Arquitecto reforma
Antemio de Tralles, Isidoro de Mileto
Año de Construcción
415
Reformado en
532-537
Ubicación
Estambul, Turquía

Introducción

Desde la Edad de Oro de Bizancio, esta mezquita que en un tiempo fue un templo católico, es uno de los más extraordinarios edificios dentro de la historia de la arquitectura. Desempeñó un papel importantísimo tanto arquitectónica como litúrgicamente en la confesión Ortodoxa Oriental, en el Imperio Bizantino y, más tarde, como mezquita durante el Imperio Otomano.

Historia

La primera iglesia, levantada en Constantinopla, fue llamada Magalé Ecclesia, una palabra griega que significa La Gran Iglesia, fue planificada por Constantino el Grande cuando tomó la decisión de hacer del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano. Comenzó en el año 325 y continuó hasta el 360, debiendo ser terminada por su hijo Constantino II. No queda ninguna constancia de esta primera construcción, aunque probablemente fuera una basílica con techo de madera y paredes de piedra que sirvió como Iglesia Imperial hasta el año 404. Durante el siglo V esta primera iglesia se quemó y fue en el año 415 cuando Theodosius II reedificó la iglesia y la convirtió en basílica, el arquitecto de esta segunda iglesia era Ruffino, aunque esta segunda iglesia también fue efímera pues se quemó durante la insurrección de Nikita en el año 532. Las huellas de esta segunda construcción se pueden apreciar en el exterior de la pared occidental de la iglesia actual.

Dibujo de la primera iglesia

Durante el imperio de Justiniano su reconstrucción fue nuevamente comenzada, 532, y para ello el emperador recurrió a dos arquitectos de tradición griega, Antemio de Tralles como autor teórico del proyecto e Isidoro de Mileto, encargado de llevarlo a término. Se reabrió en el año 537.

Su esplendor es debido, en parte, al haber sido levantada junto al palacio del emperador Justiniano. Se concibe como la gran iglesia del emperador y contiene todos los elementos de la magnificencia cortesana a la vez que unifica todas las tradiciones arquitectónicas de la Antigüedad: la tradición oriental de la arquitectura mesopotámica, persa y siria, se funde con las tradiciones constructivas griegas, romanas y paleocristianas, además de las adiciones musulmanas. A su vez, Santa Sofía va a ejercer una gran influencia en la arquitectura posterior del Románico y del Renacimiento.

En el año 568 Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, fue el encargado de reconstruir la cúpula, castigada por los terremotos de los años 553 y 557 y definitivamente destruida por el del año 558. A finales del siglo XVI hubo otros desperfectos menores, obligando a nuevas obras.

Conversión en Mezquita

En 1453 Constantinopla fue tomada por los turcos y la iglesia Santa Sofía convertida en mezquita. A consecuencia de ello se levantaron los minaretes exteriores, se transformó la decoración interior agregando los cuatro emblemas circulares en las esquinas de la planta, los primitivos mosaicos se vieron afectados perdiendo el esplendor original y se reorientó el templo, que alteró el eje longitudinal original de la planta ya que el ábside de la iglesia quedó relegado a segundo plano.

 

Al principio los turcos preservaron los frescos y las figuras de mosaicos de los santos cristianos que adornaban las paredes, pero en el decimosexto siglo, éstos fueron cubiertos totalmente con yeso ya que el código islámico prohíbe la representación figural.

Otros cambios fueron realizados durante este período, según los estándares arquitectónicos islámicos:

  • El sultán Mehmed II “el Conqueror” mandó construir un altar, mihrap, en la parte este puesto que el ábside debía estar en dirección a la Mecca. También se construyó el minarete de ladrillo en la esquina suroriental del edificio.
  • En 1484-1512, el sultán Bayezid agregó otro minarete en la esquina nordeste.
  • El sultán Murad III encargó al arquitecto turco Sinan, 1535-1574, la construcción de los dos minaretes frontales de la iglesia e hizo traer urnas de la mezquita de Bergama, del período helenístico.
  • Durante el reinado de Murad IV se agregaron el púlpito y el banco del predicador
  • En 1739, el sultán Mahmud mandó construir una biblioteca y una escuela primaria en la parte sur del edificio.

Museo

Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la república laica de Turquía, convirtió en el año 1935 la iglesia Santa Sofía en museo, tras una importante restauración.

