Arquitecto
Año de Construcción
1995-1998
Ubicación
Osnabruck, Alemania

Introducción

En 1994 se convoca a un concurso para la construcción de un pequeño edificio que albergaría las obras del pintor de origen hebreo Felix Nussbaum, víctima del holocausto en el campo de concentración de Auschwitz en 1944 y oriundo de esta ciudad.

Uno de los objetivos es la creación de un complejo museístico que sirva de sede para la colección Nussbaum, y que además transforme de algún modo la noción tradicional de este tipo de edificios, logrando que el museo defina el contexto histórico de la ciudad de Osnabruck a través de la revelación de los valores culturales.

Situación

El Museo se encuentra en la ciudad de Osnabruck, una ciudad medieval fundada por Carlomagno en el siglo VIII de un poco más de 160.000 habitantes ubicada en la provincia de Baja Sajonia.

El complejo ocupa lo que sería el jardín trasero del viejo Museo de Arte Popular, que paradójicamente también fue sede del partido Nazi en 1933 y lindando también con el Museo de Historia, si bien está separado de ambos el edificio se conecta con ellos vinculándolos y generando así una nueva composición morfológica.

Parte del Museo también se encuentra sobre restos antiguos de un puente del siglo XVIII que formaba parte de las fortificaciones de la ciudad, al Museo se accede lateralmente por un pasaje que se abre al exterior.

Concepto

En el proyecto cada uno de los elementos de la organización espacial, de la geometría y del contenido del programa hacen referencia a la paradigmática trayectoria de Nussbaum, expresión de la ausencia permanente, el museo de lo desconocido y la significancia del irrepresentable abismo del Holocausto.

Los diversos componentes del complejo se trabajan como elementos que conectan y componen una estructura integral , al tiempo que demuestra un horizonte permanente de desconexión que paradójicamente sirve de nexo entre una serie de lugares significativos de la ciudad: puntos históricos que actúan como referencia para la memoria espacial, pero sin pretender significarse como una nueva forma dominante sino que actúa como fondo de esperanza del Museo de Arte Popular y el Museo de Historia, que son tratados como figuras familiares pero solitarias, a la par que el solar se reorganiza en torno a una nueva topografía que conecta a la ciudad consigo misma, convirtiéndose en vínculo con una historia perdida, en elemento que transmite la misteriosa irreversibilidad del tiempo y el destino.

Este proyecto está dotado de una gran carga simbólica, debido a su condición y la de su familia como judíos que vivieron el holocausto en carne propia, el edificio habla por sí solo, y en su interior se puede sentir la angustia y el sufrimiento sufrido por su pueblo.

Su planta tortuosa, los alzados rasgados por las entradas de luz, los elementos clavados que atraviesan los muros, etc. todo en el edificio está pensado para que el visitante experimente algo más que una simple visita a un museo, de hecho para la mayor parte de los visitantes el contenido del museo es lo menos importante.

Procediendo del exterior hacia el interior, el carácter experimental y enigmático de esta obra sufre una metamorfosis producida por la acumulación de significados, de emociones, de memorias, hasta poner el interrogante sobre la posible existencia de una arquitectura de los sentidos.

Espacios

La obra se compone de tres grandes volúmenes, cada uno de los cuales tiene un especial sentido con una distribución cruciforme. El primer volumen sorprende de entrada por su forma de paralelepípedo con dramáticas aberturas, este lugar es el denominado” la casa” y alberga las salas expositivas.

Este lugar es un pasaje que hace alusión al martirio y a la importancia del espacio público y el carácter absoluto del crimen, el interior de este lugar es comprimido e iluminado por lucernarios triangulares, donde uno se enfrenta a un volumen desplazado que contiene el volumen vertical de la entrada y sus funciones correspondientes.

El segundo volumen es una larga sala ciega denominada “el camino” caracterizado por una serie de pasillos sobrepuestos débilmente iluminados desde lo alto.

En el interior después de superar el estrecho paso de la entrada se presentan dos recorridos sobrepuestos iluminados por una grieta sobre la cubierta, repetida sobre el suelo del primer piso que determina una gran variación de la luminosidad, el recorrido esta levemente en pendiente y simboliza el camino interrumpido en la vida de Felix Nussbaum.
Las salas expositivas presenta una planta rectangular con características laberínticas, en donde se encuentran volúmenes triangulares que albergan la librería y los cuerpos de las escaleras de las que resultan bien calculadas deformaciones de la perspectiva, aberturas sutiles y oblicuas que interrumpen la regularidad de las paredes y también modulan la luminosidad interior con ligeras e inesperadas inclinaciones del suelo.

El tercer volumen es “el puente” el cual conecta al nuevo edificio con el museo preexistente, este lugar esta subdividido en dos niveles, aquí se alternan geometría simples con espacios simbólicos, en donde el sentido inicial de extravió y la conceptualizad originariamente abstracta de la aproximación proyectiva se disuelven en la experiencia física del espacio arquitectónico.
En centro triangular constituido por estos tres volúmenes se encuentra un pequeño y silencioso patio, abierto por un lado a través de la fina grieta formada por el volumen del puente, que parece casi rozar el suelo.»

Estructura y Materiales

La estructura del edificio está completamente realizada en Hormigón, sin recubrimientos en el “camino”, el sector de las salas expositivas denominada “la casa” se encuentra exteriormente recubierta con madera y el puente tiene un recubrimiento exterior de cinc.

Planos

Fotos