Expansión del Museo de Arte de Harvard
Introducción
Este proyecto del arquitecto italiano Renzo Piano restaura y amplia los espacios del Museo de Arte de Harvard. Las instalaciones de la universidad de Harvard contienen una de las colecciones de arte más importantes de Estados Unidos, con un patrimonio de 250.000 obras que van desde la antigüedad hasta nuestros días. El Arquitecto, ganador del Premio Pritzker en 1998 y autor de obras como el Centro Pompidou de París, recupera el edificio original de los años 20 uniéndolo a nuevos espacios de exposición e investigación a través de una cubierta de cristal que deja entrar la luz en el atrio central.
Situación
El Museo de Arte de Harvard se sitúa en Cambridge, al oeste de Boston, en Estados Unidos. El edificio se encuentra junto al Carpenter Center for the Visual Arts, obra de Le Corbusier, y a Harvard Yard, jardines centrales del campus de la Universidad Harvard.
Concepto
El proyecto nace de la necesidad de unificar, mejorar y ampliar los diferentes espacios del Museo de Arte de Harvard: el Fogg Museum, el Busch-Reisinger Museum y el Arthur M. Sackler Museum.
La conjunción de espacios museísticos, de enseñanza y de conservación característica de este proyecto es un rasgo ya presente en el edificio original de 1927, el Fogg Museum. Éste, obra de los arquitectos Coolidge, Shepley, Bulfinch y Abbot, fue el primer edificio en adoptar esta mezcla de usos. El espacio más emblemático del edificio, el atrio de estilo renacimiento georgiano, se convierte en el punto focal de la remodelación hecha por Renzo Piano. El arquitecto lo utiliza como punto de unión entre la parte antigua y la ampliación, rematándolo con una moderna cubierta de cristal. Bajo ésta se encuentra la conexión entre la entrada original, en el número 32 de Quincy Street, y el nuevo acceso por la calle Prescott. Además, el espacio sirve de centro alrededor del cual se desarrollan las diferentes partes del programa del nuevo equipamiento y refleja los rasgos más importantes del proyecto: la luz y la transparencia.
“La luz es uno de los materiales más interesantes” – Renzo Piano
El arquitecto incide con especial interés en el tema de la luz. La principal actividad que se lleva a cabo en un museo es la observación de piezas de arte y para ello hace falta una buena iluminación. Aunque Renzo Piano dice que no tiene nada en contra de la luz artificial, opina que la luz natural es mucho más interesante por ser imperfecta e impredecible. Los cambios de la luz a lo largo del día, el paso de nueves o lluvia… todo ello hace que la experiencia de un espacio vaya cambiando y sea más interesante.
Otro rasgo característico del edificio y especial punto de interés para el arquitecto es la concepción de espacio público de la planta baja. Para Renzo Piano, la planta de calle debe ser un espacio abierto y público, por el que la gente pueda pasar y atravesar el edificio sin impedimento, de manera que éste se convirtiera en parte de la vida de los vecinos de la zona. El arquitecto apuesta por un espacio de “apertura, accesibilidad y para compartir”.
Además de los espacios de exposición, en el Museo de Arte de Harvard se llevan a cabo tareas de investigación y restauración de las obras de arte. A diferencia de otros museos, al tratarse de una institución universitaria, en el Museo de Arte de Harvard se pone especial interés en el aspecto educativo del contacto con el arte. Con esta particularidad en mente, Renzo Piano diseña los diferentes espacios alrededor del atrio con el objetivo de que unos se relacionen con los otros y con la visión de crear un espacio transparente.
“El Museo de Arte de Harvard es un museo universitario, un lugar para coleccionar y exhibir arte, un gran taller y estudio, en contacto directo con las obras de arte. Mostrar, preservar, instruir” – Renzo Piano Building Workshop
Espacio
El proyecto tiene una superficie total de 18.500 m2, incluidos 1.115 m2 nuevos para exposiciones, investigación y conservación. Todos los espacios del museo se relacionan a través del atrio central, estando las zonas más públicas en el nivel de calle y las más privadas en las plantas superiores. El edificio se configura pues siguiendo una gradación de espacios. El museo también incluye espacios auxiliares así como un auditorio con capacidad para 294 asistentes.
