Viviendas El Ruedo
Introducción
Una obra polémica, para la cual la Consejería de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda de la Comunidad de Madrid convocó a concurso restringido en 1986.
Entre las características de dicho proyecto, además de la problemática ubicación del terreno junto a una autovía urbana y perteneciente al Instituto de la Vivienda de Madrid lo que obliga a edificar viviendas sociales, es que el mismo Plan General de Diseño Urbano establecía las características del complejo a edificar, forma y tamaño, la primera curvilínea, enroscada sobre sí misma y el tamaño debía ser de 600 metros de longitud y ocho plantas de altura.
El resultado de la convocatoria fue hecho público en Junio del 86 siendo escogida la propuesta presentada por el arquitecto Saenz de Oiza, quien fue el único de los postulantes que en su proyecto respetaba las premisas propuestas por el Plan.
Situación
Las viviendas sociales El Ruedo están situadas en el tercer cinturón de circunvalación M-30 de la Comunidad de Madrid, entre las calles Félix Rodríguez de la Fuente y la avenida Doctor García Tapi, en el distrito de Moratalaz.
Concepto
El edificio El Ruedo, fue concebido como una gran muralla que no sólo otorgue una potente sensación de aislamiento y protección, sino que también lo sea. Muchos críticos no lo han entendido así y pasaron a compararlo con una cárcel, por su tipología, su monumental tamaño y sus pequeñas aberturas.
Los grandes radios de curvatura permiten entender la fachada del bloque como una piel en tensión que abraza y protege el espacio interno. La idea misma de crear un muro lleva a tener en cuenta dos caras extremas, la fachada exterior y la interior, con las relaciones de concavidad y convexidad que se producen en su interior, de tracción en su fachada exterior y de comprensión en la interior.
Descripción
Tanto la propuesta como la realización final de esta obra han suscitado intensas polémicas. Uno de los temas más criticados es su forma de espiral con escasos huecos en su fachada exterior para evitar los ruidos y la contaminación que proviene de la vía cercana.
Oiza no agota toda la superficie edificable lo cual le permite bajar las alturas en determinadas partes del edificio y de esta manera crear una fachada con movimiento y menos monótona que la propuesta originalmente por el Plan.
La apariencia de su diseño fue muy discutido, las opiniones van desde quienes lo consideran completamente antiestético e invisible hasta quienes le otorgaron un premio, como el de Arquitectura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid otorgado por el COAM poco después de su construcción.
Fachadas
- Fachada interna
La fachada interna constituye el marco del espacio de remanso, el lado opuesto de la externa expuesta al tráfico intenso de la M-30, al ruido y al aire contaminado. Fue decorada con motivos geométricos de vivos colores que engloban las distintas manifestaciones de “lo residencial” fundiéndolas en un todo. El alicatado del patio interior es multicolor, lo cual recuerda en cierto modo a los patios del sur de España.
- Fachada externa
La fachada externa es “el muro”, la que protege de la agresión externa, curva, con losetas color teja y con pequeñas aberturas. Estas pequeñas ventanas fueron hechas para no permitir la entrada del ruido y contaminación de la autopista, pero también sirvieron para que apodaran al edificio con el nombre de “la cárcel de la M-30”
Los núcleos de comunicación públicos, se han dispuesto en la fachada más opaca, de forma que estas piezas cerradas también sirven de amortiguador acústico.
Espacios
La normativa del solar permitía la construcción de un máximo de 448 viviendas en 44.962 metros cuadrados. Oiza no utilizó todos los metros permitidos, su proyecto lo componen 346 viviendas, de dos, tres y cuatro dormitorios, éstas últimas dúplex, 198 plazas de parking en el subsuelo, locales comerciales y una zona para el uso de los vecinos, con sala social y espacio al aire libre.
Protegido por el recio muro que representan las viviendas y aprovechando su desarrollo en forma de espiral, en el centro se creó una zona verde, un espacio público al aire libre protegido de la agresión exterior, alberga un estanque, una fuente, una zona de juegos para los niños, pérgolas y paseos. A este espacio de ocio se accede desde puertas en la fachada interior del bloque de edificios que comunican con los accesos a las viviendas y a los locales que existen en la planta baja del mismo.
Desarrollo de las viviendas
Las viviendas se organizan en un orden de apertura creciente desde la fachada exterior hasta el remanso. A primera vista pareciera que al estar dentro “del muro”, éste condicionara su orden funcional y constructivo, pero no se trata de propuestas ajenas a la manera de plantear la vivienda sino que éstas asumen todas las cualidades estructurales del muro ya que son las que lo forman.
En la parte más cerrada de las viviendas, la que da a la autopista, se dispusieron las áreas de servicios, tales como tendederos, zonas de almacenamiento de las cocinas o los lavabos, áreas que en estas ubicaciones cumplen un papel de amortiguador acústico.
Las dependencias de diario se abren hacia la parte más ancha de la vivienda y hacia la zona verde, disponiendo de un espacio privado al aire libre. Esta terraza se repite en las dos plantas de los dúplex, uniéndolas mediante una escalera.
Las escaleras interiores de los dúplex constituyen un muro de luz dentro de las viviendas ya que se construyeron como lucernarios.