Ciudad de las Artes y las Ciencias
Introducción
En los finales de la década de los 80, Joan Lerma, el por entonces presidente de la Generalitat Valenciana, adoptó la idea de construir un polo científico y cultural que sirviese a toda la comunidad. La idea era nada menos que de un catedrático de historia de la ciencia de la Universidad de Valencia, José María López Piñero.
Esta idea pretendía brindarle a la ciudad un centro en el que se pudiese reunir el conocimiento con el entretenimiento. Un lugar para aprender, recorrer, y disfrutar. Un espacio que se brindara a los habitantes de Valencia, pero también pudiese ser visitado por gente de todo el mundo.
Con el afán de desarrollar tal proyecto, Lerma formó un equipo especial al que le encomendó la tarea. Este equipo viajaría por diferentes lugares del mundo en los que proyectos como éstos ya habían sido llevados a cabo, para así poder entender mejor las necesidades y brindar respuestas.
El proyecto inicial constaba de una torre de comunicaciones (sería la tercera más alta en ese entonces), un planetario, y un museo científico.
Pero ésta idea tuvo detractores desde un principio. Los partidos opositores generaban la polémica diciendo que era una “obra faraónica” que sólo pretendía dar muestra del poderío de la gobernación de su momento.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos, Lerma se las ingenió para que el arquitecto español Santiago Calatrava se hiciese cargo de gran parte del diseño, y que las obras pudieran comenzar unos meses después.
Esto no frenó a la oposición, quienes elevaron sus quejas y reclamos, y lograron paralizar la construcción, presentando otro proyecto “más acorde en escala e inversión”.
Tras arduos enfrentamientos entre las partes, se decidió la realización de la Ciudad de las Artes y Ciencias, en un proyecto que mantendría dos de los edificios del principio, sustituiría la torre de comunicaciones, y añadiría un nuevo elemento al proyecto (incluyendo al arquitecto Félix Candela en su diseño). Tras dos años, las obras volvieron a comenzar para darle forma a ésta inmensa inversión.
Situación
El proyecto se enmarca dentro de una ciudad con mucha historia en España. Llamada a ser no sólo un aporte científico y cultural, sino también un nuevo eje urbano que articule la ciudad, el proyecto se extiende en una gran franja degradada de Valencia.
En 1957, una fuerte crecida del río Turia causó una catástrofe en la ciudad de Valencia. Tras esta tragedia, se decidió desviar el río hacia el sur de la ciudad, y en el cauce ya seco, construir un parque de diez kilómetros de longitud que atravesara la ciudad. La topografía en la que se implanta el proyecto es llana y está sobre el margen derecho del tramo final del antiguo río Turia. La idea es poder recuperar el área urbana entre este antiguo río y la autopista del Saler.
Debido a la importancia de este eje que termina sobre la costa valenciana, y potenciado por el nuevo proyecto de Calatrava, se proyectó también un remate del mismo. Este nuevo aporte ya ha sido aprobado y asignado a dos importantes estudios de arquitectura que trabajarán conjuntamente: Ateliérs Jean Nouvel (con la colaboración del valenciano José María Tomás), y GMP. El planteo es generar el nexo entre la ciudad y el mar, desde el último tramo de la Ciudad de las Artes y Ciencias, hasta el mismo puerto, recuperando las playas y generando espacios verdes con algunas torres.
Concepto
La idea preponderante del proyecto era recuperar una zona postergada de Valencia, así como brindarle carácter al parque lineal que se extiende a través de la ciudad. El proyecto sería un eslabón dentro de una cadena que tenía como objetivo dar un salto hacia el tercer milenio.
La serie de cinco edificios proyectados para ésta ciudad cultural se adhieren a la linealidad del eje. Acompañan el sentido del mismo y brindan grandes espacios abiertos y públicos. Además, suman elementos característicos valencianos.
A lo largo de casi dos kilómetros, y con una superficie de 350.000 metros cuadrados, el proyecto lleva el sello inigualable de Santiago Calatrava. Muchas veces nombrada como “una ciudad dentro de una ciudad”, la creación del arquitecto valenciano causa asombro y sorpresa.
Respetando la tradición mediterránea del mar y la luz, el color azul y el blanco se funden junto con la arquitectura pseudo-futurista del autor. La antigüedad y tradición de la ciudad dan lugar a éstas monumentales esculturas modernistas.
Cada uno de los edificios proyectados tiene su propio concepto y responde a diferentes funciones. Sin embargo, todos están trabajados con los mismos materiales o los mismos colores, por lo cual se puede entender el proyecto como un “todo”. Además, grandes espejos de agua unifican todas las partes y le dan un sentido común a la obra.
Espacios
Palau de Les Artes Reina Sofía
Es el edificio principal del conjunto. Se ubica sobre el margen occidental del eje y constituye un hito urbano majestuoso. Este componente representa la apuesta por el arte, difundiendo la música, danza, y teatro. Sus formas sugerentes remiten a la actividad náutica y son casi como una metáfora de un barco que hubiese encallado en el cauce del antiguo río Turia.
El edificio cuenta con 37.000 metros cuadrados de superficie, y más de 70 metros de altura. En su interior se ubican cuatro grandes salas: la Sala Principal, el Aula Magistral, un Anfiteatro, y Teatro de Cámara. Y a ello se le suma una Sala de Exposiciones. Los espacios son variados y múltiples. Losas en voladizo sobrevuelan a distintas alturas y se unen mediante escaleras ocultas entre las carcasas metálicas laterales, además de los ascensores con vistas panorámicas a la ciudad.
