Palau de la Música Catalana
Introducción
El Palau de la Música Catalana, obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner que se construyó entre 1905-1908 es uno de los mejores ejemplos, conjuntamente con la Casa Milà de Gaudí, del movimiento modernista en Cataluña. Su construcción, impulsada por la asociación coral l’Orfeó Català fue financiada con fondos procedentes de suscripciones populares, dando ejemplo de la participación civil de los ciudadanos de Barcelona en la puesta en marcha de grandes proyectos colectivos. Los dos edificios fueron terminados con pocos años de diferencia, el Palau de la Múscia Catalana se inauguró el 9 de febrero de 1908 y Gaudí finalizó la Casa Milà en 1911. En 1971, el Palau, fue declarado Monumento Nacional y en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Restauración
Entre 1982 y 1989 se realizó la primera parte de una gran restauración y ampliación bajo la dirección de los arquitectos Oscar Tusquets y Carles Díaz. En la segunda parte, también bajo la dirección de Òscar Tusquets con Josep Palaín, fue comenzada en el 2000, se adosó al Palacio un edificio de seis plantas cuyo chaflán se resuelve mediante una torre cuya base está esculpida en forma de una gran palmera. El nuevo edificio y la plaza se ubicaron en el terreno que anteriormente ocupaba la iglesia. Durante el proceso se restauraron 6.237m2, sumando 2.664m2 de obra nueva.
Los arquitectos comentan al respecto:”…. nuestra aportación más trascendental ha sido otorgar una nueva fachada al Palau, abriéndola a la nueva plaza. Una fachada de gran riqueza arquitectónica que siempre se mantuvo oculta y que estaba sorprendentemente resuelta por Domènech. El arquitecto modernista soñaba con un edificio exento y nosotros, un siglo más tarde, hicimos realidad su sueño… En la cara norte de la plaza se ubica el nuevo edificio para los músicos, camerinos, biblioteca, …, en la parte sur de la plaza un edificio para el público, foyer, restaurante, …, y bajo la plaza se sitúa una nueva sala, el Petit Palau, con capacidad para 540 espectadores…”
Situación
El lote donde se decidió levantar la sede y auditorio del Orfeó Català se encuentra en un barrio densamente poblado, por lo cual los 1393.5m² del edificio debieron ser calculados cuidadosamente para poder ser construidos en un solar de perímetro irregular y de poca superficie que hace esquina entre el Carrer de Amadeu Vives y la calle de Sant Pere Més Alt y que previamente pertenecía a una iglesia, en el casco antiguo de la ciudad de Barcelona, Catalunya, España.
Concepto
Desde el principio, el Palau tenía una finalidad. Fue concebido como una sala para glorificar a la música folk catalana y demostrar que sus compositores se encontraban a la altura de los maestros clásicos de Europa. Como estructura institucional el Palau estaba destinado a ensalzar el imaginario catalán y erigirse como un símbolo triunfal de la superioridad cultural de la región sobre la España Castellana. Esta alianza de exuberancia y pragmatismo fue necesaria para determinar el lugar donde se edificaría el Palau, escogido por su precio razonable.
El interior, del Palau fue concebido como un testimonio de la voluntad popular por construir un espacio que trascendiera, donde la música no tuviera ataduras y pudiera sobrepasar los límites del sonido para poder quedar plasmada en cada rincón. Música hecha escultura y arquitectura, sorprendiendo no sólo al oído, por la inmejorable acústica del recinto, sino también a la vista y al alma. Ignorando deliberadamente las tradiciones de la época en cuanto a sala de conciertos, su diseño fue pensado para expresar el chauvinismo cultural de Cataluña y su pasión por la música a través de una mezcla idiosincrática de color, artes decorativas y a la vez formalidad.
Espacios
Dentro de un marco de euforia nacionalista se dio total libertad al arquitecto para desarrollar su proyecto, oportunidad que Domènech aprovechó prescindiendo de las limitaciones del solar y proyectando el edificio según su organización espacial interna que gira en torno al auditorio principal, integrando las artes menores al conjunto arquitectónico en un espacio fluido y repleto de resonancias simbólicas, en la que el interior y el exterior buscan una continua penetración.
El Palau de hoy en día está configurado por los espacios modernistas de Lluís Domènech i Montaner y los nuevos espacios resultantes de la ampliación. Dentro del núcleo antiguo destaca la sala de conciertos, elemento principal del edificio, el vestíbulo, el foyer, la sala de cámara con 120 asientos y la sala Lluís Millet. Los nuevos espacios surgidos de la ampliación son el Petit Palau, Espacios Siglo XXI, salas nobles de trabajo y reuniones, sala de ensayos, restaurante, la tienda y la Plaza de la Pau sobre el carrer del Palau de la Música.
