Arquitecto
Promotor
Diputación Foral de Álava
Diseñado en
2002-2003
Año de Construcción
2004-2009
Área construida
6.000 m2
Coste
9.000.000 €
Ubicación
Vitoria, Álava, España

Introducción

Nos gusta imaginarnos un museo arqueológico como un cofre denso que, como todo cofre esconde en su interior el tesoro que la historia nos ha querido dejar pieza a pieza.

No se trata de una historia cualquiera, al menos no sólo de la historia científica de los expertos, ya que esa historia no siempre deja lugar a la imaginación y casi siempre se termina en sí misma.
Nos gusta pensar en una historia más nuestra que no termina nunca porque en ella tan importante como la pequeña o gran pieza encontrada bajo el suelo es la mirada de la persona que la contempla.
Una mirada caprichosa que depende más de lo que queremos ver que de lo que vemos.
Por eso, el pequeño cofre, denso y hermético por fuera, ha de ser sugerente y mágico en el interior.

El espacio que contiene no puede limitarse a ser un espacio ordenador, ni un juego de arquitectura bella pero distante, ha de ser un lugar capaz de evocar lugares y gentes a partir del pequeño fragmento de cerámica que, más poderosa que la roca, ha logrado sobrevivir para hablarnos de la fragilidad del tiempo.

Situación

El nuevo edificio del Museo Arqueológico se acopla al Palacio renacentista de Bendaña; está situado en la calle Cuchillería número 54, de Vitoria-Gasteiz, Álava, España.

Concepto

El edificio se configura a partir del contexto y de la continuidad que establece en términos de concepto y programa con el anexo Palacio de Bendaña, actualmente museo de Naipes Fournier.

Espacios

Éstos configuran la caja que nos remite al tiempo, concentrado en las capas de tierra que durante años, una tras otra, han ido conformando ese muro espeso que es la historia.
Pero estos espacios están atravesados por unos prismas de vidrio blanco en torno a los cuales se organiza la exposición de las piezas.

Por ellos resbalará la luz procedente de la cubierta durante el día, y llevarán incrustados, entre capa y capa, gráficos e información que expliquen los objetos, cuya luz evocará la aventura de la interpretación.

El suelo de madera de “palo” casi negra, el techo continuo y también negro componen una ‘caja’ o cofre muy cerrada y oscura delimitada por los muros de fachada revestidos exteriormente por una piel de chapa de bronce plegada, con piezas que se superponen o se deslizan según las necesidades de filtrar la luz hacia el interior.

Sótanos

El museo cuenta con dos plantas sótano en las que se hayan instalados entre otras dependencias los depósitos de objetos, archivos y biblioteca, salas de fotografía, aseos, laboratorios, el acceso de los trabajadores, almacenes, sala de servidor de datos, instalaciones y también algunas aulas didácticas.

Acceso principal

El acceso principal tiene lugar a través del mismo patio común que sirve de acceso al Palacio y permite entender la totalidad del conjunto. Con objeto de ampliar la superficie del patio y dignificar con ello el acceso, la propuesta renuncia a ocupar toda la superficie propuesta. Únicamente se utiliza una estrecha franja que se construye como si fuera un apéndice perpendicular al edificio principal cuya misión es, amén de contener usos de apoyo, ofrecer una fachada al acceso más digna que la representada por el actual medianil de los edificios colindantes.

Dado el desnivel de la parcela se accede desde el patio a través de un puente situado sobre un jardín que da luz a las funciones situadas en el nivel más bajo las cuales, de otra manera, quedarían sin iluminación natural en este lateral.

Planta baja y planta sótano 1

Funcionalmente el edificio se organiza de manera que las áreas de trabajo, al igual que la biblioteca y talleres, se sitúan en la planta baja orientada a la calle con desnivel más bajo en el solar, con acceso independiente del principal.

En la planta de acceso público desde el patio común con el museo de Naipes se localiza el salón de actos multiusos que ambas entidades comparten, la recepción, varias salas de traducción, la sala de exposiciones temporales y aseos.

Plantas elevadas

En las plantas elevadas se ubican las exposiciones permanentes. La escalera principal que comunica los distintos niveles configura parte de la fachada del edificio hacia el patio de acceso.

Estructura

Se propone una estructura de hormigón armado, formada, por muros de contención y pilares de hormigón, en estructura de contención y vertical, y losas de hormigón in situ en estructuras horizontales. Así se construye el grueso de la estructura si bien la misma se completa con otra parte de estructura metálica.

La fachada que conforma el patio de acceso se ejecuta en base a un entramado de perfiles metálicos que, posteriormente, quedan revestidos de chapa de bronce. En algunos casos estos perfiles sujetan la propia fachada y el vidrio de la misma y, en otros, como es el caso del tramo que cierra la parte de edificio dedicada a oficinas, reciben también el apoyo de las losas de hormigón de las distintas plantas. Igualmente la escalera principal pública que, abierta al patio, recorre los distintos niveles de exposición, se ejecuta con una estructura metálica.

La disposición de los pilares y las luces de las losas permiten en todo caso liberar la superficie interior. Los pilares de hormigón quedan incorporados en el espesor de las dos fachadas, y el resto, los metálicos, quedan confundidos con la carpintería.

Se trata pues de una estructura relativamente sencilla en su concepción y los componentes de la misma contribuyen a conformar algunos de las características formales, especialmente en el exterior, del edificio.

Criterios Constructivos y Materiales

Las razones físicas que se refieren a la idoneidad de los materiales para dar respuesta a  requerimientos funcionales y de comportamiento futuro – durabilidad, mantenimiento, etc.–, nunca resultan suficientes para determinar la manera como un proyecto se materializa.

