Museo de Quai Branly
Introducción
En 1996 Jacques Chirac, presidente de Francia, ve la necesidad de abrir en Paris un Museo de Artes y Civilizaciones que reúna información sobre el arte primitivo distribuido hasta ese momento entre el Museo del Hombre y el Museo Nacional de Artes de África y Oceanía. En 1998 se escoge entre varias posibilidades el sitio que albergará el nuevo museo y en enero de 1999 se llama a concurso internacional de anteproyectos, resultando seleccionado a finales del mismo año la propuesta conjunta de Architectures Jean Nouvel – OTH – Ingerop.
Programa del Concurso
El programa del concurso propone desarrollar una propuesta innovadora, tanto en dispositivos científicos y organizativos, como en lo que se ofrece al público, a la vez que construir un museo integrado con el entorno y la época.
Objetivos funcionales del programa de diseño:
- Un lugar que pueda albergar las colecciones provenientes del ya existente Museo del Hombre y el MNAAO, conjuntamente con las nuevas adquisiciones.
- Un centro de recursos, investigación y enseñanza.
- Un lugar para otras expresiones artísticas
Consideraciones urbanas propias del proyecto:
En este punto fue necesario tener en consideración el contexto urbano, respetando estrictamente las condicionantes reglamentarias obligatorias en cuanto al sitio destinado a espacios verdes. El programa propuesto podría ser resumido como «un proyecto a la vez ambicioso en cuanto a sus objetivos y modesto en cuanto al volumen construido, que deberá conseguir muy particularmente su integración en la trama urbana».
Situación
El Mueso del Quai Branly, ubicado en 37 quai Branly, 75007 Paris, ocupa el espacio que hasta finales de los ochenta ocupaban unos edificios construidos después de la segunda guerra mundial y en el que originalmente funcionaba el Ministerio de Finanzas. Cuando el Ministerio se traslada a Bercy, el entonces presidente Frnaçois Mitterrand propone crear en ese lugar un Centro de Conferencias Internacionales, para lo cual se llama a concurso a finales de los 80. Aunque salió escogido uno de los proyectos presentados, nunca llegó a realizarse por problemas presupuestarios
El espacio, sobre el quai Branly, al constado del Sena y próximo a la Torre Eiffel es un lugar privilegiado de la capital francesa en el que el reglamento urbano es muy estricto en cuanto a alturas máximas a construir y espacios verdes a crear. La zona, con un carácter cultural ya arraigado, se encuentra frente al Palacio de Tokio, el renovado Museo del Hombre, la Ciudad de la Arquitectura y del Patrimonio y el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Paris, en la otra orilla de río.
Concepto
Carta de intención presentada por Jean Nouvel en el Concurso Internacional de Arquitectura (1999)
Presencia-ausencia o la desmaterialización selectiva
«Es un museo edificado alrededor de una colección. Donde todo está hecho para provocar el surgimiento de la emoción causada desde el primer objeto; donde todo fue realizado, a la vez, para protegerlo de la luz y para captar el rayo de sol indispensable para la vibración, para la instalación de las espiritualidades.
Es un lugar marcado por los símbolos del bosque, del río, y de las obsesiones de la muerte y el olvido.
Es el asilo donde tienen lugar trabajos censurados o despreciados, concebidos recientemente en Australia o en América.
Es un lugar cargado y habitado, en el que dialogan los espíritus ancestrales de los hombres, quienes descubriendo su condición humana, inventaban dioses y creencias.
Es un lugar único y extraño. Poético y perturbador.
La construcción sólo pudo realizarse rechazando la expresión de nuestras contingencias actuales y occidentales.
Fuera estructuras, fluidos, «carpinterías» de fachada, escaleras de emergencia, barandillas, techos falsos, proyectores, zócalos, vidrieras, carteles… Si su función por las circunstancias debe permanecer, que desaparezcan de nuestra vista y de nuestra conciencia, que se borran ante los objetos sagrados para permitir la comunión. Fácil de decir, pero más difícil de hacer…
La arquitectura que surge de esto tiene un carácter inesperado. ¿Es un objeto arcaico? ¿Es la expresión de la regresión? No, todo lo contrario, para llegar a este resultado se recurrió a las técnicas más avanzadas: los vidrios son grandes, muy grandes, muy claros, frecuentemente impresos con fotografías inmensas, los pilares, aleatorios en su posición y altura parecen árboles o tótems… Pero, poco importan los medios… Sólo cuenta el resultado: la materia a veces parece desaparecer, tenemos la impresión de que el museo es un simple refugio sin fachada, en un bosque.