Exterior
A lo largo de las líneas del techo y las fachadas aparecen toques moriscos combinados con coloridos mosaicos y vidrieras. Resaltado la equina del Carrer de Amadeu Vives y el Carrer de Sant Pere Més Alt, con una forma redondeada que recuerda la proa de un barco, el escultor Miquel Blay realizó en piedra una gran escultura denominada “La Canción Popular”(1909), una alegoría que representa a una doncella de la canción respaldada y protegida por una multitud de catalanes, entre ellos un soldado con una espada desenvainada dispuesto a defenderla.
Fachada principal
En la fachada principal ubicada sobre el carrer San Pere Més Alt se ubicaba hasta 1989 el único acceso al edificio. En esta fachada se encuentran grandes columnas de ladrillo rojo y cerámica que forman arcos carpaneles o apainelados, dentro de dos de estas columnas estaban las taquillas originales.
Por encima de la entrada principal hay una terraza con una columnata de 14 columnas corintias, cada una de ellas revestida con diferentes mosaicos. Las extensiones por encima de la columnata están realizadas con columnas de ladrillo rematadas con bustos de los compositores Palestrina, Bach y Beethoven y un enorme mural de mosaicos que representa un coro presidido por una reina. Sobre la calle se mantiene en uso la ventanilla original para la venta de entradas, con su forma arqueada rodeada de incrustaciones de mosaicos de fantasía.
Fachada modernista
La fachada modernista realizada por Domènech i Montaner en el lado opuesto a la de la calle Amadeu Vives sorprende porque fue realizada como si quedara a la vista, cuando en realidad quedaba ciega por la ubicación de la Iglesia de San Francisco que ocupaba todo el frontal del Palau. Para que entrara un poco de luz Domènech construyó un patio de 3m de ancho que limitaba con la iglesia. A partir de 1989 la entrada más utilizada se ubica en esta fachada, desde la calle Palau de la Música y atravesando el bar. En 1989 y tras el derribo de la iglesia y el comienzo de la rehabilitación se abre una plaza hasta la calle, nuevos accesos y la fachada original es cubierta con una gran pantalla de cristal.
Fachada Carrer de Amadeu Vives
El edificio se divide en tres espacios funcionales claramente identificables desde el exterior al observar el carácter tripartito de su fachada lateral, pero integrados interiormente con toda clase de recursos decorativos y ornamentales, potenciando su fluidez espacial, ellos son el acceso/circulación, la sala de conciertos y la parte administrativa. La parte más cercana a la fachada principal repite detalles de la misma, pero en lugar de la composición en mosaico hay una galería acristalada. La zona correspondiente a la Sala de conciertos está ocupada por cinco grandes ventanales, cada uno de ellos dividido en 3 partes verticales y 3 horizontales que corresponden a los 3 pisos. En la zona posterior se vuelve a la construcción maciza, similar a la cercana a la fachada principal pero con alguna diferencia en las ventanas. Todas las partes de la fachada quedan unidas entre si mediante una balaustrada de hierro embutida en tubos de vidrio verde.
Al igual que en el Café Restaunt del Parque de la Ciudadela, Domènech experimentó con la doble fachada para enfatizar la zona de acceso, en esta ocasión acrecentada por la utilización de una exuberante decoración floral y policromías en los materiales. Artistas modernistas colaboraron en la decoración del edificio, tanto artesanos como escultores, entre ellos Arnau, Blay y Gargallo, los vidrieros Rigalt y Granell, los mosaiquistas Maragliano, Bru y Queron, y un largo etc.
Acceso
Para que el edificio cobrara el máximo esplendor, Domènech ubicó la entrada principal en la esquina, adornándola con un impresionante grupo escultórico, obra del artista Miquel Blay que representa la canción popular catalana y la tradición cultural hecha música.
El vestíbulo recibe al visitante con una ráfaga de colores cálidos y texturas brillantes creada por la múltiple combinación de azulejos esmaltados y cerámicos, parpadeantes lámparas de cristal y brillantes mármoles color caramelo. A pocos pasos de la entrada la gran escalera se bifurca a izquierda y derecha ascendiendo hasta el rellano de la planta superior donde se ubica la entrada al auditorio. Un seductor detalle de las escaleras son los cilindros de vidrio color miel colocados entre el pasamanos y los largueros de piedra con incrustaciones en relieve Art Nouveau. Cada cilindro se presenta como una columna con su base y una corona de rosas color jengibre en la parte superior.
Después de la rehabilitación se puede acceder por la antigua entrada de la calle Sant Per més Alt o por la actual cafetería de la calle Palau de la Música.
Salas
Gran Sala de Conciertos
La sala principal de conciertos, en el primer piso, tiene un aforo de 2049 personas, 688 en platea, 321 en el anfiteatro, 910 en el segundo piso, 82 en las galerías del órgano un nivel más alto y 48 para reservadas especiales. Esta sala decorada con coloristas motivos florales, figuras de musas tales como las valquirias de Wagner, bustos de músicos y compositores y un destacado lucernario central que representa el sol, está presidida por un imponente órgano ubicado sobre el escenario que se ha convertido en elemento decorativo e icono del Palau.