“Si tuviera que describir el nuevo Museo de Arte de Harvard en una imagen sintética, diría que la planta baja es urbana, y sirve a la ciudad aportando vida; la primera y la segunda planta son para el arte y la gente que viene a conocerlo; la tercera y la cuarta contienen espacios más especializados para los estudiantes como el Art Study Center y los laboratorios de conservación. Es una estratificación, una superposición de espacios y servicios que se eleva hacia funciones más especializadas. La base oculta de la maquinaria del museo es un almacén, donde las obras de arte son clasificadas y protegidas de los efectos del tiempo; mientras que el resto del espacio, bajo la gran linterna acristalada, está abierto a la ciudad y a la luz” – Renzo Piano
Planta baja
Las entradas al museo se encuentran en Quincy Street, junto a la plaza central del campus, y en Prescott Street, abriéndose al resto de la ciudad; y se unen bajo la gran cubierta acristalada del atrio en un espacio que funciona casi como una plaza pública. Esta unión refleja la vocación del proyecto de compartir los espacios del museo con la comunidad local además de con los estudiantes. Alrededor del atrio hay diferentes espacios, tiendas y restaurantes. Además, la fachada de la planta baja de la ampliación del museo cuenta con grandes vanos de cristal que permiten una cierta visión del interior del edificio a todo aquel que pase junto a él, invitándole a entrar y a descubrir el museo. En el jardín que rodea el edificio se pueden apreciar los lucernarios que iluminan los espacios de almacenamiento del sótano del museo.
Atrio
Forma parte del Fogg Museum, edificio diseñado siguiendo el modelo de una casa del siglo XV en Montepulciano, Italia. El atrio, llamado Calderwood Courtyard, funciona como centro del museo. Renzo Piano pone en valor esta réplica histórica y la llena de luz a través de una cubierta acristalada que respeta las partes antiguas del edificio. Este espacio tiene a la vez un papel funcional, como centro de gravedad del museo, y uno simbólico, en él se materializa la transparencia y concepción pública del equipamiento. Los dos primeros niveles forman parte del edificio original y están compuestos por pilastras y arcos de piedra. En contraste, los niveles superiores así como la cubierta están realizados en cristal y acero.
Plantas superiores
La primera y segunda planta albergan los espacios de exposición. La tercera y la cuarta, los laboratorios de investigación y conservación de las obras de arte. Estos últimos espacios se encuentran directamente bajo la nueva cubierta de cristal.
Estructura y materiales
El proyecto consta de dos fases fundamentales: la demolición de las partes antiguas del edificio que no se iban a conservar y la construcción de la nueva ampliación del museo. Durante la primera fase se tuvieron que construir una serie de estructuras auxiliares para asegurar las zonas a conservar del edificio antiguo, retirándolas cuando éste ya estuvo bien atado a la ampliación del museo durante la segunda fase.
En la segunda fase se procedió inicialmente a excavar y preparar el suelo para la cimentación, apuntalando el terreno circundante y drenando las zanjas cuando fue necesario. Los cimientos de la ampliación se construyeron en hormigón armado, mientras que en la estructura superior se optó por vigas y pilares de acero y forjado colaborante.
Durante la construcción de la nueva fachada no solo se pusieron andamios para llevar a cabo esta tarea sino que éstos se colocaron además alrededor de la fachada antigua para llevar a cabo las labores de restauración de ésta. Durante las obras también se reparó cualquier punto débil del edificio histórico para asegurar su buen funcionamiento.
El fresco Structure
Uno de los aspectos más difíciles de la obra fue la construcción de un sistema para poder mover el fresco de 1934-1935, Structure, de Lewis W. Rubenstein (1908-2003), del sótano a su futura ubicación sin dañarlo. El fresco, pintado sobre una de las paredes de la parte del museo que iba a ser demolida, muestra el proceso de construcción del edificio y forma parte de su historia, por lo que la organización del museo insistió en que debía conservarse.
La obra fue pintada sobre una pared de carga de ladrillo, con tres pisos más de paredes de carga encima. Un equipo de ingenieros, designado especialmente para esta tarea, se ingenió un sistema para ir demoliendo las estructuras superiores y de alrededor, sujetando a la vez el trozo de pared donde se encontraba el fresco con una especie de marco de acero. Antes de proceder a mover todo el conjunto se consolidó la pintura. Finalmente se movió el fresco con una grúa hasta su posición definitiva.
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