulario arquitectónico, con influencias de Italia fusionadas con la arquitectura que encuentra a su llegada a Argentina. Sus espacios y la ornamentación y decoración que utiliza crean un estilo que se mantendrá en vigencia hasta el afrancesamiento del interior de la Casa de Gobierno y del Teatro Colón.
Si bien otros proyectos se presentaron en la licitación, la propuesta de Tamburini deslumbró desde un comienzo, siendo el ganador.
El propósito de las autoridades era inaugurar el nuevo Colón antes del 12 de octubre de 1892; sin embargo esto no fue posible. Dificultades presupuestarias, técnicas, políticas, burocráticas y otras de diverso género fueron alargando los tiempos. En varios momentos, el aporte de la elite social porteña permitió financiar algunas cuestiones de la construcción, como la compra de los palcos, de mayores dimensiones y más cantidad. Así, aunque los trabajos se iniciaron en 1889, desde la fecha en que fue dictada la ley hasta la inauguración del nuevo teatro transcurrieron veinte años.
Recién comenzada la obra, Tamburini muere sorpresivamente. En medio de la dramática crisis política y económica de 1890, todos sus proyectos quedaron parcialmente demorados. Algunos, como el Teatro Colón, fueron continuados por Víctor Meano, su colaborador más cercano y colega.
Meano y, posteriormente, su sucesor, Julio Dormal, asumieron la continuidad del proyecto y construcción de la obra debiendo enfrentar un fuerte intercambio de intereses entre gobierno municipal y nacional, así como las críticas a todos los aspectos del proyecto y construcción, durante los veinte años que duró su ejecución. Los cuestionamientos fueron sistemáticos, sostenidos en el tiempo y contra todos los aspectos posibles: el sitio, las dimensiones del terreno elegido, el partido adoptado, los estilos aplicados, la resolución técnica, la actuación de la Municipalidad, hasta correr el riesgo de ser demolido en plena construcción.
Superando estos obstáculos poco a poco, la obra continuó. Meano introdujo algunas modificaciones en el proyecto original, que ya habían sido estudiadas por su autor.
En 1904 otro nefasto acontecimiento enlutó el teatro: el arquitecto Meano había sido asesinado en su domicilio. La tragedia parecía acechar este proyecto, pues también había fallecido Ángel Ferrari, entusiasta empresario italiano, concesionario del nuevo Colón.
La construcción del teatro entra entonces en el último capítulo de su accidentada historia y será el ingeniero y arquitecto Julio Dormal , de origen belga, quien asuma la responsabilidad de llevar a buen término la obra. El nuevo responsable introdujo algunas modificaciones estructurales y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración, aumentando las obras de ornato y confort.
Finalmente, el 25 de mayo de 1908, el Colón abre sus puertas para la inauguración con la ópera Aida, de Giuseppe Verdi.
Pese a los años transcurridos y a las modificaciones realizadas por Víctor Meano y Julio Dormal respecto del tratamiento de fachadas y decoración interior fundamentalmente, el Teatro Colón mantuvo en gran parte su espíritu inicial.
El día de la inauguración, el edificio lucía formidablemente, pero los trabajos continuaron después, durante varios años, equipando y alhajando el Teatro hasta lograr su esplendor en la década del ’30, cuando se hallaban ya completos su ornamentación, mobiliario, textiles y su plena funcionalidad.
A fines de la década del ’60, el arquitecto Mario Roberto Álvarez realizó su mayor ampliación subterránea.
Hasta 1925, el desarrollo de la actividad del teatro estuvo a cargo de concesionarios que establecieron temporadas de tres meses con algunos ciclos esporádicos de conciertos o ballet. A partir de ese año, el período de actividades se extiende a seis meses con la creación de los cuerpos estables de Orquesta, Coro y Ballet. Hacia 1931 se elimina el sistema de concesiones y el Teatro comenzó a funcionar como un ente municipal. En 1934, comenzaron las presentaciones de verano, y el teatro pasó a ser una institución artística permanente. Actualmente, la temporada oficial se extiende de marzo a diciembre.
