Garaje en Temple Street
Introducción
El Garaje de Temple St es una de las más importantes obras de Paul Rudolph. Sus impresionantes y alargados arcos de hormigón le otorgaron una cualidad antigua y rítmica que algunos observadores asocian con las estructuras romanas.
A partir de 1954, New Haven se transformó por completo para crear lo que se llamó una «ciudad modelo». El estacionamiento fue parte vital de ese programa, formando parte de un complejo mayor que comprendía un centro comercial, un hotel y un complejo de oficinas llamado Church Street Redevelopment, cuya intención era atraer nuevamente la vida comercial al centro de la ciudad dividida por las nuevas vías de circulación. Su carácter escultórico estaba destinado a transmitir una sensación de modernidad y movilidad.
Por otra parte, el edificio fue el primer proyecto de Rudolph realizado completamente en hormigón visto vertido in situ. Es una muestra de la habilidad del arquitecto para manejar la plasticidad de los materiales, siendo un ejemplo las paredes suaves y orgánicas, que contrastan notablemente con las aristas duras y rígidas de los edificios circundantes, además de otro signo distintivo como es su horizontalidad.
Ubicación
El garaje es parte de un proyecto más grande, el Chapel Square Renewal, que ocupa un área de tres manzanas sobre Temple St., entre Crown St y Frontage St, en el corazón del centro de New Haven, Connecticut, Estados Unidos. El garaje se conecta con un centro comercial, unos grandes almacenes y un hotel, todos en el mismo complejo.
La calle Temple, a estas altura, fue construida con una audaz escala, que recuerda más una autopista que una calle urbana. Estas situaciones sumadas a las enormes proporciones de estacionamiento crean un paisaje muy particular en esta zona de la ciudad.
Concepto
El proyecto refleja la emoción de la era del automóvil, una megaestructura que ocupa 2 manzanas con una longitud de aproximadamente 231,65m cuya función fue servir a los nuevos establecimientos minoristas construidos a lo largo de Church St., en particular los grandes almacenes Macy’s y Malley´s y el centro comercial Chapel Square.
Rudolph concibió el garaje como una extensión de las nuevas carreteras y como una expresión del movimiento del automóvil, cuyo papel en la ciudad discutió a menudo: «… la mayoría de los estacionamientos parecen edificios de oficinas con vidrio. Yo quise que este proyecto mostrara que pertenece al automóvil y su movimiento, … un sistema de puentes sobre grandes espacios abiertos …». El estacionamiento de la calle Temple fue construido como un puente sobre una calle para formar una estructura de entrada y el hormigón se modeló en escultóricas formas curvas libres que dan expresión al sentido del movimiento implícito en la libertad del automóvil. La sensación de moverse directamente desde la moderna carretera y subir por las rampas que fluyen hacia los recovecos en forma de cueva de los niveles de estacionamiento les dio a los visitantes una experiencia espacial atemporal similar a entrar en unas ruinas romanas o en cuevas naturales.
«Cuando se estaba construyendo el estacionamiento de New Haven, el resto de los edificios en las calles adyacentes aún no estaban definidos. Deberían haber sido diseñados para dominar el estacionamiento … El estacionamiento es un fenómeno peculiar del siglo XX. El de New Haven proviene del diseño de las vías transversales. La mayoría de los estacionamientos son simplemente estructuras esqueléticas que no tienen paredes. Son estructuras de edificios de oficinas con el vidrio omitido. Quería hacer un edificio que dijera que se ocupaba de automóviles y movimiento. Quería que no quedara ninguna duda de que este es un estacionamiento «. Cook, John Wesley. Conversación con Arquitectos : Philip Johnson, Kevin Roche, Paul Rudolph, Bertrand Goldberg, Morris Lapidus, Louis Kahn, Charles Moore, Robert Venturi & Denise Scott Brown. New York: Praeger, 1973.