Situación

El Museo Santa Sofía se encuentra en Sultanahmed, en el corazón del barrio histórico de Estambul, Turquía. El edificio, orientado hacia el este, se enfrenta con la Mezquita Azul y por una de las calles laterales con la Yerebatan Cistern. El Topkapi Palace está a unos pocos metros.

Concepto

Hagia Sphia debe su nombre a la palabra “Hagia” que en griego significa divina y “Sophia”, sabiduría. “Divina Sabiduría” es uno de los atributos de Jesucristo y esta iglesia estaba dedicada a dicho atributo. En Santa Sofía se funde la lógica de la teología griega, la escala ambiciosa de Roma, la tradición del abovedamiento del cercano Oriente y el misticismo del Cristianismo Oriental, creando un monumento que rememora toda la tradición de la antigüedad y la afirmación positiva del triunfo de la fe del Cristianismo.

Esta basílica encierra un concepto simbólico del espacio, Panteón, la Iglesia como reino de Dios y la cúpula como Universo.

Descripción

Atrio de entrada

A la entrada de Santa Sofía y encima de la puerta principal se encuentra el más famoso de los mosaicos bizantinos, el Cristo Pantocrátor. En este edificio podemos contemplar casi sin dudarlo los mejores mosaicos del periodo bizantino, los que sirvieron de modelo y referencia para todo el arte ortodoxo posterior. Entre ellos el de la Virgen y el Niño en la segunda planta, el de la emperatriz Zoe, del Emperador Juan II Comneno, el mosaico de la Déesis, situado en el luneto de la Puerta Imperial, y muchos otros en bastante buen estado de conservación.

Santa Sofía es una construcción básicamente de ladrillo, solamente la cimentación y los ocho soportes que conforman los contrafuertes iniciales se construyeron mediante grandes sillares de piedra caliza. Además de las imponentes columnas con sus basas y capiteles, otros elementos pétreos están presentes en la construcción, como las enormes losas que constituyen las cornisas donde los mármoles tienen un espesor de 60 centímetros y una longitud de 6 metros, se trata de mármol procconésio, el mismo que conforma el pavimento.

Planta

La planta, un rectángulo con 70 metros de ancho y 75 de largo, ubicado dentro de un cuadrado, que está orientada hacia Jerusalén, orientación este, unifica la tradición occidental, planta central y tres naves, con la oriental, planta centralizada, inscrita en una planta de cruz griega y centralizando la concepción espacial del edificio mediante una gran cúpula. En este sentido resulta determinante el estudio de planificación y contrarrestos de la cúpula, porque ésta contribuye a remarcar el eje longitudinal y a la vez el concepto de centralización.

Nave central

 

Sobre las naves laterales que están divididas en dos pisos se disponen, en el piso de arriba, el “matronium”, abierto al espacio central mediante columnas con capiteles vegetales trabajados en trépano, pilares y arcos de medio punto que se alternan y repiten rítmicamente en el piso inferior.

Los capiteles «albarda» son capiteles corintios de hojas planas y trabajadas al trépano buscando el claroscuro, y con grandes cimacios encima para realzar y sobreelevar el apoyo de los arcos.

Cúpula

Gravado de la cúpula

La cúpula descansa sobre dos grandes medias cúpulas o exedras, una en la cabecera, hacia el este, y la otra en el lado opuesto, hacia el oeste. A su vez estas dos exedras descansan sobre otras dos más pequeñas y abiertas en los ángulos que logran remarcar el eje longitudinal, determinado por el nártex a la entrada, la primera exedra que cubre el primer tramo, la cúpula que cubre el tramo central, la otra exedra y el ábside en la cabecera. De este modo se configura una concepción ovalada de la planta, más móvil, y también se refuerza el sentido de centralización dadas las dimensiones de la cúpula y el efecto centralizador que crea la centralización de la luz.

Espacios

Atrio

 

La basílica está precedida por un atrio, el lado este era utilizado como pórtico de entrada, exonártex, característico en las iglesias cristianas primitivas y bizantinas y siguiendo el eje se sitúa el endonártex.