En 1937 se crea el Instituto Superior de Arte, instrumento fundamental de la tarea docente del Teatro y semillero de artistas que participan en sus producciones. Los egresados integran en muchos casos los talleres del Colón y de otros destacados centros artísticos del mundo.
La proyección de la instancia de aprendizaje se realiza tanto en el Teatro Colón como en otros escenarios de Buenos Aires, del interior del país y del extranjero.
Concepto
La imponente construcción resume las reglas y las tendencias arquitectónicas de la época. No se puede hablar de un solo estilo definido, sino de un eclecticismo que fue propio de la construcción de principios del siglo XX. Caracteres del Renacimiento italiano, alternados con la distribución y solidez de detalle de la arquitectura alemana y la gracia, variedad y bizarría propias de la arquitectura francesa se conjugan en la obra. Así se llega a una síntesis en la que ensamblan de manera natural, coherente y armoniosa los diversos estilos, incluyendo en la fachada rasgos del neogriego. El exterior es imponente pero no grandioso.
Las fachadas están divididas en tres órdenes arquitectónicos. El primero, que corresponde a la base, es de 8,50 metros de altura; el segundo mide 9,20 metros, y el tercero es de 5,50 metros. Por encima de las terrazas se destaca un elegante techo a dos aguas. Es un conjunto armónico y con excelente perspectiva que puede apreciarse a distancia, desde la Avda. 9 de Julio.
En la construcción se conjugan elementos del Renacimiento italiano. Basamentos sobrios, bien definidos, semejantes al orden ático-griego que constan de planta baja y primer piso; intercolumnios monumentales –con capiteles jónicos y corintios– y sus multiformes variantes unifican los pisos segundo y tercero; los vanos y aberturas están tratados con arcos, arquitrabes y molduras.
La sala responde a la tipología herradura de los teatros de opera alla italiana, aunque las dimensiones de los halls y vestíbulos se acercan más al modelo francés de la opera de Garnier.
Espacios
La sala está rodeada por un gran hall de entrada, el Salón Dorado, el Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los trajes utilizados por algunas de las celebridades que pasaron por su escenario.
El Instituto Superior de Arte, la biblioteca, el Centro de Experimentación Musical y los talleres conforman dependencias extraordinarias que lo diferencian de otros teatros del mundo. El Instituto Superior de Arte del Teatro Colón funciona desde 1937 en diferentes pisos del teatro.
Entrada principal
Desde el gran hall de entrada se accede por una escalinata al foyer de plateas así como al Salón Dorado y al Salón de Bustos. El último tramo de la escalinata, de planta semicircular, da acceso a la galería que conduce, a ambos lados, a las escaleras que llevan al primer piso. En el primer descanso, el visitante se enfrenta con dos magníficos vitrales con motivos alegóricos que sirven de cabezales al Salón Dorado.
Desde los laterales de la escalera principal se accede a una pequeña calle interior que comunica Toscanini con Tucumán. Es el Pasaje de Carruajes, por donde antiguamente se ingresaba al foyer principal. Desde 1997, la Boletería se ubicó en instalaciones que dan a este pasaje.
Salón de los bustos
Se ubica sobre el foyer de platea, con iguales dimensiones. El nombre de este foyer se debe a las figuras escultóricas de famosos compositores que forman parte de la decoración. Se pueden ver sobre una monumental cornisa los bustos de Beethoven, Bellini, Bizet, Gounod, Mozart, Rossini, Verdi y Wagner. Desde los ventanales puede observarse el gran hall de entrada, los frisos que adornan el amplio recinto y el gran techo con vitrales.
Salón dorado
Se accede desde ambos extremos del Salón de los Bustos, ocupando todo el frente hacia la calle Libertad y los dos ángulos de las calles circundantes, con una superficie de 442 metros cuadrados.
