Casa González Luna
Introducción
En 1929 el joven arquitecto Luis Barragán recibe el encargo de realizar una casa en las afueras de Guadalajara para un importante miembro de la sociedad local, Efraín González Luna, ideólogo, político e intelectual que conjuntamente con su familia la habitó hasta la fecha de su muerte en 1964.
El proyecto presentado por Barragán responde a las características que le acompañarían en sus trabajos, mezcla de arquitectura y arte, donde el manejo de la luz y los espacios cerrados juegan con el color, la intimidad y los materiales típicos de la región, esto último enfatizado por una época en que se ensalzaba y defendía en México lo autóctono, el «regionalismo». Su composición atípica dentro del entorno de las “Colonias de Guadalajara” y su peculiar construcción la han convertido en un hito arquitectónico del siglo XX.
Ampliación
A finales de 1930 el dueño de casa contrató al arquitecto Ignacio Díaz Morales para realizar una ampliación en la vivienda. Sobre su lado sur se agregó, en la planta baja, un ala con tres habitaciones, una de ellas destinada a sala de música, las otras dos a dormitorios, también se agregó un baño.
En la planta superior se realizó un anexo para ampliar la biblioteca ya existente.
Restauración
En 2001, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), adquiere y restaura la casa, estableciendo su sede en el lugar con la intención de preservar la construcción de Barragán que ha sido declarada Monumento Artístico por la Secretaría de Educación Pública de México, además de recibir el reconocimiento otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Secretaría de Cultura de Jalisco como Inmueble de Valor Artístico Relevante. A partir de ese momento la casa pasa a llamarse Casa ITESO Clavigero, en honor al jesuita Francisco Xavier Clavigero, estudioso de la filosofía moderna y el trabajo con los indígenas.
Situación
En lo que era la periferia de la ciudad de Guadalajara, México, la casa fue levantada en una parcela de 1750m2 sobre la calle del Bosque 2083, posteriormente llamada Calle José Guadalupe Zuno, limitando con dos parcelas en su lado este y oeste y con la Av. Del Bosque en la fachada norte y la Calle Sur en el lado opuesto.
Las dos secciones de terreno que dan a las calles se van estrechando a medida que se acercan al límite, situación aprovechada por Barragán que crea dos accesos diferentes a la vivienda, el principal en el lado norte, sobre la Avenida, con acceso para peatones y coches y sobre la fachada sur, un acceso secundario. En ambas entradas a la propiedad hay que atravesar un jardín antes de alcanzar la vivienda.
Concepto
Entre los años 1920-1940 México atravesaba una etapa arquitectónica que pretendía alejarse de los modelos europeizados de construcción, principalmente francesa, para recuperar los modelos locales. Este movimiento conocido como “regionalismo” se manifestó con influencias arábigas mezcladas con formas indígenas y persas, pero no pasó de ser un movimiento efímero que apenas duró 20 años, hasta que Le Corbusier revolucionó al mundo con su nuevo concepto de arquitectura.
Dentro de esta época Luis Barragán proyecta la casa González Luna, con rasgos característicos de la arquitectura regional, arcadas y muros robustos y limpios, pero a su vez con un nuevo enfoque, una volumetría no vista hasta ese momento en la arquitectura mexicana. Barragán recurre al espacio dedicado al jardín para crear un universo a escala humana, cuyos sonidos armoniosos, resultado del follaje combinado con el uso de fuentes, representen un todo, un alejarse del ruido de la calle y encontrar la calma en el recorrido hacia el hogar.
Espacios
La casa original se distribuye en dos niveles, la planta baja donde se desarrollan las funciones de vida y la planta alta donde se ubica la gran biblioteca de González Luna y el oratorio, ambos rodeados por una gran terraza que corresponde a la cubierta de la planta baja. La casa comparte con el jardín la generosidad de los espacios.
Con la ampliación realizada por Díaz Morales se agregan en planta baja una sala de música y dos dormitorios y en el nivel superior se amplía la biblioteca y la terraza.
Exterior
Acceso norte
Los accesos a la finca se pueden realizar por la fachada norte, más amplia y con acceso de automóviles o por la fachada sur, únicamente para peatones. El acceso norte se ubica sobre el lado derecho del enrejado de la finca, la cual también se aleja de los límites en sus laterales creando por el lado oeste un largo camino de coches que conduce al garaje ubicado bajo la zona de servicios, por el este se aleja del límites mediante un jardín.
