Women’s Opportunity Center en Rwanda
Introducción
Rwanda es uno de los países más pequeños y densamente poblados de África, sumido en la pobreza y el miedo desde el genocidio de 1994 donde más de un millar de personas fueron asesinadas. Desde entonces son muchas las organizaciones internacionales que han intentado echar una mano al pequeño país para que pueda salir adelante. Estos esfuerzos suelen llegar a ver la luz ya que sorprendentemente el gobierno de Rwanda se encuentra libre de corrupción en su mayor parte y suele mostrarse favorable al a recepción de cualquier tipo de ayuda.
En 2009 la asociación Women for Women International, encargada de llevar a cabo labores humanitarias que ayuden a las mujeres de países pobres, donde sólo el hecho de ser mujer supone una de las mayores barreras imaginables, a salir adelante por sus propios medios, recibió un solar de dos hectareas por parte del gobierno de Rwanda con el encargo de construir un centro de ayuda y apoyo para este colectivo. La asociación se puso en contacto con el estudio de arquitectura Sharon Davis con base en Nueva York, quienes decidieron hacerse cargo del proyecto pro bono invirtiendo prácticamente cuatro años tanto en el diseño del proyecto como en la supervisión de su construcción.
El centro debía convertirse, y así lo ha hecho, en un complejo prácticamente autosuficiente donde las mujeres pudiesen aprender de temas tan diversos como la higiene hasta técnicas para mejorar la producción de sus tierras o como desarrollar un plan de negocio para su economía local.
En este sentido el proyecto ha sido un éxito desde el primer momento, involucrando a sus futuras usuarias en la propia construcción, inculcándoles el conocimiento necesario para que no sólo puedan hacerse cargo del mantenimiento del centro sino para que puedan colaborar en la creación de otros parecidos en un futuro.
Incluso los casi medio millón de ladrillos utilizados para la construcción fueron fabricados por las mujeres de la zona quienes ahora cuentan con una fuente adicional de ingresos al haber seguido produciendo estos ladrillos y vendérselos a los constructores de la zona.
Situación
El proyecto se sitúa en la localidad e Kayonza, a unos 100 kilómetros al este de la capital del país, Kigali, aproximadamente a una hora de viaje en coche.
El terreno cedido por el gobierno para la realización del proyecto tiene una extensión de dos hectáreas con una topografía en ligero desnivel.
Concepto
A nivel organizativo del masterplan el proyecto se inspira en tipología de un campamento o poblado indígena clásico de la zona, con una plaza central alrededor de la cual se organizan una serie de pabellones donde se llevan a cabo las distintas actividades. Esta disposición ayuda al proyecto a “apropiarse” de una superficie mayor aun manteniendo una huella construida relativamente pequeña a la vez que proporciona una mayor sensación de seguridad a sus habitantes, quienes pueden observar prácticamente todos los rincones del poblado en todo momento detectando a cualquier intruso o cualquier problema que otro miembro de la comunidad pueda tener.
El proyecto literalmente actúa como un pequeño poblado y es prácticamente autosuficiente al contar no sólo con aulas donde educar sino también con terrenos de cultivo, una pequeña granja y un mercado a través del cual las mujeres pueden vender los bienes que producen al resto de la comunidad.
A nivel de las aulas, que son los elementos compositivos principales del proyecto, la forma estas se inspiran en la reconstrucción del palacio del rey situada en otra población más al sur. Cada aula está formada por dos elementos principales, un muro de ladrillo de geometría en espiral y una cubierta metálica separada del mencionado muro.
La forma del muro favorece la forma de enseñanza de la zona donde un grupo de entre 20 a 25 personas se colocan alrededor del profesor o miembro de la comunidad que se disponga a transmitir el conocimiento, ya se trate de un conocimiento técnico o una simple historia o leyenda abundantes en la cultura de la zona. La forma del muro también favorece la privacidad sin necesidad de colocar cerramientos, y en algunas zonas los ladrillos se colocaron de forma intercalada para permitir la entrada de luz natural sin realizar grandes aberturas que pudiesen suponer una distracción o un problema de privacidad.
El techo metálico también es de forma circular con una pendiente a dos aguas que permite la recolección de las aguas pluviales que posteriormente se almacenan en depósitos subterráneos para mantenerla fresca. Toda la estructura que soporta la cubierta se encuentra separada del muro que le da forma al espacio interior, lo cual no sólo permite una mayor entrada de luz natural sino que a su vez ayuda a mantener una temperatura agradable en el interior al permitir la circulación de aire por debajo de sí misma.
Autosuficiencia
Para garantizar el éxito del proyecto a largo plazo este debía ser lo más autosuficiente posible. Para lograrlo los arquitectos se centraron en aprovechar y optimizar aquellos recursos que son más preciados en la zona, en este caso el agua y los fertilizantes.
Para ahorrar agua todas las cubiertas actúan a modo de recolectores enviando el agua recolectada a unos depósitos situados bajo tierra para mantenerla fresca y protegerla de la luz. Más adelante esta agua se filtra gracias a unos filtros que funcionan a base de energía solar y el agua es vendida como agua potable al resto de la comunidad una vez abastecidas las propias mujeres del centro.
El tema de los fertilizantes se abordó instalando una serie de baños inteligentes que son capaces de separar aquellos fertilizantes que se encuentran en los excrementos humanos y que pueden ser buenos para los cultivos de aquellos que no lo son. Una vez más estos fertilizantes son vendidos a la comunidad una vez abastecidos los cultivos de las propias mujeres del centro.
Espacios
El pequeño poblado cuenta con todos los espacios necesarios para el desarrollo de sus actividades. La plaza se perfila como el punto central del proyecto, rodeada por las distintas aulas que son las que le han dado “imagen” al conjunto, pero en el terreno ocupa el Women’s Oportunity Center también podemos encontrar una pequeña granja, dormitorios, apartamentos de invitados, oficinas para la administración, cocina y un mercado.
Estructura
Centrándonos en la construcción de las aulas la estructura que da soporte al a cubierta es completamente metálica, formada a base de vigas trianguladas para darle robustez. Sobre esta estructura se coloca una chapa corrugada, también metálica
Los muros de ladrillo cumplen la función de fachada, dividiendo el espacio interior del exterior, aunque no cumplen ninguna función portante ya que al estar fabricados a mano los ingenieros del proyecto dudaron de su resistencia, aunque más adelante se demostró que estos ladrillos son mucho más resistentes de lo esperado y probablemente pudiesen aguantar incluso movimientos sísmicos si los hubiese.
Materiales
La voluntad del estudio Sharon Davis fue la de utilizar materiales locales a lo largo de todo el proyecto, de ahí que optasen por los ladrillos de barro y el metal corrugado como principales materiales para la construcción.
Los ladrillos fueron realizados in situ bajo la supervisión de los ingenieros con arcillas del lugar, agua y los moldes que les dan la forma adecuada para ser aptos para la construcción, mientras que la chapa corrugada es un material fácil de conseguir en Rwanda.