Allí suelen realizarse conferencias, conciertos y exposiciones de escenografía, vestuario y fotografía.
Sus enormes columnas y espejos lo asemejan a los grandes salones de los palacios de Versailles o de Schoenbrunn.
Salón Blanco y palcos oficiales
El Salón Blanco se encuentra frente a la entrada del palco bandeja, llamado también platea balcón, con capacidad para 34 espectadores. En este palco se ubican las autoridades nacionales y sus invitados con motivo de alguna representación especial. El salón Blanco se utiliza como antepalco y es el ámbito ideal para servir un refrigerio durante el entreacto de las funciones, al que se accede desde la galería de los Bustos.
En este mismo nivel, al lado de la embocadura de escena, a derecha e izquierda respectivamente, se encuentran los palcos privados: el del Presidente de la Nación y el del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se denominan palcos avant scène por ubicarse sobre el foso de la orquesta. Desde ésta perspectiva, ambas líneas de palcos avant scène continúan y se unen en la parte superior en un gran arco llamado arco del proscenio, que favorece la acústica de la sala.
Cada uno de estos palcos tiene capacidad para 20 personas, un recibidor, una sala de estar y dos baños. El palco presidencial posee una salida de emergencia y una línea telefónica directa con la Casa de Gobierno.
Sala
La sala, en forma de herradura, tiene 29,25 metros de diámetro menor, 32,65 metros de diámetro mayor y 28 metros de altura dividida en siete niveles.
La planta está bordeada de palcos hasta el tercer piso. Tiene una capacidad total de 2478 localidades, que llegan a cerca de 3000 con los espectadores de pie.
El diseño de la sala se realizó de acuerdo a la época en que fue construida. Las localidades de Cazuela se ubican en el 4º piso, las de Tertulia en el 5º, las de Galería en el 6º, y las correspondientes a Paraíso en el 7º piso.
A partir de la Tertulia se desarrolla un intercolumnio que continúa la herradura de la planta para sostener la bóveda circular central. En ella está ubicada una magnífica araña de siete metros de diámetro que puede ser descendida para su reparación o limpieza hasta el piso de la platea, mediante un sistema mecánico.
La platea tiene una suave pendiente, y el piso puede levantarse mediante un sistema de ascensores mecánicos. Si se quitan las butacas se puede transformar el recinto en un gran salón.
Los palcos son abiertos, a la usanza francesa, disposición que permite una mayor visibilidad aún desde un segundo plano. En el nivel de la platea se encuentran diez palcos llamados Baignoires, con la particularidad de estar cerrados con rejas de bronce. Eran destinados a los espectadores que guardaban luto o que por alguna otra razón no querían ser vistos por los demás concurrentes. Ya no se usan, y algunos han sido asignados como cabina de sonido para las transmisiones de radio.
Escenario
En el primer piso está ubicado el palco escénico, con una inclinación de tres centímetros por metro. Tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad y 48 metros de altura. Posee un disco de 20,30 metros de diámetro que puede accionarse eléctricamente para girar en cualquier sentido y cambiar rápidamente las escenas.
En 1988, se modernizó la maquinaria escénica en el sector de las parrillas para facilitar el manejo de los decorados y agilizar los cambios de escena. Un circuito cerrado de televisión y un equipo de transmisores portátiles ayuda a coordinar todas las maniobras escénicas.
La boca de escena es una de las más grandes en teatros con forma de herradura. Está cerrada con un telón que se abre hacia los ángulos superiores mediante un mecanismo que puede regular la velocidad de maniobra y permite cierres rápidos o lentos según lo requiera la acción.
En 1992, se incorporó un sistema de subtitulados en español que se proyecta en la parte superior de la boca del escenario.
El foso de la orquesta se encuentra en un nivel más bajo, delante del telón, con capacidad para 120 músicos.