Al comienzo del camino para coches, sobre la izquierda, una superficie pavimentada un poco más elevada que el nivel de la calle actúa como espacio intermedio entre la vida pública del jardín y la privada que comienza en el porche, posibilitando el acceso a la zona social, o a la zona de servicios que tiene su acceso independiente.
Acceso sur
El acceso sur se realiza a través de una pequeña puerta, esta vez abierta sobre un muro. En ambos casos un cuidado jardín con secuencia de espacios separa la casa del límite de la propiedad. En su fachada sur, el volumen principal de la casa se ve aumentado por la presencia de un porche elevado al que se accede por unos pocos peldaños y un patio de servicio, formando entre ellos un recinto cuadrado.
Interior
Planta baja
La construcción sigue un eje longitudinal que distribuye los espacios desde la entrada principal hasta la secundaria, cruzando el patio y el porche hasta perderse en la fuente posterior. Los porches de la casa están semicerrados con arcos de medio punto.
Desde la entrada norte, después de atravesar el porche, un pequeño vestíbulo da acceso a una sala de estar y a lo largo del marcado eje se distribuyen hacia la izquierda y con vista al jardín los dormitorios que se comunican entre sí facilitando el uso del espacio. Hacia el oeste el comedor, la cocina y la zona de servicios con acceso al patio posterior.
El bloque añadido por Díaz Morales genera un eje secundario y transversal en la zona sur de la vivienda, creando un nuevo corredor sobre el que se distribuyen los nuevos espacios, teniendo en cuenta las proporciones del ya existente con el que forma una “L”.
Planta alta
En la planta superior el eje longitudinal está marcado por la pérgola que sombrea la biblioteca y sirve de conector entre el interior y el exterior. En este nivel Barragán ubicó la biblioteca y el oratorio. Díaz Morales amplió las habitaciones y la terraza pero a su vez obstruyó con el nuevo bloque añadido parte de la vista que permitía la pérgola.
La conexión interior entre los dos niveles se realiza mediante una escalera colocada en el ángulo noroeste, es el eje vertical de la casa y el volumen más alto, ya que los muros que la rodeada forman la torre que se aprecia desde el acceso principal. Exteriormente se ha yuxtapuesto sobre la fachada principal otra escalera que permite un acceso independiente a la planta superior.
Las dos plantas están formadas por bloques escalonados creados a partir de las diferentes alturas de la casa, como los muros de la sala de estar de la planta baja que se retraen siguiendo el trazado de la biblioteca que tienen encima o el techo más bajo del baño y el WC de la planta superior, espacios de menor altura para permitir la creación de altas ventanas en la sala de estar. La zona de servicios se eleva para dar cabida al garaje.
Los gruesos muros de carga están perforados por ventanas de formatos diferentes, cuadradas en la torre de la escalera, rectangulares en la sala de estar, estas últimas sin vistas sirviendo sólo para dejar entrar la luz al encontrarse en la parte alta del muro, una claraboya en el corredor, ventanas de celosía, otras semicirculares, todas combinadas para que la luz penetre de forma diferente según los ambientes.
Materiales
Para construir la sólida Casa González Luna Barragán recurrió al uso de materiales de la zona, paredes de adobe, piedra, suelos de mosaico o madera oscura, pinturas de cal y “ladrillo perón” muy utilizado en los exteriores por su dureza. Barragán juega con la luz, el espacio, el viento y el agua, elementos que caracterizarán todo su trabajo arquitectónico.
Los muros fueron pintados en colores neutros, reservando el uso de colores para los detalles, como los remates de los muros, los bancos o las barandillas.
El techo se cubrió con tejas, las puertas se realizaron en madera oscura, maciza la de la entrada principal con plafones y apliques metálicos y con franjas translúcidas la que sale al patio trasero. La pérgola de la terraza superior se construyó con listones de madera perfilados que apoyan sobre columnas de mampostería.
Los suelos fueron cubiertos con diferentes tipos de cerámicas, decoradas en algunas ocasiones y de un solo color en los interiores.
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