Jardín Botánico de Barcelona
Introducción
En 1988 la ciudad de Barcelona convocó a concurso internacional el proyecto de un nuevo Jardín Botánico para la ciudad. Dicho concurso fue ganado por un equipo interdisciplinario formado por los arquitectos Carles Ferrater y Josep Lluís Canosa, la arquitecta paisajista Bet Figueras, el horticultor Artur Bossy y el biólogo Joan Pedrola.
La necesidad de crear accesos para los nuevos equipamientos de los Juegos Olímpicos que albergaría Barcelona en 1992 afectaron al jardín ya existente seriamente, circunstancias que favorecieron la propuesta de construir un nuevo Jardín Botánico en la ciudad que a la vez acogiese un edificio para el Instituto Botánico y sus colecciones y que se convirtiera en un centro de referencia para la conservación de la flora mediterránea.
Las obras comenzaron en 1991, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona y el antiguo ICONA y una subvención de la Unión Europea. Fue inaugurado el 18 de Abril de 1999.
Historia
El primer jardín botánico de Barcelona se remonta a finales del sigo XVI y estaba situado en la plaza Real. A finales del XVII en San Joan Despí se crea otro con fines científicos, pero el referente más inmediato es el creado por el doctor Pius Font i Quer en el año 1930 en las canteras de la Foixarda de Montjuïc y junto al cual se ha construido en nuevo.
Esta parte de la montaña ha sido revalorizada con el nuevo Botánico. En sus terrenos, como en muchos otros de Montjuïc, se asentaba una gran barriada de barracas conocida con el nombre de Can Valero y posteriormente un vertedero de residuos urbanos.
Ubicación
Está ubicado en los jardines de Montjuïc, en la ladera norte, entre el Castell y el Estadio Olímpico Lluís Companys, sobre un terreno con fuertes desniveles, 140 metros de cota máxima y 100 de mínima.
Su forma recuerda un gran anfiteatro encarado hacia el suroeste con vistas sobre el delta del río Llobregat, el Anillo Olímpico y parte del área metropolitana de Barcelona. Como telón de fondo las montañas del macizo del Garraf y las sierras de Collserola y de Marina.
Terreno
Según un estudio geotécnico, aproximadamente el 50% de la superficie del Jardín Botánico perteneció a un vertedero con depósitos de hasta 20 metros de profundidad en algunas áreas, el otro 50% es en su mayoría terreno pedregoso con pendientes hasta de un 30 por ciento.
Concepto
El nuevo Jardín Botánico es un diseño de infraestructura inteligente y arquitectura inspirada en la geometría de los fractales, que permite que el proyecto crezca de una manera muy flexible y creativa, manteniendo la coherencia en su conjunto al establecer una fuerte tensión con la vegetación que crece y riqueza en la percepción de la escala.
Las características de su diseño se escapan del tablero de dibujo e incorporan criterios ecológicos, como fitosociología y la convergencia de la evolución morfológica. Se asemeja más al paisaje de un jardín que a un botánico convencional.
Consideraciones arquitectónicas
Para su construcción el equipo de arquitectos ha tenido en cuenta dos consideraciones fundamentales:
Primera
Está relacionada con la estructuración de la vegetación, pues se debían proyectar las plantaciones siguiendo una ordenación geográfica, de manera que las plantas quedaran agrupadas según las cinco regiones mediterráneas existentes en el mundo, y dentro de estas zonas, se agruparan por afinidades ecológicas, es decir, representando los paisajes naturales.
Segunda
Era necesario que el proyecto permitiera a la misma montaña ofrecer las condiciones topográficas tanto para los espacios de plantaciones como para el diseño de la red de caminos, aprovechando el relieve natural y de este modo evitar grandes movimientos de tierras.
Como resultado de estas dos premisas, se optó por adaptar una malla triangular sobre el terreno, que descansaría sobre el basamento topográfico de la montaña y a su vez delimitar los 71 espacios necesarios para poder representar las principales familias vegetales de las regiones del mundo con clima mediterráneo.
La estrategia espacial utilizada para estructurar las colecciones del jardín es una red de triangulación, inspirada en Topografías Técnicas. La malla triangular irregular se convierte en el fundamento de un sistema jerárquico que determina los tamaños de las parcelas para las siembras. Este sistema permite una planificación muy flexible y creativa a la vez que formalmente en los diferentes espacios conforman un todo donde los diseños se repiten tanto en la pequeña como en la gran escala.
Espacios
Jardines
La geometría fractal del plan de triangulación se reinterpreta en la escala más pequeña, en la forma de zigzag, en el diseño de las facetas del sistema de ruta, en la acera, que se divide en pequeñas formas trapezoidales, y, en los «rotos» de los volúmenes del edificio de entrada.
El fuerte contraste y la tensión dinámica se establece en toda la superficie del jardín, entre la formalidad y la materialidad de los caminos y las paredes y en la “natural” evolución de las plantaciones, salvajes y aparentemente anárquicas. Cuando se pasea por sus senderos se tiene la sensación de recibir el paisaje en cuatro escalas diferentes de la percepción:
- A escala de ciudad, pues proporciona puntos de vista abiertos sobre el Skyline de Barcelona.