Cuando la desmaterialización se encuentra con la expresión de los signos se vuelve selectiva. Aquí la ilusión acuna a la obra de arte. Queda por inventar la poética de la situación: es un suave desfasaje, el jardín parisino se transforma en un bosque sagrado y el museo se diluye en sus profundidades. » (Jean Nouvel)
Descripción
Como aclara el arquitecto en su proyecto, se trata de “un edificio encaramado sobre pilotes, todo es curvo, fluido, transparente, misterioso y sobre todo, cálido”
Pese a la difícil inserción del nuevo museo al costado del río Sena y en presencia de la Torre Eiffel, vista desde cualquier ángulo del lugar, y a los exigentes requisitos propuestos para la realización del proyecto, Jean Nouvel lo consigue de manera inteligente y exquisita.
En primer término, el muro de vidrio que separa al Museo de la vía paralela al río, consigue un efecto de privacidad “visible”, atractivo. En segundo término, y respondiendo a los requisitos del programa, intenta disminuir la carga térmica, al menos en una parte del conjunto sobre la fachada norte, con una fachada-jardín que atrae al caminante, agregando un aporte estético y ambiental que otorga un toque fresco a una zona de edificios tradicionales.
Por último, agrega un espacio que normalmente no es abierto al público para su observación, la colección “de bodega” del Museo, generalmente escondida y en este caso descubierta al ojo del visitante a medida que se avanza por la rampa de acceso, se aprecia a través de un espacio circular central y acristalado donde se almacenan las piezas no expuestas.
El cerramiento con vidrio transparente del edificio y la apertura del corazón de la manzana, dejando un alto porcentaje de terreno libre y ajardinado, es un gesto urbano radical que inclusive permite visualizar los edificios de la calle siguiente.
Espacios
El conjunto del Museo Branly está compuesto por cuatro edificios: el museo propiamente dicho, con cinco niveles que albergan las colecciones, el Branly para los servicios administrativos, el Auvent, de 1.300 metros cuadrados, para la mediateca y las salas de lectura y la Universidad, que comprende talleres y salas de clase, en vidrio y piedra, con techos cubiertos de frescos contemporáneos de pintores aborígenes de Australia. Galerías, jardines y espacios suspendidos para exposiciones temporales complementan una concepción ultramoderna. El edificio diferencia explícitamente los diferentes usos de los volúmenes construidos y separa la administración y el Museo con lenguajes distintos y materiales simples.
Jardines
Su jardín de 18.000 m2 poblado por millares de especies vegetales fue diseñado por el arquitecto y paisajista Gilles Clément y se despliega a ambos lados del edificio. En ellos hay pequeñas colinas, cascadas, estanques, senderos, y casi 200 árboles
El Branly
El edificio administrativo está recubierto de plantas y se ensambla con las construcciones de piedra hausmanianas del resto de la manzana. Su fachada mira al Sena.
Salas expositivas
Una rampa larga y curva conduce al visitante hacia las salas de exposición. Su composición arquitectónica obliga a realizar un recorrido para poder apreciar sus tesoros, expuestos en vitrinas, recovecos y módulos.
Ciertas zonas del museo no están divididas, la ausencia de muros hace que nuestra visita y nuestra visión sean completamente diferentes. La luz, la penumbra que llega del exterior, es también una parte de la exposición. El gran espacio central, de gran altura, cuenta con superficies de exposición situadas por encima del gran espacio y a las que se accede por escaleras colgantes.
La luz es determinante ya que, a diferencia de otros museos donde ésta es limpia y clara, en el Museo del Quai de Branly, la luz es colorida, cálida o fría, tenebrosa, oscura, mítica. La recreación del ambiente mediante las luces y la disposición de las salas es una parte de la exposición, de la recreación de obras que provienen de culturas humanas donde la visión del mundo es distinta.
La galería larga y estrecha discurre entre dos fachadas que la luz del día hace vibrar de modo diferente. En el lado del Sena, los motivos de bosques se atenúan, dando prioridad a la luz que proviene del norte, una película contenida dentro del espesor de los vidrios, la refleja hacia el exterior.