Se trata de una gran cámara recubierta con finos paneles de mármol. La entrada imperial, en el centro del atrio, está protegida por una gran puerta de bronce en cuyo ápice la imagen una paloma sale del Evangelio de San Juan, abierto en el capítulo X, en el que se lee “Nuestro Señor dijo: Yo soy la puerta del Cordero”. Encima, se encuentra un mosaico, probablemente inspirado en un sermón del emperador León VI, donde aparece el emperador postrado ante Cristo y flanqueado por medallones de la Virgen y el arcángel San Gabriel. Se cree que fue donado por León VI en el año 920, como señal de arrepentimiento por su cuarto matrimonio, prohibido, que provocó que el patriarca impidiera la entrada al emperador por esta misma puerta.

Basílica

Interior

Planta

Interiormente está dividida en tres naves, la central de doble anchura y las laterales que se abren a través de gruesos pilares horadados. Los capiteles tallados son de un claro diseño bizantino, con motivos de lacería de hojas de vid y follaje

La cara exterior de las galerías continúa el juego de luces y sombras con incrustaciones de nácar y ébano. El efecto de la luz y sus reflejos crean en el interior del templo, etéreo y diáfano, una irisación dorada que contrasta con el exterior cerrado y macizo y que en ocasiones interfiere visualmente en la percepción del espacio, en la pérdida de sus límites.

La luz, en el interior de Santa Sofía, proviene de las numerosas ventanas que hay en la base de la cúpula y que son posibles gracias al sistema de soportes que la dejan libre de pesos y de los vanos abiertos en las exedras mayores y menores de los muros, que originalmente y en algunos casos estaban cerrados con cristaleras de colores.

El techo está todavía cubierto, en gran parte, con mosaicos de oro que datan del siglo VI. Está decorado con cruces y los detalles estructurales quedan resaltados por cenefas vegetales y geométricas.

Exterior

El exterior es cerrado y macizo, con volúmenes escalonados que caen desde la cúpula central hacia las exedras mayores, a las menores y, finalmente, a las capillas del nivel inferior. Un carácter más pesado adquieren los contrafuertes exteriores que reciben los empujes transversales de los arcos internos

 

Mauseoleos

Distribución de los Mausoleos

Casi desde sus comienzos Santa Sofía se convirtió en necrópolis imperial, conteniendo los restos de la mayor parte de los emperadores, distribuidos en dos mausoleos exteriores, uno al norte y otro al sur del ábside, el de Constantino y el de Justiniano.

Alrededor de la iglesia se encontraban pórticos suntuosos, «los stoai», a lo largo de los cuales se disponían los sarcófagos aislados de algunos basileis. A parecer, todos los sarcófagos eran de mármol, completamente recubiertos de ornamentos deslumbrantes en plata y piedras preciosas que durante la Cuarta Cruzada fueron saqueadas y lo que quedó fue arrasado por los derviches tras la caída de Constantinopla en 1453.

Estructura

Cubiertas

Se trata de una construcción totalmente abovedada, creándose tensión entre el eje longitudinal y el eje vertical de la cúpula, que centraliza el espacio.

El abovedamiento parte de la cúpula semisférica central, levantada sobre pechinas, arcos torales y pilares angulares hacia el este y al oeste se desarrollan dos semi cúpulas cuyas presiones son recogidas por otras dos medias cúpulas. Este sistema de cúpulas en expansión forma la estructura de la nave central y traslada los empujes desde la cúpula central hacia los gruesos muros laterales, reforzados con contrafuertes que reciben las presiones laterales, en sentido norte-sur.

Módulo estructural

Cúpula

La cúpula es la gran protagonista de la estructura constructiva y del efecto conseguido.

Impresionante por sus dimensiones, 31 metros de diámetro y 56 de altura. La cúpula gallonada se articula con cuarenta nervios y cuarenta plementos (elementos curvos) que se apoyan sobre cuatro pechinas. Carece de tambor gracias al peculiar sistema de soportes.

El peso de la cúpula se reparte en un sistema concatenado y encadenado, a través de las exedras, afianzándose por medio de los soportes estáticos que representan los cuatro grandes pilares centrales y que a su vez, transmiten el peso de la cubierta por medio de arcos transversales a los contrafuertes exteriores, también de considerables dimensiones y tremenda apariencia.
Así, los recursos de contrarresto de las presiones ejercidas por la cúpula central son el juego de medias cúpulas, las bóvedas de arista de las naves laterales, los pilares angulares, los gruesos muros laterales y los contrafuertes o estribos exteriores, además de la utilización de material ligero (cerámica) que permite reducir el peso de las cúpulas.

