Museo Colección Fortabat
Introducción
Amalia Lacroze de Fortabat es la mujer más rica de la Argentina. Dueña de innumerables emprendimientos, esta mujer de avanzada edad se ha convertido en un símbolo de prosperidad.
Según se cuenta, cuando tenía apenas 19 años asistió al teatro junto a su novio de aquel entonces. Sentado cerca suyo, se encontraba Alfredo Fortabat, un hombre adinerado de 47 años que quedo deslumbrado apenas la vio. En el intervalo de la obra, este hombre le envió una caja de finos chocolates a la joven.
Dos años más tarde, el destino volvería a cruzarlos y esta vez seria para largo.
Amalia, o “Amalita”, como comúnmente se la conoce, comenzó a acompañar a Don Alfredo en sus viajes de negocios, y se convirtió en su consejera.
A los 82 años, el hombre murió víctima de un accidente automovilístico. Amalita se hizo cargo de las empresas vinculadas a los ferrocarriles, gas, electricidad, radio y TV, y la cementera más importante del país.
Al poco tiempo de fallecido su marido, Amalita esbozó “En 4 años hice lo que Alfredo en 40; he duplicado nuestra fortuna”.
La mujer, amante de las joyas y la buena vida, cultivo un patrimonio personal en obras de arte. En sus viajes por el mundo aprovechaba para comprar cuadros y pinturas de los mejores artistas, y poco a poco comenzó a atesorar una riquísima colección.
Unos años antes del fin del milenio, Fortabat comenzó a gestar la idea de construir un espacio único donde pudiese exhibir todas las obras que había ido adquiriendo.
Para llevar a cabo este nuevo sueño, eligió al destacado arquitecto uruguayo Rafael Viñoly.»
Situación
El Museo de la Colección Fortabat se encuentra ubicado en la capital de la República Argentina: Buenos Aires. Esta ciudad de vasta historia a cuestas, cuenta con una de las mejores ofertas culturales a nivel mundial. Su variedad teatral(obras para niños, teatro underground, comedias musicales, obras humorísticas, reconocidos títulos, etc) y los espectáculos de diversa índole irradian en la ciudad.
En cada semáforo, cada esquina, y cada plaza se puede disfrutar del talento de sus artistas. Su gente sociable y cariñosa acompaña esta tendencia, ya sea en las tiendas comerciales, las ferias al aire libre, o sus restaurantes.
La ciudad posee una enorme carga arquitectónica influenciada principalmente por el estilo francés y en menor medida el italiano.
Pero al recorrer sus calles, podremos divisar diferentes períodos y estilos uno junto al otro, asomando por detrás de los frondosos árboles. Esta heterogeneidad arquitectónica hace de la ciudad algo sumamente atractivo.
Pero así como Buenos Aires puede resultar encantadora por su gran diversidad, es también una ciudad caótica. El ruido en las calles y la desorganización son un factor característico. El tráfico vehicular y la contaminación visual pueden ser a veces muy molestos.
Sin embargo, y a pesar de estos esporádicos contratiempos, Buenos Aires es una ciudad en constante movimiento que pareciera nunca dormir.
La heterogeneidad y el caos parecieran fundirse para resultar una combinación fascinante, en una ciudad siempre dispuesta a ser descubierta y desnudada por nuevas miradas.
En este contexto surge Puerto Madero. El barrio más joven y sofisticado de Buenos Aires crece día a día sobre las márgenes del Río de la Plata. Sus imponentes torres junto con los lujosos hoteles y conjuntos de viviendas, son la nueva fachada de una ciudad que se renueva constantemente.
Muchas veces denominada por los mismos habitantes porteños como “una ciudad dentro de otra ciudad”, Puerto Madero goza de privilegios como pocas otras zonas de la capital.
Todos sus edificios son nuevos o reciclados y sus calles se presentan amplias y limpias.
Los diques del antiguo puerto marcan sus límites hacia el oeste, y le dan al barrio una identidad única.
Sobre el primero de estos diques se implanta el museo de Viñoly. Respetando un espacioso paseo peatonal, la obra se hace lugar en un área que reúne obras de otros referentes como Cesar Pelli, Santiago Calatrava, Phillipe Starck, y próximamente Norman Foster.