- A escala del proyecto, marcada por puntos de vista general de los lugares estratégicos del jardín.
- A escala imaginativa, cuando se observan los diferentes phytoepisodes y la mente se traslada a Australia o los paisajes de Sudáfrica, al encontrar especies de estas lejanas zonas del mundo con clima mediterráneo.
- A escala íntima, cuando el lugar permite abstraerse del mundo exterior y perderse en la contemplación de una floración o transportarse por la percepción de un aroma.
Instituto Botánico
Para este edificio que surge un lugar dedicado al paisaje y la vegetación y en el cual la naturaleza es la protagonista, Carlos Ferrater diseña una estructura simple y compleja, lineal en la geometría y en la distribución, mediterránea y al mismo tiempo sensible al lenguaje constructivo de las zonas de montaña.
Se encuentra en el punto más alto del Jardín Botánico, en el área noroeste y fue pensado
como una varilla en fuga hacia un trayecto horizontal que atraviesa el terreno en pendiente. Sus 3.300 metros cuadrados de superficie cubierta se distribuyen en tres niveles.
El primer nivel
Es subterráneo y alberga tipos de plantas especiales que prefieren una temperatura constante y escasa luz.
El segundo nivel
Accesible al público que visita el jardín- acoge los servicios públicos, el bar-restaurante, el auditorio, la sala de exposiciones y el Gabinete de Historia Natural. Una hilera de amplias ventanas, recortadas en el volumen revestido de madera oscura, enmarca el jardín botánico, la ciudad, su mar.
Casi como asomándose hacia el paisaje, casi extrudida, esta parte del edificio avanza con respecto al cuerpo de cemento armado, se proyecta hacia adelante diseñando un perfil movido, pero siempre sencillo, minimalista.
El tercer nivel
Por la inclinación del terreno, presenta una entrada independiente en la parte trasera del edificio. Conduce a la biblioteca abierta al público, a los laboratorios de investigación, a la sala donde se encuentran las herramientas para el cuidado y la gestión del jardín, a la dirección y a la administración.
Caminos y senderos
La red de senderos ofrece al visitante una elección de rutas, cada una de diferente interés botánico. Según Ferrater se trata de un “laberinto sin un centro”, que funciona de manera similar a la de un campo de golf permitiendo varias rondas simultáneas.
El resultado de la ubicación de estos caminos estuvo subordinado a las irregularidades de la topografía del lugar, una cuadrícula racional, que de una manera similar a L’Eixample de Cerdà, plan urbanístico que permitió la expansión de Barcelona, permite una gran flexibilidad y garantiza la continuidad del proyecto en su conjunto.
Red de senderos
«Yo estaba horrorizada por la visión de la perspectiva de un largo camino subiendo la colina «, explica Bet Figueras. En su lugar se realizaron caminos zigzagueantes, según la triangulación de la red. Se buscaron secuencias de sorpresa y diferentes percepciones de la escala, a veces caminando sobre el jardín, a veces entre las plantas.
El proyecto establece dos jerarquías de caminos, los principales con un ancho de más de 3 metros y los secundarios que van desde los 1,6 a los 2,6 metros. Las pendientes varían entre un 4-6 por ciento y de vez en cuando 8 por ciento en los principales y un 8-11 por ciento en los secundarios. En los puntos de encuentro de los caminos primarios y secundarios se crean zonas planas utilizadas como plazas de descanso, nodos de distribución, miradores, lugares explicativos de las plantas de la zona y paradas de información.
Materiales
Dos materiales de base con un acabado sin tratamiento, el acero corten y el hormigón in situ, fueron elegidos para el hardwork, la infraestructura de amplia trayectoria y los edificios que proporcionan identidad y continuidad a la jardín.
El recorrido se organiza a través de caminos de cemento y plazas cuyos muros de contención, fabricados con tierra armada y en algunos casos soportados con planchas de acero cortén, material que no necesita mantenimiento y cuyo color recuerda el de la tierra arada. El acero cortén se repite en las puertas de acceso y en las fachadas del Instituto Botánico. Debido a estudios geotécnicos se comprobó que el suelo reunía propiedades y profundidades muy variables por lo cual no era conveniente realizar muros que necesitaran una fuerte cimentación, optando finalmente por muros de tierra reforzada que no necesitan fundaciones, tienen la estabilidad estructural necesaria y ofrecen una flexibilidad suficiente para asimilar las deformaciones que pueden ocurrir en estos suelos no consolidados.
El hormigón de los caminos que recorren el botánico tienen 22 cm de espesor con un sistema triangular de juntas de expansión de 25mm. El refuerzo en el concreto utilizado en los senderos sólo se utilizó en la zona del antiguo vertedero, donde se corría el riesgo de movimientos de suelo. En los caminos principales el manto de concreto es liso, mientras que en los secundarios, más pendientes, se ha realizado una fino raspado para mejorar el agarre.
Para realizar los vallados se recurrió a madera reciclada, tratando en todo el proceso de respetar lo máximo posible las ofertas que brinda la montaña con criterios de sostenibilidad y orden.
El sistema de riego se realiza desde un centenar de lanzas activadas desde un ordenador, evitando los cables y colocadas en las guías de las cuadrículas, al igual que las redes de drenaje.
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