Casa de Té Boa Nova
Introducción
La Casa de Té Boa Nova es uno de los primeros proyectos construidos de Alvaro Siza. Se levanta desde las rocas a lo largo del Océano Atlántico como una extensión natural del paisaje.
En 1956 el Concejo de la ciudad celebró un concurso que fue ganado por el arquitecto portugués Fernando Távora. Una vez escogido el emplazamiento en los acantilados, Távora entregó el proyecto a su colaborador, el joven arquitecto Álvaro Siza a quien pertenece la versión final, convirtiéndose en uno de sus primeros proyectos construidos y marcando el comienzo de su carrera. Con este trabajo Siza remarca el camino iniciado por Távora, combinar figuras y materiales de la arquitectura portuguesa tradicional adaptándolas a las necesidades contemporáneas. Ubicado en una topografía desafiante, el edificio se erige como un símbolo de la identificación de las arquitecturas con una interpretación activa del paisaje. La composición de su baja expresividad volumétrica y las rocas circundantes exigen una atención respetuosa, que se había ido deteriorando a lo largo de los años.
En este proyecto temprano de Boa Nova se presentan todos los signos de lo que iba a ser la manera distintiva de Siza de abordar la realidad, las paredes encaladas dan vida a la estructura geológica de las rocas, los cimientos forman la base de hormigón, las paredes salen de las rocas y el techo abraza todo el edificio, como para protegerlo o sujetarlo firmemente a la roca. Todo ello se conjuga para mostrar la sofisticada capacidad del arquitecto al momento de imponer la modernidad a la naturaleza o integrarla a la historia del lugar, con gestos lo menos imperiosos posibles. “…Los arquitectos no inventan nada, ¡transforman la realidad…». Según Álvaro Siza este es su “principio rector”.
Restauración
Se comenta que en los años 90 una fuerte tormenta ocasionó que las olas alcanzaran el edificio, afectando las dos alas y arrastrando todo el mobiliario, teniendo que reemplazar y restaurar muchas piezas originales.
En 2013, 50 años después de su inauguración, el mismo Álvaro Siza ha transformado el espacio en un restaurante para el chef portugués Rui Paula. Ambos espacios han sido totalmente restaurados, conservando todas sus características arquitectónicas originales, desde el perfil de techo de madera en forma de peine hasta los pilares de hormigón que se encuentran entre cada una de las ventanas. Siza optó por no cambiar casi nada del diseño original, restaurando todas las puertas y ventanas y dejando la madera visible, hizo réplicas de los muebles, reemplazó los azulejos originales del techo, que ya no están en producción, con un modelo similar y diseñó nuevos canalones proyectados de cobre que no estaban presentes en la estructura inicial. También actualizó las partes técnicas y el revestimiento de las cocinas, junto con algunos elementos mecánicos que han sido equipados con motores eléctricos, las ventanas que van desde el suelo al techo se retraen en el suelo permitiendo que el comedor se abra completamente al exterior.
En 2014 el Restaurante Boa Nova reabrió sus puertas, ahora sin la casa de té, cuyo espacio es ocupado por un comedor adicional.
Situación
La casa se asienta sobre las rocas, aproximadamente a 300m de la carretera y debajo del paseo marítimo Av. da Liberdade en Leça da Palmeira, no lejos de Matosinhos ciudad en la que creció Álvaro Siza, Oporto, Portugal.
En este emplazamiento, entre el faro y una iglesia franciscana de 1369, la naturaleza desciende hacia el mar, uniendo los prados circundantes a la playa cercana y la geometría dentada de las rocas, creando un lugar particularmente evocador, que el joven Siza en su momento encontró un poco desalentador. Como recuerda: «el proyecto fue el resultado de un enfoque entre el equilibrio natural de la zona que se extiende entre una pequeña iglesia y un faro más adelante. Por lo tanto el edificio no es alto, debido a la naturaleza del mismo y para evitar chocar con las proporciones de la iglesia. El objetivo del proyecto no era competir con esa presencia, y al tiempo impedir que la construcción careciera de carácter, conciliando la autonomía del nuevo edificio con el contexto existente «.