Concepto
El Museo fue proyectado para poder brindarle a la ciudad un espacio de goce y disfrute del arte. Si bien esta es una zona en desarrollo y con fuerte impulso, no existe aún una buena oferta de instituciones culturales o educativas en ella.
El diseño de Viñoly intenta ser reflejo del deseo de integrar el nuevo edificio al carácter y escala de los docks portuarios de ladrillo a la vista; al mismo tiempo que busca ser una respuesta innovadora para la exposición de obras de arte de semejante magnitud.
La operación evidencia la extrema simplicidad y una singular destreza compositiva. Respeta el trazado longitudinal frente a los diques y la altura de los docks existentes.
Lo que verdaderamente busca el proyecto es mantener una permanente relación visual con la ciudad, en vez de aislarse y ser un objeto anclado en sí mismo.
En este punto se pueden encontrar voces en desacuerdo, ya que el planteo es que el Museo se “abra” hacia la ciudad y su skyline, y que la fachada hacia el río esté más consolidada y oculta(aunque de todas maneras el río se encuentre lejano y sea una mera cuestión metafórica).
Espacios
El museo es de planta rectangular alargada y posee 6700m2. El lado menor tiene 27 metros, y el mayor 90 metros.
Sobre el lado del río se ubica una franja de 4 metros que se estira y ocupa gran parte de la fachada, destinada a servicios, circulaciones, y programa de apoyo.
Hacia el lado del dique y mirando hacia la ciudad, el museo se vuelve más permeable y traslucido.
En el subsuelo se ubican galerías secundarias y depósitos. En la planta baja podremos encontrar un gran lobby y espacio de llegada, así como la tienda de obsequios, y un restaurante. Y en el primer y segundo piso encontraremos las salas de exposición principales que balconean sobre la planta baja. El segundo de ellos es un entrepiso más corto y metálico, que cuelga de la estructura.
Todo este cuerpo alargado está cubierto por una cubierta semi-cilíndrica de vidrio con parasoles de aluminio. Este sistema es utilizado para tamizar el ingreso de luz durante el día, y que a la noche pueda ser abierto y que el museo mire a la ciudad, así como que desde la ciudad se pueda ver el interior iluminado del mismo.
Viñoly cuenta que proyecto este museo sin saber con certeza las obras que iban a exponerse en su interior, ni tampoco la disposición de estas piezas: “se trato de generar espacios flexibles como grandes lofts”.
De todas maneras, al haber habido un proceso tan largo en su construcción(se tardó casi 10 años debido a problemas financieros y constructivos), la disposición interior fue cambiando, y Viñoly mismo se retiró del proyecto en su etapa final.
Estructura
El edificio es austero en su concepción general. El rectángulo de hormigón sirve como espalda y base estructural de uno de los lados, mientras que del otro, las cargas descienden por medio de columnas de base circular.
La cubierta de vidrio curvada fue el elemento que represento mayor complejidad e innovación tecnológica; se apoya sobre costillas metálicas diseñadas por medio de recursos adoptados de la ingeniería naval, permitiendo que los parasoles de aluminio puedan deslizarse sobre ellos por medio de rieles, y vayan variando su ángulo para evitar la incidencia directa de la luz en el interior del edificio.
Sobre planta baja, del lado del dique, aparecen dos cajas que quedan semi-ocultas por la cubierta. Estas son también de hormigón, aunque no cumplen ninguna función estructural.
Materiales
El museo está concebido con tres materiales básicos casi en su totalidad. Los tres materiales se utilizan bajo la mayor prestancia de sus recursos.
De esta manera, la espalda del museo está realizada íntegramente con placas de hormigón crudo generando una fachada bien consolidada hacia la calle.
Sobre el material se puede leer el grabado que distingue al museo con el nombre de la dueña de la colección.
Del lado del dique, el vidrio y el acero dominan la escena. La cubierta curva recubre casi toda la fachada oeste, dotando de carácter y gestualidad al museo. Los parasoles de aluminio anodizado se abren y cierran, dejando ver u ocultando los paños de vidrio que generan esta superficie. Los mismos están sujetos por medio de costillas curvas de acero que se ubican a lo largo del cuerpo del edificio, y que representan el sistema tecnológico que hace de este museo una experiencia innovadora.