Espacios
Después de algunos intercambios de opiniones entre Rudolph y el alcalde de New Haven, el arquitecto desarrolló el diseño en sólo 10 días y el proyecto para el estacionamiento, espacio para oficinas para los responsables del mismo y una hilera de tiendas a nivel de calle fue desarrollado para la ciudad por consultores de parkings y economía.
El plan de Rudolph fue aceptado inmediatamente por el alcalde y el presidente de la autoridad de estacionamiento. Sin embargo, completar el garaje fue un proceso largo y complicado por dos años y medio de retrasos que van desde las inundaciones del sitio durante la excavación a las revisiones frecuentes realizadas a los planos constructivos.
El arquitecto sostuvo que en un principio había considerado hacer un garaje-puente con 518m de largo que uniría las partes de la ciudad que las nuevas carreteras habían separado y a la vez oficiara de monumental entrada a la ciudad. Aunque éste no se llegó a realizar, el proyecto construido es una inmensa estructura con media manzana de ancho y dos de largo, con 6 niveles para estacionamiento, 2 de ellos subterráneos. Los niveles de aparcamiento, alternados a niveles con altura de medio piso, salen a las rampas que se ubican en el eje del edificio.
En el extremo norte de la planta baja se puede ver el escaparate con paneles de vidrio y marcos metálicos de las tiendas. Sobre el lado este el garaje tiene acceso directo a las mismas.
Estructura
La estructura de 6 plantas que compone el estacionamiento, con capacidad para casi 2000 automóviles, fue construida en hormigón armado vertido en situ, una expresión brutalista del movimiento moderno.
Las losas de las plantas están soportadas por hileras de pilares dobles de hormigón reforzado regularmente separadas. Estos pilares en la parte superior de las anchas aberturas entre los apoyos están retranqueados con respecto a los parapetos y su superficie es igual a la de las dobles columnas en forma de T. Los carriles están hechos del mismo material y están unidos a las cubiertas.
Cada elemento en el edificio fue calibrado para producir efectos expresivos de luz, sombra y movimiento. Rudolph extendió las bandejas horizontales del garaje más allá de sus columnas de soporte para que proyectaran sombras horizontales en toda la longitud del edificio. Las columnas combinadas emiten contrastes de verticalidad. Los parapetos unidos a los bordes de las bandejas alternan entre longitudes cortas y largas para marcar las bahías y proyectar más sombras, formando otra serie de ritmos a lo largo de la fachada. Para sugerir aún más el movimiento, se unieron las columnas con arcos parabólicos alargados, como los del estilo art nouveau, dotando al edificio con una sensación mayor de dinamismo a la que podría haberse conseguido con un típico arco redondo.
Materiales
Para su construcción fueron necesarias 38.228 metros cúbicos de hormigón y 5.000 toneladas de acero reforzado.
La utilización de hormigón vertido en el lugar fue esencial para el logro de las formas expresivas y monumentales del edificio. Se utilizó para las losas, parapetos, columnas y arcos, mientras que la técnica de prefabricados se empleó únicamente para las vigas del techo. Las estrías de los bordes del encofrado, visibles en el hormigón, combinan estructura y decoración, haciendo más impactantes y expresivas las enormes formas esculturales. Rudolph supervisó personalmente el montaje del encofrado cuya precisión dio lugar a esas magistrales y plásticas formas logradas con el hormigón, de gran potencia, con bordes bien definidos y muy pocos defectos.
Al comienzo de la construcción el arquitecto se sintió frustrado por las demoras ocasionadas por la empresa constructora, pero ésta trajo a especialistas en la construcción de barcos para realizar el encofrado curvo que se asemejó al casco de un barco y de ese modo se pudo seguir a buen ritmo con el proyecto. Las ásperas estrías que quedaron en el hormigón cuando fueron retiradas las maderas del encofrado resaltaban aún más la titánica fuerza de la construcción del forjado para los arcos y columnas. En el pasado, estas marcas hubiesen sido lijadas o cubiertas con una capa de yeso o mampostería, pero Rudolph que había conocido el trabajo de Le Corbusier en el Palacio de la Asamblea en Chandigarh, India, apreciaba la textura que le daban a la superficie del edificio.