Año de Construcción
2002-2004
Área construida
7.400 m2
Coste
$17.000.000 USD
Ubicación
Plan-Les-Quates, Ginebra, Suiza

Introducción

La sede de la fábrica suiza de relojes Vacheron & Constantin ubicada en Ginebra, fue inaugurada el 8 de septiembre de 2004, después de dos años de planificación y 18 meses de trabajo intensivo de construcción.

Vacheron & Constantin, marca de referencia en el selecto círculo de la Alta Relojería, buscó en esta obra una instalación que coincida con la filosofía de la empresa, que se centra en la creatividad y la calidad en lugar de apuntar a volúmenes cada vez mayores de producción.

Decidida a reagrupar sus fuerzas, hasta entonces dispersas entre distintos sitios alrededor de Ginebra, la marca lanzó un concurso internacional, ganado en segunda ronda por el estudio del arquitecto franco suizo Bernard Tschumi.

El programa consistía en reunir en un mismo espacio físico, a todas las funciones productivas y burocráticas de la empresa: administración, gestión, diseño y fabricación. Pero el proyecto debía interpretar, además, la carga simbólica y testimonial de la marca de relojes más antigua del planeta, en un país conocido mundialmente por esa industria; el paso del tiempo para una firma con dos siglos y medio de existencia, y con una trayectoria de vanguardia permanente en lo que hace a diseño y tecnología.

El edificio combina el dinamismo y la permanencia, el preciosismo de lo artesanal y la precisión tecnológica de un mecanismo de relojería.

Ubicación

La sede se ubica en la zona de Plan-les-Ouates, en el cantón de Ginebra, Suiza. Se encuentra rodeado de 30.000 metros cuadrados de parque y está totalmente en armonía con el paisaje circundante. Es un lugar de fácil acceso y cerca del aeropuerto.

Concepto

La propuesta del arquitecto Tschumi intenta aunar en una misma imagen la tradición y la innovación, valores que se resumen en un edificio con una expresión morfológica unitaria, clara y contundente, gracias a la presencia de una envolvente liviana, flexible y continua que sirve para cubrir todas las necesidades funcionales del programa, adaptándose a las distintas escalas del edificio. Esta idea de gran cobertura, gesto significativo y sintético a la vez, está condensada en una estructura etérea de trazo ininterrumpido que se percibe como una gran cinta sin fin enrollada alrededor del edificio.

La envolvente metálica funciona como muro, luego se transforma en cubierta, nuevamente vuelve a ser muro y de pronto se convierte en solado, reinterpretando la estética industrial de fábrica; aquella que comenzó en el siglo XIX y fue el paradigma de la arquitectura moderna de principios del XX.

Tschumi explica el concepto de su obra como «una hoja fina de metal, elegante y fácil de curvar, con su cara exterior desnuda y la interior revestida en madera, montada sobre una estructura de gran porte, levemente asimétrica, en la cual el metal puede curvarse para adaptarse a su forma. El cuerpo resultante es suave y exacto hacia afuera, cálido y acogedor hacia adentro».

La envolvente, a su vez, remeda la malla metálica de un reloj: liviana, flexible y elegante. Este elemento unificador es el que brinda al edificio un perfil futurista, mientras que su composición, según algunos críticos, recuerda a la fábrica Pirelli proyectada por Marcel Breuer en 1969, también estructurada en un volumen apaisado (la fábrica) y otro en altura (las oficinas).

Aunque la idea del partido se exprese con la fuerza poética de lo elemental, la definición arquitectónica requirió de un diseño minucioso de sus aspectos tecnológicos y constructivos para resolver cada parte en relación con el todo, de modo de lograr en los detalles el mismo grado de pureza y coherencia que rige a la idea fuerza del proyecto. Esta conceptualización del espacio, su proceso ejecutivo y la funcionalidad extrema de un sistema, son el resultado de entender analógicamente al comitente con sus necesidades y su tradición industrial.

La cubierta de metal, que simboliza la dinámica del tiempo, cubre una estructura de hormigón, la encarnación misma de la durabilidad.

Espacios

El volumen está dividido en dos alas: una elevada, de cinco niveles, destinada a las oficinas, y otra más baja donde se aloja el sector industrial. De este modo, las alturas de los volúmenes se adaptan a los requerimientos funcionales.

A su vez, el edificio en su totalidad se posa en una gran extensión verde y socava el subsuelo para estacionamiento, dejando entrever la estructura de pilotes que facilita la permeabilidad de las visuales y la fluidez del paisaje, lo cual acrecienta la monumentalidad de la obra y su morfología abstracta.

El espacio interior está signado por la luz natural en sus diversas intensidades, de acuerdo al tamaño de los aventanamientos, los filtros utilizados y su orientación. Las caras laterales, que son inmensos muros de cristal, miran al norte y al sur permitiendo el mayor ingreso de luz para los talleres; éstos están subdivididos por tabiques de vidrio logrando continuidad espacial y control lumínico por el tamiz de los paneles.

En cambio, en las caras cubiertas por la piel metálica, se mantiene la preponderancia del lleno sobre el vacío con aberturas más pequeñas y apaisadas.

En los ambientes interiores, definidos por grandes planos de vidrio, metal y madera, todo parece quedar suspendido en el espacio, ya que el equipamiento se incorpora al diseño integral y los vacíos quedan recortados por las escaleras. Un gran atrio de vidrio, de tres pisos de altura, es rodeado por pasillos, galerías y escaleras en los que también predomina el vidrio, evocando la sutileza de un reloj y sus piezas ínfimas y precisas.

Materiales

La estructura se realizó con hormigón armado.

El exterior está revestido en una fachada metálica y grandes planos vidriados.

En el interior se utilizó también madera, aportando calidez al conjunto.

Planos

Fotos