Talleres y otras dependencias
Los talleres se ubican en los tres subsuelos del edificio y se prolongan por debajo de la Avenida 9 de Julio. Estos diferencian al Colón de otros teatros del mundo ya que la mayoría de las puestas en escena, telones, elementos escenográficos, de vestuario y todo lo necesario para una producción completa se construye allí.
La sección Diseño de Producción fue habilitada en 1938 con talleres de Maquinaria, Escenografía, Utilería, Sastrería, Zapatería, Tapicería, Mecánica escénica, Escultura, Fotografía, Maquillaje y Peluquería. Allí se proyectan y diseñan los trabajos que se realizan en los distintos talleres para cada título de la temporada.
También hay talleres de Pintura y Artesanía teatral, Luminotecnia, Efectos especiales electromecánicos, y Grabación y video.
Los decorados, muebles, carruajes y demás elementos elaborados en los talleres, se transportan al escenario por medio de un amplio montacargas que corre desde el último subsuelo hasta el escenario.
Otras dependencias del teatro son los camarines, salas de ensayo y prueba. La Sala 9 de Julio, tiene las mismas medidas del escenario, mientras que la Sala Rotonda, sirve para el ensayo del cuerpo de Baile con su forma circular rodeada de espejos.
Las ampliaciones del arquitecto Álvarez en la década del ’70 incorporaron las oficinas administrativas en el primer subsuelo, bajo la Avenida 9 de Julio.
Biblioteca
Es única en el país, especializada en artes del espectáculo, con un particular énfasis puesto en las artes musicales. Es pública y gratuita, y cuenta con un promedio anual de 9.000 visitantes por año. El acceso se realiza a través del Pasaje de Carruajes, entrando por la calle Viamonte 1168.
Materiales
El hall de entrada está revestido de mármol de Verona y estuco símil mármol. En la ornamentación se utilizó mármol de primera calidad y de distinto origen. La escalinata es de mármol blanco de Carrara y las barandas que la circundan son de mármol de Portugal. A ambos lados del pie de la escalera las barandas terminan en dos cabezas de león talladas a mano en piezas completas. Los basamentos de las escaleras del primer piso están revestidos en mármol negro de origen belga.
El salón de los bustos está tratado, como el hall principal, con basamentos de mármol de donde nacen las columnas y las pilastras con paramentos que imitan el mármol botticino. La cornisa donde se apoyan los bustos está adornada con oro laminado.
Las enormes columnas del Salón Dorado están talladas con profusión de detalles en oro. Los muebles son franceses, con lujoso trabajo de marquetería. Sillones y sillas están tapizados en color rosa pálido.
Los Vitrales fueron incorporados a la decoración desde la aparición del arquitecto Meano a la obra, y realizados por la prestigiosa casa Gaudin de París, en 1907.
En el gran hall forman un conjunto el vitral del centro, y dos vitrales planos sobre los laterales. El primero, en forma de sombrilla octogonal, está enmarcado con un artístico juego de molduras doradas. La luz que se proyecta a través de una elaborada composición multicolor crea un clima acorde con la magnificencia del lugar.
En los cabezales del Salón Dorado hay dos espléndidas realizaciones, de tenues colores, donde se recrean escenas que evocan episodios de la historia y de la poesía de la Grecia clásica. El primero representa a Homero recitando la Ilíada; el segundo, un homenaje de Sapho al dios Apolo.
Las escenas han sido producidas con un gran sentido teatral y están hábilmente dispuestas. Los personajes muestran naturalidad en las poses, sobre fondos arquitectónicos de excelente perspectiva, y la transparencia les otorga un mágico efecto.
En el Salón Blanco, muebles y adornos son de estilo francés. Está totalmente alfombrado en rojo y amueblado con sillones de felpa colorada.