L’umbracle
Se trata de de una estructura alargada que conforma un espacio al aire libre. Mediante arcos fijos y flotantes se genera una zona desde donde puede apreciarse toda la Ciudad de las Artes. Su interior alberga toda clase de vegetación propia de la zona valenciana (jara, lentisca, romero, lavanda, madreselva, buganvilla, palmeras) así como también un paseo de esculturas contemporáneas.
L’Hemisféric
Esta creación de Calatrava se ha convertido quizás en una de las más representativas de la Ciudad de las Artes y Ciencias. Su aspecto peculiar y claramente semejante a un globo ocular la han puesto en el centro de la escena. Situado frente al L’Umbracle, se encuentra flanqueado por dos estanques rectangulares al norte y sur.
L’Hemisféric alberga un espacio tecnológico y educativo, con salas IMAX, medios audiovisuales, la última tecnología, y un planetario. En él pueden dictarse clases, hacer presentaciones, o inclusive espectáculos de entretenimiento.
Museu de les Ciéncies Príncipe Felipe
Cuenta con 40.000 metros cuadrados distribuidos en tres pisos. Su imagen exterior aparenta ser el esqueleto de algún animal prehistórico o quizás una enorme ballena. La particularidad de ser un museo interactivo de ciencia hace que sea un lugar especial para los jóvenes y menores. Al contrario de cualquier otro museo convencional, en él desaparecen las señalizaciones de “prohibido tocar” y cada muestra invita a acercarse y participar de ellas; aprender en cada una de las intervenciones. Su aspecto lúdico y descontracturado llama la atención tanto como esos enormes “huesos” que lo acuñan.
L’Oceanográfic
Con un volumen de 110.000m² se convirtió en el mayor oceanográfico europeo y el tercero a nivel mundial. Sus 45.000 especies de todas partes del mundo hacen de la visita un conocimiento exhaustivo de las profundidades marinas. Su cubierta en forma de nenúfar es obra del arquitecto Félix Candela, con colaboración de CMD Ingenieros.
Estructura y materialidad
Museu de les Ciéncies Príncipe Felipe: Su diseño está basado en la repetición asimétrica de la estructura con forma de costillas. Estas costillas metálicas blancas están unidas mediante elementos horizontales longitudinales que envuelven la fachada acristalada. Como suele repetir Calatrava en sus diseños, la estructura es el elemento protagonista y queda siempre a la vista.
L’Oceanográfic: El edificio emblema del oceanográfico está constituido por paraboloides hiperbólicos construidos en hormigón, y su forma simula un nenúfar. Esta cáscara envuelve muros vidriados que son el cerramiento del volumen.
L’Hemisféric: El edificio consta de una estructura de hormigón armado excepto la cubierta que es metálica, asentada sobre una cimentación a base de pantallas y losas de gran canto. La esfera está compuesta de hormigón gunitado sobre estructura formada por meridianos metálicos. La rigidez de la estructura se logra mediante los muros de hormigón armado que cierran la esfera por la zona de acceso, y a través de los forjados de las distintas plantas y de las vigas inclinadas del graderío.
La cubierta metálica está compuesta por cinco arcos rebajados de sección cajón que se apoyan en sus extremos sobre trípodes de hormigón armado en sus extremos. Los arcos están unidos entre sí mediante perfiles laminados y vigas cajón curvas.
Los materiales de revestimiento se utilizan buscando el equilibrio entre las superficies de hormigón y el uso del edificio: Pavimentos de granito con diferentes formas y tratamientos, moqueta en paramentos de la sala y estanques, «Trincadis» en la bóveda de hormigón y estanques, y carpintería de acero inoxidable.
Palau de Les Artes Reina Sofía: La cubierta o “pluma” es el elemento estructuralmente más espectacular con 230 metros de longitud y más de 70 m. de altura mientras las dos “cáscaras”, que abrazan el edificio exteriormente, están construidas en acero laminado con un peso aproximado de 3.000 Tn. revestidas por el exterior con recubrimiento cerámico. Las dimensiones envolventes máximas del edificio teniendo en cuenta las formas curvas que las conforman son 163 m. de longitud y 87 m. de ancho.
En su construcción de utilizó:
- Más de 77.000 metros cúbicos de hormigón.
- con más de 275.000 metros cúbicos de movimientos de tierra
- cerca de 1.750 metros lineales de pilotes
- 38.500 metros cuadrados de granito
- Más de 20.000 metros cuadrados de trencadís
- Más de 1.450 unidades de puertas
- 3.360 metros cuadrados de vidrio.
- Cerca de 20.000.000 kilogramos de acero corrugado estructural
- Más de 10.000.000 kilogramos de acero estructural
L’umbracle: Calatrava lo concibió desde un principio en hormigón blanco, como el resto del conjunto, con una fuerte carga de piezas metálicas. Su estructura se asemeja a una celosía, con sucesión de 55 arcos fijos y 54 flotantes, metálicos. La altura máxima, desde el pie de los arcos fijos, hasta la clave de los flotantes, es de 18 metros. El paseo cubre su pavimento con madera de Teka, una madera de origen tropical adecuada para su instalación en espacios exteriores, ya que soporta las agresiones del viento y la lluvia con un desgaste mínimo.