En el lado sur, el de calle de la Universidad, el vidrio muy filtrante está detrás los paneles que se abren y cierran como las tablillas de una persiana. Una abertura geométrica permite encuadrar la torre Eiffel para reintegrar al visitante al paisaje urbano.
Todo el trayecto de la galería, en toda su longitud, es recorrida por un sinuoso mobiliario ondulante a la altura del cuerpo del visitante que limita los diversos espacios y dirige hacia ellos.
El Atrio
El atrio, en toda su altura es atravesado por un cilindro elipsoidal y vidriado, que permite apreciar en todos los niveles la colección de instrumentos musicales del museo. Esta torre de instrumentos musicales, así como el gran mástil Seligmann, traído aquí desde la plaza del Museo del Hombre después de haber sido restaurado, sirve de escala vertical, ya que se extiende desde la planta baja de la galería.
Cajas
Las más de 20 cajas de diferentes tamaños que sirven como espacios expositivos se ubican sobre el lado norte del edificio. Se ahuecan a modo de cuevas para presentar al espectador mundos lejanos, rodeados como toda la galería por un ambiente particular. Son los módulos de colores que destacan en el exterior de la fachada del Quai Branly y que se comprenden mejor desde el interior.
Entrepisos
Tres entrepisos suspendidos que salen por encima de la plataforma central dominan la galería. Estos entrepisos con forma de islotes y cuyas caras inferiores facetadas dan el aspecto de haber sido esculpidas en el espacio, tienen diferentes funciones, los dos laterales sirven para exposiciones temporales y el central ofrece un espacio de recursos multimedia para las muestras que así lo requieran.
Librería y cafetería
La librería del Museo así como la cafetería, dan un servicio al vecindario, el cual los utiliza en permanencia.
Estructura
La estructura del edificio, parte de la cual se apoya sobre pilotes, no supera los 21 metros de altura. Estos 26 pilotes sostienen una cubierta metálica de 220 metros de largo en forma de cuña sobre la que se asientan 30 “cajones” multicolores que afloran de la fachada y le confieren exteriormente volumen y armonía. Estos cubos en su interior son utilizados como espacios expositivos.
El edificio principal forma un puente entre sus dos secciones, con cinco niveles interiores. El lado sur de la cuña es visible con un anguloso empalme de dos bloques que forman parte de la galería principal. Por debajo de este puente creado con los pilotes, y bajo una estructura de planos oblicuos que completan la base de la cuña, el peatón se dirige hacia la entrada principal, en un lateral del edificio cilíndrico que es el núcleo del conjunto y que está recubierto de placas blancas levantadas permitiendo la entrada de luz.
Materiales
Jean Nouvel ha escogido materiales como la madera y la vegetación, pensando quizás en reproducir los paisajes de las civilizaciones presentes en el museo. Durante el recorrido desde la entrada y hasta llegar a la sala principal, el visitante es preparado para apreciar lo que va a ver, ya que es sacado súbitamente de la ciudad y sumergido en ambientes tal vez olvidados o desconocidos, muy coloridos, que invitan a ir descubriendo los objetos, rodeados de una luz tenue, que parece sumergir al visitante en las profundidades de culturas muy diferentes.
En el lado que da al Sena y siguiendo la curva trazada por el río se levanta una empalizada de vidrio de 12 metros de alto y 200 de largo.
Pared vegetal
La pared vegetal, de 800 m2, cuenta con elementos de alta tecnología. Se forma con complejas redes metálicas que forman “panales” en los que se introducen los sustratos a los que se amarran las plantas, escogidas por su color, textura, densidad o follaje, crean una composición diseñada con anterioridad. Un goteo permanente enriquecido con elementos nutritivos y dosificados las alimentan y permiten el mantenimiento de un riguroso y controlado manto verde que puede ser reemplazado total o parcialmente en cualquier momento.
Vitrinas
Las vitrinas están compuestas por dos hojas paralelas de vidrio blanco sostenidas por delgados pórticos que hacen de bastidor. Sus contornos están difuminados por serigrafías con la intención de esfumar la vitrina en si, privilegiando el espacio de la galería, queriendo dar la sensación de que los objetos flotan en el espacio de la misma, sin barreras.
Mobiliario
El mobiliario ondulante que delimita los diferentes mundos dentro de la galería, se ahueca para dar forma a los asientos o albergar maquetas y pantallas. La estructura está revestida en cuero y cuenta con escritura braille para no videntes al igual que todos los puestos de información.
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