Escenario
En uno de los laterales del arco del proscenio se ubica un busto de Anselm Clavé, considerado el padre del renacimiento de la canción popular catalana. En el lateral opuesto y a un nivel más bajo, se ubica el busto de Beethoven.
En la parte de atrás, el escenario está protegido por una pantalla cerámica semicircular decorada con 18 esculturas de musas-diosas cuyas cabezas, hombros y brazos sobresalen de la pared y el resto del cuerpo es completado con mosaicos. Las musas de la música son una alegoría de la música universal. Representan la música de todos los tiempos y de todos los lugares del mundo, de registros cultos y populares y todas conformando en armonía una gran orquesta universal. Por encima de esta pantalla y en piso superior se ubica el gran órgano realizado por la casa alemana Walck de Ludwigsburg.
En las plantas superiores de la sala, hay vidrieras a lo largo de cada lado, esculturas, columnas revestidas con coloridos mosaicos y el enorme órgano de tubo por encima del escenario.
Claraboya
Quizás el elemento de diseño más espectacular en la sala de conciertos principal es la deslumbrante claraboya que ocupa gran parte del techo, obra de Antoni Rigalt i Blanch. Un rectángulo, de aproximadamente 20m de largo, creado con cristal coloreado en tonos ocres en el centro que sobresale hacia abajo, una esfera invertida que mira hacia los espectadores. Los cristales en tonos suaves de azul y blanco, de diseño circular que rodean el sol central, muestran en los paneles exteriores imágenes de bustos femeninos. La iluminación de la sala proviene de luces inclinadas que coronan las columnas revestidas con mosaicos.
Sala El Petit Palau
Se trata de un auditorio más pequeño inaugurado en 2004, ideal para conciertos de cámara con capacidad para 538 asistentes.
Sala de Ensayo del Orfeó Català
Esta sala es utilizada para conciertos de pequeño formato, conferencias, presentaciones y ensayos del coro del Orfeo.
Sala Lluís Millet
Esta sala cuyo nombre hace referencia al fundador del Orfeó Catalá es un espacio de encuentro y descanso situada en el primer piso. Desde esta sala se tiene acceso a la terraza con columnas recubiertas de mosaicos sobre la calle San Pere. Entre dos columnas decoradas con mosaico, se encuentra el busto de Joaquím Cabot, presidente del Orfeó Català, quien encargó la construcción del Palau a Lluís Domènech. Actualmente esta sala también se destina a la celebración de actos sociales o ruedas de prensa.
Estructura
Domènech construyó una innovadora estructura de hierro que permite emplear paredes de cristal que facilitan el paso de la luz. Todo el edificio gira en torno al auditorio principal, que el arquitecto concibió como una caja de cristal que mediante un entramado metálico libera tanto las paredes como las plantas de su función estructural. Este moderno marco estructural de hierro, que soporta todas las cargas, hace del Palau el primer edificio con un muro cortina realizado en España.
Bajo la sala de audiciones, Domènech distribuyó las salas de ensayos y los locales administrativos en una planta libre construida mediante una retícula de pilares, adornados con capiteles florales y bóvedas de ladrillo.
Materiales
Las fachadas exteriores están revestidas con ladrillo rojo, cerámicos de colores, hierro forjado, vidrios tintados y piedra, ésta última destaca sobre todo en los grupos escultóricos cincelados, que hacen alusión al mundo de la música. Durante la noche la iluminación en tonos amarillos otorga al edificio una cálida sensación de estar iluminado por luz de gas.
El vestíbulo principal tiene suelos de mármol blanco y techos con molduras de cerámica vidriada. La gran escalera que se abre hacia los dos lados está flanqueada por grandes faroles de metal y cristal, sobre zócalos de piedra.
Su interior está decorado con mosaicos de cerámica, cristales polícromos de temática floral y figuras alegóricas. Entre estas figuras destacan las ubicadas en el fondo del escenario de la sala principal, un conjunto de musas de la música esculpidas por Eusebi Arnau. Cada uno de estos cuerpos volumétricos tiene un instrumento musical y su ropaje fue realizado con cerámica polícroma por Mario Maragliano. Una demostración del cosmopolitismo estético de la sociedad barcelonesa de la época es la aceptación de la escultura de Pablo Gargallo, en la parte superior derecha de la boca del escenario, un collage pionero en el que el artista representa la cabalgata de la walkierias incorporando riendas y lanzas auténticas.
Fachada modernista
Pese a que la fachada modernista estaba oculta por la iglesia de San Francisco, el arquitecto desplegó una gran riqueza de materiales en su realización y diseño, ladrillo rojo visto, cornisas y capiteles esculpidos, barandillas de hierro forjado y vitrales de colores, al igual que en el resto del edificio.
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