Pabellones de Les Cols
Introducción
Este proyecto completa, como se había previsto, la audaz y sorprendente reforma del restaurante original, obra del mismo estudio de Olot, RCR Arquitectes, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura.
Un universo de reflejos y texturas imprevistas encerrado en la piel de una entrañable y típica construcción de montaña en la localidad de Olot. El microcosmos volcánico de la comarca gerundense de la Garrotxa, que influye de forma determinante en sus gentes y sus casas, también se extiende conscientemente a la obra de RCR en su propia tierra. ¿Quiénes mejor que ellos para saber cómo armonizar sin esfuerzo aparente la naturaleza y la arquitectura?
El programa de Los Pabellones de Les Cols quiere ofrecer un espacio para descansar por la noche al lado del restaurante. El lugar es el recinto aislado que circunda la masía Les Cols como un oasis en la ciudad.
Aunque se trata de un establecimiento con las atenciones y la calidad de un hotel de la máxima calificación, la ausencia de televisión, internet y otros gadgets, impide la consecución de las consabidas cinco estrellas. RCR Arquitectes, en complicidad con la familia Puigdevall, propietarios de la Masía, prefieren renunciar a las estrellas de metal y brindar a sus huéspedes otro tipo de estrellas. Un espacio donde la reflexión y la conversación sustituyen al ruido en que estamos inmersos. Entendiendo ruido en un sentido semiológico, amplio.
Situación
El restaurante y con el el proyecto de los pabellones se encuentran situados en la localidad de Olot, en la provincia de Gerona. Olot se caracteriza por su caracter de zona volcánica y sus frondosos y característicos bosques que conforman la zona conocida como La Garrotxa.
Su dirección exacta es la siguiente: Ctra. de la Canya, s/n, 17800 Olot, Girona
Concepto
Hay que decir, de entrada, que el concepto de estas habitaciones nada tiene que ver con la idea funcionalmente convencional que tenemos de un hotel o albergue en la montaña. Ni en ningún otro sitio.
Como es habitual en la obra de RCR su proyecto persigue crear un espacio con una atmósfera determinada que conduzca a una vivencia específica y única. No se trata de platear un espacio para el descanso del ajetreo, ni para el simple aislamiento del estrés urbano. Los Pabellones de Les Cols proponen una forma de pasar la noche en comunión con el exterior, con el cielo especialmente, pero también con la tierra cercana. Una experiencia asimilable a la que brinda dormir al aire libre, pero filtrada por la lente cultural de la arquitectura y que, por lo tanto, obliga a aprender y asumir algo extraño y emocionante que para nuestros antepasados era muy normal.
Con la estructura de los huertos, franjas de tierra protegidas por muros vegetales, estos espacios se generan a partir de cubrimientos parciales, entre los altos muros que los protegen, con un recorrido que desciende, donde la visión y el disfrute del cielo nocturno adquiere protagonismo esencial.
Se trata por una noche de descansar, no de una jornada intensa, sino más bien de una manera de vivir. Encontrarse uno solo frente a la noche y el vacío, refugiado entre cálidos muros, donde lo opaco y los reflejos del cristal en masa laminado se entremezclan en un juego virtuoso de luces y aguas, para volver a sentir aspectos de la naturaleza que se daban por olvidados.
Espacios
Un conjunto de cañas de bambú de acero lacado en verde guía hacia dos corredores a cielo abierto, revestidos con una alfombra de malla metálica que conduce a los pabellones. A ambos lados se levanta una valla de lamas de vidrio verdoso que deja entrever la escena.
La parcelación, como se aprecia en los esbozos previos, evoca la estructura lineal de un huerto tradicional. La arquitectura japonesa también es un claro referente en el trazado de los recorridos que llevan a cada pabellón, prolongando el placer de acceder al interior de los mismos.
Un sutil panel de control permite controlar el clima, las persianas y los puntos de luz. Por la noche, unas lonas cubren el cubo de cristal brindando la imprescindible intimidad. Una sola puerta conduce al lavabo donde los grifos han desaparecido. El lavamanos, en forma de balsa, permanece lleno y se renueva mediante un sensor de proximidad. La ducha se ha pavimentado con piedras de río y la bañera, de enormes dimensiones, invita a la inmersión total.
Estructura
Una estructura de acero sobre el patio, sostiene los seis cubos de cristal que parecen flotar en ese huerto imaginario. Una puerta de vidrio y acero da acceso a cada uno de los pabellones. En su interior tan solo se encuentra una forma geométrica que se transformará en cama por la noche. Los armarios están integrados.
Materiales
Los materiales sabiamente dominados y utilizados por los arquitectos, encastrados en un entorno, radicalmente natural, devienen una piel nueva, una suerte de transición entre el futuro y la tierra que acoge al visitante y focaliza lo que debe ver: su entorno y su propio interior.
El pavimento de los patios que acogen los pabellones está inspirado en la tierra volcánica de la Garrotxa y ha sido realizado con mortero modelado con texturas y pintado de negro. Está previsto que el musgo y las hojas lo conviertan en un espacio vital, en transformación continua.
El espacio exterior también cuenta con los cientos de tubos de acero a modo de cañaveral futurístico que guían al usuario en sus recorridos.
El cristal es, por supuesto, el material predominante, ya que es el encargado de materializar los cubos que son las habitaciones.