Alzado

En alzado se dispone en la cúpula semiesférica rebajada, con vanos abiertos en la base, el peso de la cúpula cae sobre los arcos torales y los transmite a los pilares. El paso del espacio de planta circular de la cúpula al espacio de planta cuadrada que cubre se soluciona mediante el sistema de pechinas. Esta estructura arquitectónica permite perforar los muros bajo los arcos torales, con una gradación de zonas de luz. Varios pisos de vanos, son muros-pantalla.

Materiales

 

La cúpula central está construida con ladrillos puestos de canto y gruesos lechos de mortero para conseguir mayor ligereza.

Mármoles de colores, pórfido y basalto componen las columnas que separan las naves y policromados cubren sus paredes, los cuales contribuyen a generar una luminiscencia etérea e iridiscente dentro del recinto.

Las columnas interiores fueron traídas de templos en Baalbek, Heliopolis, Éfeso, Mileto y Delfos, mientras que otros pilares y capiteles fueron hechos con mármoles blancos de las antiguas y abunundantes canteras de Proconessos,en el Mar de Mármara, verdes de Tesalia, dorados de Libia, rosas de Frigia y marfil de Capadocia.

Originalmente muchas de sus ventanas en arco de medio punto estaban cerradas con vitrales y divididas en pequeños cuadrados ya sea con piedra trabajada o material calizo.

Tanto para los minaretes como para los muros de la iglesia se utilizaron piedra y ladrillo, los pavimentos también eran de mármol combinados con planchas de cobre en el interior.

Utilización de los materiales

Pero en los muros de Santa Sofía, los arquitectos se apartaron de la forma tradicional de construcción. La fábrica de pequeños y medianos sillares calizos, alternando su aparejo pétreo con diferentes hiladas de grandes ladrillos romanos, tan propia de Constantinopla y que podemos ver en las Murallas de Teodosio, en la antigua Puerta de Yedkule y en muchos otros edificios de la ciudad, no está presente en la construcción de esta gran iglesia. Ello viene a corroborar que, allí donde la acción del agua del subsuelo no está presente, el ladrillo era entendido como el material de refuerzo y su fábrica la más firme y seria. Por tanto, la fábrica de hiladas repetidas y alternadas de piedra y ladrillo tan natural en la construcción bizantina, aquí sólo la encontraremos en consolidaciones posteriores, realizada por los turcos.

Mortero coloreado

En dicha fábrica, que está compuesta por más volumen de mortero que de ladrillo, y aunque hay ladrillos menores, abunda el gran ladrillo cuadrado de 37,5 centímetros de lado y 5 centímetros de espesor. El mortero de cal y polvo de ladrillo alcanza, en la mayoría de los tendeles, una altura de junta de casi 7 centímetros. La incorporación de polvo de ladrillo, en este caso muy poco pulverizado, proporciona al mortero condiciones hidráulicas y lo hace más fuerte y estable, dotándolo del color rosado que muestra, con uniformidad, la fábrica de Santa Sofía. No obstante, es fácil comprobar que no todos los morteros son iguales.

En el aparejo de los grandes arcos encontramos ladrillos mayores, cuadrados de hasta 70 centímetros de lado, pero estos no son ladrillos locales, no poseen la misma densidad y, aunque pudieron fabricarse fuera, la tesis más admitida es que fueran bipedales romanos tomados de otros edificios.

También el hierro y el bronce, como materiales y como elementos constructivos, están presentes en Santa Sofía. A pesar de que no existen grapas entre los sillares de su fábrica pétrea, podemos observar en el monumento distintas formas de uso de estos dos metales. Buena parte de las columnas y fundamentalmente las que constituyen las exedras, están abrazadas, en el arranque y coronación de sus fustes de pórfidos, por collares de bronce. Estos collarines, aunque fueron fundidos con gran riqueza decorativa, no dejan de mostrar su función mecánica de serias abrazaderas y es que, sabiendo los autores del proyecto que en esos puntos se desarrollan tensiones especiales, podían así, afinar más en la esbeltez de esas columnas.

Video

Planos

Fotos

Fotos WikiArquitectura (Diciembre 2010)