La arquitectura, cada proyecto de arquitectura, resulta ser un todo de relaciones superpuestas y yuxtapuestas que de una u otra manera se referencian entre sí. Este “magma” inteligente, adecuadamente manipulado y estructurado, se ilustra a lo largo de todo el proceso por lo que, a la postre – llamémosle idea, punto de partida, estrategia, interés general… – da contenido distintivo al proyecto.

La elección de los sistemas constructivos y de los materiales, la concreción del detalle, no puede entenderse pues como una suerte de “aditivo” a posteriori, no puede tener sólo un sentido caligráfico si éste está al margen de los valores sustantivos implícitos en el objetivo mismo del proyecto. La configuración material, y ello no puede ser de otra manera, ha de estar informada y conformada desde el contenido ideológico del proyecto, y su lectura ha de ser capaz de sugerir, si no de explicar, las voluntades y los objetivos arquitectónicos del mismo.

En el caso que nos ocupa y en términos prácticos, el sentido del tiempo y el uso de la luz, elegida esta última como energía manipulable que se utiliza en representación de aquel, sugieren e ilustran muchas de las decisiones materiales que caracterizan el “objeto”
arquitectónico.

Igualmente, la idea de “cofre” como pieza que oculta y es capaz, una vez abierta y visitada, de sorprender con sus contenidos insospechados, ha permitido un recorrido metafórico bastante fructífero en lo que a la utilización de materiales y texturas se refiere, recorrido éste que pretende ser especialmente sugerente en el exterior.

Los muros envolventes son en realidad espacios de varias capas. En las salas de exposición permanente, los planos horizontales, suelos y techos son muy oscuros. El suelo de madera de “palo”, casi negro, y el techo continuo, también negro.

La fachada que define el patio de acceso presenta al exterior un enrejado de piezas de fundición de bronce, de un material que establece claras conexiones con lo arqueológico y en medio, un muro de dos capas de vidrio serigrafiado contiene la escalera principal que permite, a la vez que se asciende, contemplar el patio de acceso.

Por el contrario, el frente que da a la calle baja es más hermético, y se constituye mediante una primera capa de prefabricados de fundición de bronce, en esta ocasión más opacos, con aberturas allí donde se considera necesario y una capa interior formada por un muro ancho que contiene expositores e instalaciones siendo registrable todo él. De esta manera los espacios internos de exposiciones quedan liberados y sólo cruzados por los prismas traslúcidos de luz.

Piezas de bronce

Constructivamente el bronce se formaliza en piezas plegadas desde el taller a partir de chapa de 1,5 mm, piezas que posteriormente, formando una fachada ventilada, se superponen sobre un paramento cerámico previamente aislado.

La manera de conformar las piezas de bronce y su disposición en las fachadas a Tintorería y Santa Ana responde básicamente a la idea de enriquecer un paramento a partir de sutiles decisiones en la manipulación de un único material. Conceptos como profundidad y transparencia han inspirado las decisiones formales.

Las piezas de bronce tienen básicamente una proporción vertical y en la sección en planta de las mismas destacan por una parte la profundidad y por otra las distintas inclinaciones del plegado de la chapa. La repetición de las mismas dota al conjunto de un espesor y una solidez que, unidos a la distinta incidencia de la luz en las inclinaciones de la chapa, se transforma en una profundidad variable según el momento del día, en una densidad material expresiva del contenido funcional que estas fachadas tienen en el proyecto.

Prismas de vidrio

El contrapunto y la sorpresa, junto a otras razones materiales no tan importantes, han sido los mecanismos utilizados para la resolución del interior. El vidrio que conforma los prismas inclinados que atraviesan las salas de exposiciones tiene un carácter especial. Se trata de un vidrio laminar de 8 + 8 mm. De espesor con interposición de butiral transparente y papel de arroz blanco. Así se eliminan las transparencias y el conjunto, especialmente cuando irradia luz natural, adquiere una corporeidad que lo convierte en una suerte de prisma macizo y denso. Cuando cae la oscuridad se iluminan.

Lucernarios

Sobre una losa de hormigón armado de 32 cm en la zona de cubierta se utilizaron perfiles en T de 100×100 mm para la estructura de los lucernarios, con un falso techo suspendido de entablado machihembrado de madera Wenge.

El anclaje de la estructura metálica al forjado se realiza con un perfil L de 100x100x4 mm

En la construcción de los lucernarios de cubierta se utilizaron perfiles de acero y doble vidrio laminado de 4+4 mm de espesor, incoloro con interposición de butiral transparente y papel de arroz blanco

Carpintería

El muro cortina revestido con chapa de bronce, o los grandes huecos abocinados ejecutados con madera de cedro canadiense, son buenos referentes de su especificidad y de su cierta dificultad.

Precisamente esta madera será la utilizada en los interiores del edificio y particularmente en las salas de exposiciones. Tanto los pavimentos como las paredes y techos irán revestidos con esta madera buscando un efecto de oscuridad “texturada” donde los prismas de vidrio y la luz en ellos contenida puedan actuar con la fuerza y, a la vez, la sutileza pretendida. Igualmente en este fondo oscuro destacarán las distintas vitrinas y procedimientos de exposición

Cubiertas

Todas las cubiertas son planas e invertidas. Se han pensado transitables y con una cámara ventilada por lo que las piezas de acabado, que son losetas de hormigón prefabricado (árido calizazo y silicio), se apoyan sobre un sistema de “plots” que permite en todo momento su registro. La impermeabilización de la cubierta se realizó con láminas EPDM de caucho sintético.

Planos

Fotos