Los palcos privados del Presidente y del Jefe de Gobierno, se destacan del resto por su importante ornamentación. Pilastras y molduras en oro, culminan en dos importantes figuras alegóricas contrapuestas. Pinturas inscriptas en medallones, en tenues gamas de rosa y colorado, representan ángeles que sostienen, en diferentes poses, las notas de la escala musical. Las paredes están tapizadas en seda natural y decoradas a tono con el resto de la sala.
El diseño de la Sala de conciertos fue trabajado artísticamente para que su aspecto visual se valorice por la armonía, el buen gusto de los adornos empleados y la coloración lograda en todos los detalles. En cuanto al color, toda la sala está tratada con el mismo criterio, utilizando tonos cálidos derivados del rojo y del dorado. La alfombra y el tapizado de las butacas son de terciopelo “sangre de dragón”. Espesos cortinados de terciopelo colorado cubren las entradas y armonizan con los de los palcos, trabajados en seda natural francesa, de un tono rosado, bordados en la parte exterior y forrados en amarillo oro. El telón que cubre la boca del escenario es de felpa roja bordada en los dos metros inferiores. Todos los pisos están iluminados con artísticos brazos de bronce bruñido y tulipas que forman ramos. Esta cálida luz dorada destaca el resto de la decoración y crea un clima de agradable intimidad.
Las pinturas originales de la cúpula de la Sala eran de Marcel Jambon pero problemas de humedad las deterioraron en los años ’30, después de un baile de carnaval. En 1966, el artista argentino Raúl Soldi se encargó de pintarla nuevamente, representando la vida teatral en diferentes aspectos: bailarines, cantantes de ópera, actores de la Comedia del Arte, músicos e instrumentos musicales. Soldi no trabajó directamente sobre el muro, sino que lo hizo sobre tela recortada en paños que posteriormente se fijaron sobre la cúpula, cubriendo 318 metros cuadrados con suaves tonalidades y transparencias. En homenaje a Jambon, el pintor utilizó un trozo del paño decorado originalmente.
Bajo la cúpula se encuentra la araña central de siete metros de diámetro, construida en Francia a fines del siglo XIX. Está hecha de bronce bruñido y fue rodeada con 700 bombitas eléctricas.
Acústica
Para un teatro lírico, la calidad acústica es su mayor virtud. Obtenerla, ha sido fruto de la maestría arquitectónica y conocimiento científico aplicado, logrando llevar el sonido hacia el espectador en cualquier lugar del recinto.
La calidad de su acústica se debe a la cámara de resonancia y a las curvas especiales de reflexión del sonido, sumados a las proporciones arquitectónicas de la sala y la calidad de los materiales.
La forma de herradura que tiene la sala crea una caja acústica adecuada; el arco del proscenio, formado por el techo sobre el foso de la orquesta, y los amplios laterales donde se encuentran las filas de los palcos avant scène, proyecta mejor el sonido. Curiosamente, tanto el trazado del cielo raso, en forma de cúpula como las enormes dimensiones de la sala no han afectado su excelencia. La calidad y la disposición de los materiales estructurales, los revestimientos y los decorados contribuyen favorablemente.
La distribución de la yesera, de las maderas, de la tapicería, de los cortinados y de las alfombras mantienen una acabada armonía para que el tiempo de reverberación a quinientos y a mil ciclos por segundo pueda considerarse óptimo, ya que alcanza 1,8 segundos para conciertos y de 1,7 para representaciones de ópera.
A pesar que hoy existen métodos de cálculo para prever los resultados de un diseño, existen imponderables que pueden definir los resultados.
La excelencia de su acústica ha sido objeto de reconocimiento internacional en repetidas oportunidades. En junio del año 2000, un informe elaborado por Leo L. Beranek y miembros del Instituto Takenaka de Japón basado en una metódica evaluación de parámetros, concluyó afirmando que, entre los 23 mejores teatros de ópera de Europa, Japón y América, el Teatro Colón de Buenos Aires es el que posee la mejor calidad acústica del mundo para hacer y escuchar ópera.