Concepto
“…Los arquitectos no inventan nada, ¡transforman la realidad!…»(Álvaro Siza)
En la década de los 60 en Portugal aún era posible hacer arquitectura trabajando en estrecho contacto con el lugar, sus condiciones y alrededores, y este proyecto, al igual que las Piscina des Marés en Leça da Palmeira año 1966, trata de «construir el paisaje» de esta zona marginal en el Atlántico, se basa en este concepto, a través de un minucioso análisis del clima y las mareas, la vida vegetal existente y las formaciones rocosas, todo ello en relación con la avenida sobre la que se encuentra y la ciudad que se despliega detrás.
Siza utiliza la relación con el paisaje para sacar a la luz los “conflictos”que la operación arquitectónica produce objetivamente en la acción de superponer el rigor geométrico que es parte integrante de cualquier obra de arquitectura sobre la topografía y las formas naturales del sitio, «…no estoy a favor de estar asombrado por el contexto, la misma idea me horroriza..», comentó algún tiempo después. Desde las rocas de Leça da Palmeira y desde cualquier lugar donde opera, Siza aprovecha las oportunidades, las posibilidades ocultas, el trabajo del tiempo, que se convierten en los temas del proyecto. Así, para la Casa de Té Boa Nova capta el significado del perfil rocoso, rectificándolo hacia el mar con una línea precisa, la de la cima del tejado de un solo tono en tejas rojas de estilo romano.
Espacios
Las líneas y ángulos de la estructura, así como el uso masivo de teja roja en la cubierta son características de las construcciones de la época. Desde la carretera se despliega un paseo arquitectónico creado con un sistema de plataformas y escaleras que nace en un estacionamiento cercano y lleva hasta la entrada a la casa. El sinuoso recorrido que en algunos trechos deja ver el mar está flanqueado por las piedras del lugar sobre un lateral y muros de hormigón pintados de blanco sobre el otro. El acceso a la casa está protegido por el mismo techo que abraza el edificio de hormigón, manteniéndolo fresco en verano y protegido de las olas y las tormentas en invierno.
En el interior los espacios distribuidos en varios niveles tienen 2 alas claves, el comedor orientado al oeste y el salón de la zona sur. Los dos espacios principales, cuyas plantas forman una mariposa, se abren suavemente al mar siguiendo con sus paredes exteriores la topografía natural del lugar.
El comedor y la sala de té se sitúan justo encima de las rocas, y se unen por un atrio y una escalera de doble altura, con la entrada en un nivel superior. La cocina, el almacén y las áreas de los empleados están medio hundidos en la parte trasera del edificio, marcados sólo por una estrecha ventana y una chimenea de mástil revestida de azulejos de colores. Esta ubicación de los espacios auxiliares responde a la idea del arquitecto de ocultar todo lo que fuera innecesario para la vista. La sala de té tiene grandes ventanales sobre una base de hormigón expuesto, mientras que el comedor está completamente acristalado, abriéndose a una meseta al aire libre. En ambas habitaciones, los marcos de las ventanas pueden deslizarse sobre guías empotradas hacia los largos aleros proyectados, continuación del techo. Esto crea un efecto asombroso en el verano, cuando es posible salir del comedor directamente al mar, ya que el edificio parece desaparecer.
Estructura
Sobre los cimientos que crean una base de hormigón se levantan los muros, también de hormigón expuesto, que se convierten en fachada exterior y sirven de apoyo al techo en voladizo remarcado con una gruesa madera en la banda superior. La extensión del techo sirve de protección a la continua sucesión de aperturas de diferentes tamaños. En el interior, la madera juega un papel conectivo con ciertos elementos de fachada como las ventanas y el revestimiento del techo inclinado en tablas de Afzelia roja que continúa afuera y marca la luz de las claraboyas con un juego de almenas descendentes.
Materiales
Como en muchas de sus obras tempranas, Siza juega con diversos materiales para la construcción de la casa de té, paredes de mampostería recubiertas con yeso blanco, pilares de hormigón expuesto en la fachada orientada hacia el oeste y un abundante uso de la madera africana ‘Afizelia’ en el revestimiento de la paredes, techos, marcos y muebles. El mismo material, en un juego elaborado de enclavamientos y conexiones, se utiliza para los pisos, la escalera y los paneles de media altura Las sillas tapizadas de cuero y los carros de servicio hechos también con madera roja de Afizelia fueron realizados a partir del diseño y materiales originales de Siza Vieira.
En el exterior el revestimiento de los aleros proyectados se realiza con largas maderas barnizadas con destellos cobre. La azotea es una losa de hormigón cubierta por baldosas romanas de terracota roja y por un techo suspendido de madera.