Arquitecto
Arquitecto reforma
Jacob Schallenberg, Paul Schmidt
Ingeniero estructural
Charles Bernhard
Diseñado en
1908
Año de Construcción
1910
Reformado en
1939
Ubicación
Berlín, Alemania

Introducción

La Fábrica de Turbinas AEG, una de las primeras empresas en llevar a la práctica las transformaciones que desde 1870 colocaron la industria alemana a un nivel internacional, es uno de los edificios más significativos del protorracionalismo, y el comienzo, en aquella época, de la utilización de elementos industrializados en arquitectura.

En 1907 Peter Behrens, precursor de las ideas de Le Corbusier, Adolf Meyer, Jean Kramer, Walter Gropius y Mies van der Rohe, ocupa el puesto de consultor artístico de la AEG (Allgermaine Elektricitats-Gesellschaft), y se encarga de dar forma de todos los productos de esta empresa, desde las lámparas a los radiadores, productos industriales, papelería, anuncios, carteles y hasta viviendas para trabajadores. Diseñó la imagen corporativa de la empresa, concepto creado por Behrens y posteriormente difundido por sus discípulos, principalmente Walter Gropius, concepto por el que es considerado el primer “diseñador industrial” de la historia. En 1909 se dedica a su mejor labor, la edificación industrial, proyectando y llevando adelante la construcción de la fábrica de turbinas, en cuya planta modular y rectangular se basó posteriormente para la construcción de otros diseños industriales. El estilo del protorracionalismo alemán se cargó de valores que fueron un anticipo de casi todos los planteamientos socioculturales y políticos del racionalismo.

Historia

En 1892 las empresas Ludwig Loewe & Co.AG y Thomson Houston Electric Company se convirtieron en la Sociedad Unión-Elektricitäts (LEL), dedicada a la creciente industria eléctrica encaminada al desarrollo de los “Ironworks Roads”, principalmente tranvías eléctricos. La empresa LEL pronto cayó en dificultades económicas pasando en 1904 a la Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft (AEG)

Diseñada entre 1908-1910 para la Allgemeine Elektricitäts Gesesells (AEG), empresa eléctrica fundada en 1883 por Emil Rathenau, la Fábrica de Turbinas fue estratégicamente ubicada en el extremo sur del complejo existente, a lo largo de las calles Huttenstraße y Berlichingenstrasse, como demostración al mundo de la prosperidad del magnate. Acompañando dichas expectativas Behrens construyó un edificio de acero y vidrio en la más tradicional sintonía con los templos griegos y egipcios, con la intención de glorificar el poder de la industria.

Posteriormente la planta pasó a la compañía Siemens AG, que opera como una planta de turbinas de gas, continuando con la fabricación del producto para el cual fue construido el edificio originalmente.

Ubicación

La Fábrica de Turbinas construida por Peter Behrens se ubica al Noroeste del centro de Berlín, Alemania, en el 12-16 Ironworks Road del barrio Berlin-Moabit a unos 3 km del Reichstag. Se puede llegar con la línea U9 del metro, bajándose en la estación Turmstrasse y caminando por la avenida del mismo nombre 1 kilómetro hacia el oeste.

Concepto

 

En oposición al “materialismo”, Behrens enfocó su diseño en la creencia de la fuerza del artista y el arte para transformar la brutalidad de la vida diaria en una existencia digna.

Similar a la transformación de un trozo de carbón bajo circunstancias extremas en un alabado diamante, la vida cotidiana, y en este caso la industria, la fábrica y la maquinaria podrían ser transformadas por la “Kunstwollen” (intención) del artista en una entidad de alta cultura.
Como una posición ideológica, aplicada a la industria, estos pensamientos aparecen en una serie de temas estéticos y simbólicos reflejados claramente en la Fábrica de Turbinas. Lejos de las principales preocupaciones características de este tipo de construcción como son los materiales, las técnicas o los propósitos funcionales, la fábrica fue el resultado, la concretización específica de una selección de características industriales filtradas a través de la mente de un artista.

El resultado fue una gran pared de cristal simbolizando la victoria del arte sobre la banalidad de la vida en una emergente sociedad industrializada. Si bien el hecho del avance industrial no podía ser ignorado, al menos dejaba constancia de que el artista no necesariamente sucumbiría sin poder hacer nada al respecto. Es en gran parte debido a este pensamiento que el primer edificio industrial de Behrens no tenía precedentes en la arquitectura ni en el diseño industrial.

Lo que hace que el significado y la importancia de la Fábrica de Turbinas AEG haya trascendido, aparte de los logros reales, es el mensaje de que las normas culturales establecidas hasta el momento deben ser transformadas en un proceso de asimilación de la industria moderna.

Diseño

En un artículo sobre la Fábrica de Turbinas AEG escrito por Behrens en 1910, deja claras sus intenciones en el diseño de la misma:

“La idea arquitectónica dominante en el diseño de la nave principal consistió en agrupar los componentes de acero, y no en desperdigarlos, como es característico en la construcción triangulada normal. De ese modo el volumen interior queda contenido por todos los lados dentro de unos planos cerrados y lisos, con el fin de lograr la claridad de las proporciones arquitectónicas”

Estética

 

En términos estéticos el principal conflicto al que se enfrentó Behrens en el diseño de la fábrica fue el carácter tectónico de la ancha pared de vidrio y metal propuesta por su ingeniero Karl Bernhard, como solución necesaria para dominar la gran estructura y cumplir con el concepto de Stereotomie que desde la construcción de los pabellones de la Exposición de Arte de Oldenburg en noroeste alemán defendía Behrens.

