Centro de Artes Escénicas “Espai Maragall” en Gavà, Barcelona
Introducción
Uno de los objetivos fundamentales de este proyecto es lograr dotar de la entidad y trascendencia que un equipamiento de este tipo debe transmitir hacia la ciudad a través de su fachada, operando dentro de un contexto preexistente dificultoso. El Auditorio Joan Maragall ocupa el centro de una manzana consolidada con edificios de viviendas de alta densidad, con una fachada que pasa totalmente desapercibida dentro de la monotonía global del conjunto donde se encuentra inserta.
Originalmente el edificio fue construido para operar como sala de cine pero gradualmente, con el paso del tiempo, fue perdiendo su carácter de sala de cine para utilizarse más como auditorio y sala teatral, aunque con notables carencias funcionales y de equipamiento. Por esta razón se hizo indispensable la concepción de un proyecto que permitiera su revitalización así como dotarlo de espacios adicionales que ampliasen la oferta cultural y se adecuasen más eficazmente a las necesidades actuales de la comunidad (salas para la práctica de danza, ensayos de obras teatrales de pequeño formato, celebración de conferencias o actos diversos…).
De esta manera, la idea fundamental de este proyecto se centra en conseguir una mayor carga de representatividad del auditorio dentro de su entorno, con una identidad formal y física de la que hasta el momento adolecía, a la vez que se reconvierte en un espacio multifuncional con mayor calidad técnica y una funcionalidad moderna.
Concepto
La esencialidad del proyecto se resume pues en la invención de un eje que ha sido el argumento utilizado para crear a su alrededor una serie de áreas de actividad cuyo resultado ha supuesto cambiar totalmente la configuración de un espacio finito y clausurado, para hacer de él un espacio dinámico, luminoso y efectivo.
Espacios
La intervención comienza desde el propio exterior del edificio, mediante la modificación de la geometría de un paseo vecino para generar un acceso mediante una escalinata negra que se extiende atravesando la calzada hasta la puerta del edificio y que aparece como una gran alfombra urbana de adoquín negro salteada de pequeñas luces que presentan este renovado espacio a la ciudad.
La calle se prolonga así hacia el interior, cubierta, atravesando un pórtico de espejos y un suelo con un “universo infinito” de fibra óptica que invita al espectador a dejar atrás el caos urbano y ser lentamente introducido en una nueva realidad virtual de ciudad dentro de la ciudad.
A partir de este punto, se recorre una calle o boulevard interior que se comporta exactamente igual que el resto de la trama urbana y que se ofrece como espacio adecuado para desarrollar diferentes acciones y actividades: exposiciones, presentaciones, juegos, espectáculos infantiles, danza, etc….como tránsito hacia la plaza del teatro, verdadero punto neurálgico del proyecto.
La sala principal adquiere así, hacia la nueva trama urbana inventada, una fachada representativa ante un espacio de treinta metros de longitud y seis metros de altura y que, gracias al lucernario que la cubre, logra asemejarse casi un exterior, permitiendo así reconocer y poner énfasis en la sala de representaciones, esencial protagonista de este proyecto. La sala cuenta un aforo para 600 espectadores. Un gran techo ondulado de madera y muy dinámico acompaña el espacio desde su entrada hasta el escenario, con una imagen cálida y espectacular. La excelente calidad acústica permite que se realicen espectáculos de medio formato con una respuesta adecuada.
Desde la plaza del teatro se articula el resto del espacio. Una escalera/alfombra de granito negro comunica con una planta sótano con la que comparte la gran altura del hall y su lucernario. Alrededor de esta escalera se organizan las salas de ensayo y trabajo para grupos y asociaciones artísticas. La calidad de la iluminación natural permite que el espacio nunca sugiera la sensación de estar en un sótano, sino al contrario: se convierte en una planta baja virtual, prolongación de la calle principal de la plaza.
Desde esta plaza se genera asimismo el acceso al espacio del nuevo edificio, que consigue la máxima visibilidad hacia la ciudad desde una de las calles principales y que manifiesta su voluntad de integración en ella mediante un acceso que permite que este nuevo eje urbano virtual creado atraviese de lado a lado el espacio, conectando así dos puntos de la ciudad que hasta este momento vivían disociados.
En este edificio se ubica una sala de ensayos que se proyecta hacia el exterior sobre el techo del hall-plaza, a la manera de un mirador, creando una nueva perspectiva sobre el espacio interior.
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