Arquitecto
Año de Construcción
1892-1893
Ubicación
Bruselas, Bélgica

Introducción

Entre 1892 y 1894 nace en Bruselas, un movimiento europeo para la renovación de las artes aplicadas, que luego se llamaría Art Nouveau, Nieve Kunst, Style Liberty, Jugendstil o Modernismo.

La Casa Tassel es considerada como la primera obra de este movimiento en arquitectura. Revolucionaria tanto en el aspecto artístico como en el técnico, es uno de los monumentos clásicos de la historia de la arquitectura. Es el producto de una época y de un país, caracterizado por el progreso económico de la burguesía, fuertes tradiciones artesanales y una amplia industrialización.

La obra supone una revisión global de la organización espacial y un diálogo continuo entre la flexibilidad del hierro y la dureza de la piedra. Por primera vez en una vivienda, se exploran las posibilidades del hierro como material constructivo y ornamental. Pero el estilo y los motivos decorativos no se desarrollan partiendo de la nueva construcción en hierro colado, sino que es ésta la que se adapta al nuevo lenguaje formal que procede de otras fuentes y lo prolonga espacialmente. El uso del hierro como medio estructural y expresivo, se inspiró en las obras de ingeniería de Eiffel que culminaron en 1889 en la Torre Eiffel, y en las teorías e ilustraciones de Viollet-le-Duc en sus Entretiens sur l’architecture de 1872.

Si bien la vivienda repite una tipología de edificio tradicional de Bruselas, establece no solo un nuevo vocabulario, sino una nueva sintaxis. Se rompe aquí enteramente la disposición clásica de las habitaciones, que generalmente se ubicaban en línea con acceso por un pasillo lateral, quedando oscuras las zonas centrales.

Fue construida a los 31 años por el arquitecto Victor Horta, siendo una de sus primeras obras. La vivienda es conocida también como Maison u Hotel Tassel.

Fue encargada por el señor Emile Tassel, profesor de geometría descriptiva en la Universidad de Bruselas y colaborador del estudio de la firma Solvay (para quien luego construiría Horta, el Hotel Solvay entre los años 1895 y 1900).

Una vez terminada, el arquitecto trabajó durante algunos años en su mobiliario. También se le hicieron algunos cambios menores (decoración, calefacción).

En 1956, se dividió en pequeñas unidades de vivienda, transformación hecha en desafío del diseño original.

En 1976, el arquitecto Jean Delhaye compró la propiedad con la intención de devolverle su esplendor original y comenzó la restauración en 1982.

En 2000, fue declarado patrimonio mundial por la UNESCO junto a otras tres construcciones del arquitecto.

Situación

Se ubica en la ciudad de Bruselas, Bélgica, sobre la rue Janson, anteriormente llamada Turín.

La casa se implanta en una parcela de 7,79 m de ancho y 29 m de profundidad, ocupando todo el ancho y 20,8 metros de largo. Siendo un solar entre medianeras, la construcción recibe luz por los lados más cortos.

Concepto

Las normas esenciales en el planteo de la obra fueron: renovación de la planta, proscripción del pasillo y de las habitaciones en fila, primacía en línea curva y empleo del hierro en la plástica arquitectónica, entre otras.

Prescindiendo del pasillo y de las habitaciones en fila, se logran espacios fluidos. El hierro es utilizado con fines estructurales tanto como con fines ornamentales.

Aparecen en esta obra las ‘líneas látigo’, llamadas también ‘líneas Horta’.

Espacios

El acceso se encuentra en el medio de la fachada. La distribución se realiza en dos sectores. El primero, servido por la escalera principal, que relaciona el vestíbulo con los dos grandes ambientes superiores con vistas sobre la calle. Y el segundo, el lado del jardín, servido por una escalera secundaria. Los dos sectores de la casa se relacionan a través de una circulación y un patio que ilumina los ambientes centrales de la planta.

En corte, se produce un quiebre de niveles. El segundo sector del edificio, ubicado en la parte trasera del solar, tiene una cota superior a la del vestíbulo de entrada, de forma que se obtiene una dinámica del espacio interno que contrasta con la superficie estrecha de la parcela.

La casa ofrece un inagotable surtido de formas bidimensionales resultado de un estudio minucioso de plantas y flores. Suelos, paredes y techos se cubren de ‘líneas látigo’, serpentean, se entrelazan, ondean y ascienden por los montantes del acristalamiento, rodean las patas de los muebles y retornan sobre sí. Su presencia, a veces excesiva, desborda todos los requisitos de la construcción.

En el interior se manifiesta visiblemente la nueva tendencia figurativa. Un sentido unitario liga los elementos estructurales a los visuales. La escalera principal es un claro ejemplo, con todo su armazón metálico a la vista. De ella se desgajan molduras curvilíneas de hierro para formar barandillas y motivos decorativos. Estos elementos determinan con su desarrollo sinuoso una definición muy particular del espacio. Formas análogas de los elementos mencionados aparecen trazadas sobre los planos, como el diseño de las vidrieras y de los mosaicos de los pavimentos. De esta manera, la articulación cóncavo-convexa propia del gusto del Art Nouveau está presente tanto en el volumen de la escalera y, por tanto, en el vacío del espacio, como en las líneas que la estructuran y también en los puntos del serpenteante mosaico del suelo. Al pie de la escalera se eleva una esbelta columna de hierro como si fuera el tallo de una flor. Desde su «capitel» crecen bandas en forma de plantas que se extienden por el espacio. Su ritmo se repite en los canecillos y soportes de hierro visto y en los ornamentos que trepan por la escalera, formando la barandilla. Estos detalles ornamentales se extienden por el techo, los muros e incluso el mosaico del suelo como anillos de agua que se expandieran partiendo de un centro. El modelo no se repite como el estampado de un papel, sino que cada forma está individualizada.

El jardín de invierno del piso bajo es sostenido por un esqueleto de hierro a la vista.

Fachada

El alzado principal se mimetiza con las fachadas vecinas repitiendo su elemento dominante, el bow-window. No obstante, se diferencia de estas por su desarrollo curvilíneo enlazado con los paños laterales.

El alzado está formado en el primer piso por una serie de ventanas separadas por pequeñas columnas de piedra. En el segundo piso, balcones altos de forjado a forjado, ligeramente retranqueados y protegidos con una barandilla de hierro constituyen la fachada. En el tercero, el bow-window se convierte en una terraza, continuando las tres aberturas, pero ahora en el plano de la pared.

El elemento dominante utilizado es el tradicional bloque de piedra. Sin embargo, están presentes en la fachada muchos elementos poco corrientes, como las superficies onduladas, las platabandas metálicas vistas, el curioso diseño de la balaustrada, etc.

La fachada recibe la fluidez del espacio interior y la traduce en un movimiento flexible: abombamientos y retrocesos, juegos de tensas membranas vítreas, piedra y hierro se compaginan en ese juego rítmico. No sólo el ritmo de la línea produce esa idea de totalidad; la importancia del color también es fundamental: los marrones de las maderas, el dorado del bronce, las taraceas, las cerraduras y picaportes, los tonos caramelo y melocotón.

Estructura

La estructura es un esqueleto metálico, totalmente visible en el interior, mientras que en la fachada se pone de manifiesto solamente en la parte central acristalada. Se comprueban en esta obra, las posibilidades del hierro como material constructivo y ornamental.

Planos

Fotos