El reto era, por lo tanto, encontrar una solución que fuera lo suficientemente flexible para adaptarse a los dictados de una tecnología determinada, incluyendo el uso de determinados productos para la construcción, a la vez que preservar la arquitectura como un símbolo para establecer los valores culturales de un estado capitalista moderno. La culminación de este proceso de síntesis se expresa en la fachada triunfal, “temple like”, de la fábrica con su ventana cristalina central de dimensiones asombrosas que sólo la tecnología avanzada podría haber dado.

La cadencia entre el acero y el vidrio, los detalles de los remaches de los pies derechos, y las expresivas articulaciones de fundición donde se apoyan los soportes vinculan la imagen de una energía imponente con la fría racionalidad.
Con su limitado conocimiento de cualquier tipo de tecnología de la construcción, Behrens tuvo que contar con el apoyo de un ingeniero para un edificio tan vasto y complejo técnicamente. El cambio de prioridades entre la ideología y la tecnología en la concepción del edificio se tradujo necesariamente en una serie de ambigüedades y concesiones por parte de Behrens en su forzosa colaboración con Bernhard.

Espacios

Originalmente la nave estaba formada por una planta rectangular de 207 metros de longitud, 39 de ancho y 25 metros de alto, flanqueada por un cuerpo de dos órdenes formado por un esqueleto con 22 pórticos principales colocados cada 9 metros, siendo considerada en conjunto con los trabajos del arquitecto, el primer diseño industrial integral de la historia. Los 22 pórticos principales no sólo sostienen la cubierta y el cerramiento de edificio, sino también los carriles de dos grúas puente de 50 toneladas. La nave fue dividida en un sótano, planta baja y primer piso.

Los cálculos y planeamiento de planta fueron realizados por el ingeniero civil Charles Bernhard. Se ubica en una esquina y presenta una leve rotación en relación a la Avenida Turmstrasse, ya que sigue la línea de la calle Berlichingenstrasse, rotación que acentúa su figura y acrecienta su escala.

En 1939 se amplió hacia el norte 247 metros, reforma realizada por los arquitectos Jacob Schallenberg y Paul Schmidt.

Estructura

Sección

La estructura metálica triarticulada, de pórticos, consiste básicamente en un arco de tres bisagras reforzado con una viga transversal, sigue un ritmo regular y es visible desde el exterior, sobre todo en lo referente a los montantes, que se disponen entre grandes aventanamientos. La mitad más larga del arco se levanta verticalmente hasta la segunda bisagra y luego se rompe en tres facetas antes de llegar a la tercera bisagra en el vértice del arco. En términos propiamente estructurales, no había ninguna razón para romper el segundo brazo en segmentos, fue una decisión estética y artística de Behrens.

Utilizando la tecnología para objetivos ambiciosos, Behrens oculta el hecho de que el sistema estructural de la fábrica se compone de una serie de arcos con bisagras, nivelando el edificio con una cornisa voluminosa que los corta en la parte superior como elemento vertical. De este modo, Behrens creó la impresión visual de un sistema adintelado en el que los elementos verticales de los arcos representan las columnas de un templo clásico. En los alzados de los lados largos se logra un contraste entre la fuerza de los soportes estructurales y la cualidad frágil de los paneles de vidrio del cerramiento. Toda la cubierta es acristalada y descansa sobre cerchas metálicas a modo de arcos que descargan directamente sobre las paredes exteriores

Al llegar a la esquina, un remate interrumpe la pared de vidrio y se materializa el muro cuya arista curva fortalece el contraste entre el muro, la estructura y la piel acristalada. La cubierta sigue el perfil quebrado de la parte superior de los pórticos.

Detalles constructivos

En la fachada, Behrens realiza un frontón con perfil quebrado. Debajo de éste un gran ventanal, y en las esquinas unos paños macizos, retrocedidos, creando un voladizo. No da el carácter de la obra sólo a sus valores constructivos y funcionales, sino que sigue la idea de que “el valor artístico de la obra lo determina la representación del ideal de la funcionalidad”.

El edificio se destaca fundamentalmente por su escala y por la cuidadosa utilización de los materiales, la relación entre estructura y cerramiento es absolutamente cuidada. Con sus contradicciones y su clasicismo, marca la evolución en la arquitectura contemporánea de este sector tipológico y representa el paradigma de toda edificación industrial del periodo racionalista que comienza con la Faguswerk de Walter Gropius.

Materiales

En su construcción se utilizaron principalmente cristal y acero, con mampostería de tres clavijas en los arcos metálicos.

Aunque dentro de un simbolismo de gran alcance, Behrens concede a la tecnología la oportunidad de expresarse no sólo alegóricamente a través de materiales industriales a gran escala, sino también en la fuerte evocación del papel dominante de la sociedad de la máquina, en los detalles más memorables del edificio, tales como las bisagras gigantes en las bases de inserción de los arcos con los pedestales de hormigón.

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