Arquitecto
Ingeniero acústico
Daniel Ott
Constructora
Christian Richters, Nussli Special Events
Promotor
Coordinating Commission for the Presence of Switzerland Abroad
Diseñado en
1997
Año de Construcción
2000
Área del terreno
250 m²
Área construida
250 m²
Ubicación
Hanover, Alemania

Introducción

Este proyecto se diseñó especialmente como el pabellón de Suiza para la Exposición Universal de Hanover del año 2000. Su arquitecto principal fue Peter Zumthor, aunque por la variedad de temas que se tuvieron en cuenta en su realización, hubo muchos colaboradores de diferentes áreas profesionales. Karoline Gruber fue la encargada de combinar todos los aspectos del proyecto para crear el conjunto.

Al tratarse de un pabellón para una Exposición, todo el proyecto trató de mostrar diferentes aspectos de la cultura suiza. El edificio tenía unas medidas de 50 x 50 metros y una altura de 9 metros, y estaba hecho principalmente de madera. En él intervinieron no solo materiales suizos, sino también música, comida, luces y vestuario, para crear una representación que duró desde el primer día de la exposición hasta el último. Todo en el pabellón estaba relacionado con Suiza y los visitantes tenían la oportunidad de descubrirlo mientras paseaban por él.

Para aquellos visitantes que quisieran conocer más sobre el pabellón, podían hacerlo a través del libro Sound Box, un pequeño diccionario ilustrado de bolsillo que contiene, en más de 900 palabras clave, todo lo que hay que saber de la Caja de Sonido y la representación que hay dentro de ella: nombres, biografías, materiales, construcción, productos, lugares de origen, ideas, conceptos, fuentes literarias y mucho más. El libro estaba disponible en la Caja de Sonido. En la exposición, Birkhäuser Publishers tenía el libro en alemán, francés e inglés. Actualmente puede encontrarse en diferentes tiendas de libros.

Pero el pabellón suizo en la exposición no se presentó como un simple lugar para el conocimiento o la información, sino que se pensó como un espacio de refugio para los visitantes sobre estimulados con la exposición, un lugar donde relajarse y alejarse de todo, pasear, disfrutar y descubrir. Suiza pretendía mostrarse como el anfitrión más amable y culto.

Situación

El proyecto se ubicó en el marco de la Exposición Universal de Hanover que tuvo lugar en el año 2000. Ésta se celebró en el recinto ferial de Hanover, en el barrio de Kronsberg.

Concepto

El espacio, la luz, el sonido… se funden el el Swiss Sound Box

El proyecto trata de crear una arquitectura de los sentidos. Se crea una especie de representación en la que intervienen arquitectura, sonidos, palabras, comida, bebida y vestuario para crear un auténtico espectáculo para los sentidos. Toda esta representación tiene lugar delante de los visitantes del pabellón. Es un espectáculo que cambia al ritmo que lo hacen las condiciones de cada momento: el número de visitantes, la estación del año, el viento y el clima.

Peter Zumthor concibe los espacios a través de la experiencia. Para que la arquitectura sea una experiencia completa debe apreciarse con todos los sentidos, debe crear una experiencia sensorial. Por ello el edificio se llama “Caja de Sonido” o “Caja de esencias”. El pabellón es permeable y se puede acceder a él por cualquiera de sus lados, lo que hace que cada visitante tenga una experiencia diferente en esta atmosfera cambiante.

Ésta idea de la arquitectura cambiante está relacionada con el concepto de Fenomenología. La Fenomenología se basa en la apreciación de la arquitectura a través de los sentidos. Frente a la idea de que un proyecto arquitectónico es válido solo por cumplir su función, la fenomenología tiene un enfoque subjetivo del asunto. Ésta no es solo una corriente arquitectónica sino también filosófica en la que se tiene en cuenta la experiencia y las emociones. Al visitar una obra, lo que más impacta al visitante no es el cumplimiento exacto de la obra con la función para la que fue creada, sino las sensaciones que ésta le transmite mediante la luz, el sonido, los olores, etc. Éstos son los factores que hacen que una persona recuerde con especial fijación un lugar o espacio. Aunque este enfoque se ha dado en varios momentos de la historia, resurgió en la arquitectura en los años 70 y 80 como contrapunto a las ideas más funcionalistas de las primeras décadas del siglo XX.

“Para mí, los edificios pueden tener un bello silencio que asocio con atributos como compostura, evidencia, durabilidad, presencia e integridad, y con calidez y sensualidad, así, un edificio que es el ser mismo, al ser un edificio, no representa nada, solo ser. El sentido de que trato de inculcar en los materiales está más allá de todas las normas de composición, y su tangibilidad, el olor, y las cualidades acústicas no son más que elementos de la lengua que están obligados a utilizar (…)”
Pensar la arquitectura, Peter Zumthor

Espacios

La Caja de Sonido consiste en una serie de “muros” de madera que forman una especie de laberinto permeable y abierto por todos sus lados. Una serie de pasillos interconectados dan paso a patios y habitaciones interiores. Se trata de una arquitectura permeable a la climatología y que contiene espacios en los que incluso llueve, pasa el viento y entran los rayos del sol. Esto se consigue a través de la disposición en malla de rectángulos colocados a lo largo y a lo ancho alternativamente. Esta retícula está formada por varios muros paralelos, ubicados unos muy cerca de los otros, creando una serie de corredores entre ellos. Las paredes son permeables a la climatología al estar conformadas con vigas de madera apiladas.

Durante la duración de la exposición el pabellón se convierte en una especie de caja de resonancia. Al aroma a bosque y al sonido del crujir de la madera secándose, se añaden las melodías que un grupo de músicos tocan y las voces de solistas que improvisan y reaccionan a los cambios de la música. Músicos y cantantes se van alternando diaria y semanalmente para hacer brillar al pabellón con el sonido. Es un cambio constante. La música cambia de ritmo, melodía, dinámica y timbre de acuerdo con unas normas de composición a las que los cantantes se adaptan. De ésta manera el pabellón se convierte en una caja de sonido, un instrumento enorme por el que se puede pasear.

El interior del pabellón consiste también en luces y sombras. Proyectores colgados del techo trazan diseños en forma de letras sobre las vigas de las paredes. Esta luz proyectada hace resaltar los detalles de la rugosidad de la madera. Estos proyectores arrojan luz artificial a veces para crear espacios íntimos, con pequeñas frases o palabras; y a veces espacios grandes donde párrafos de texto figuran como pancartas en el espacio. Volúmenes de luz escrita muestran el camino a los visitantes y les invitan a demorarse. El visitante no está obligado a leer éstas palabras, pero la luz, involuntariamente, capta la atención de la mirada e incita a leerlas. Estas frases y párrafos forman un collage multilingüe de textos relacionados con Suiza (citas literarias, fragmentos de poemas, canciones folklóricas o simples datos estadísticos). Crean una serie de asociaciones en la Caja de Sonido.

Los visitantes que van deambulando por el pabellón, atraídos por el sonido y las palabras, llegan a espacios donde entran en contacto con la alta gastronomía suiza, donde encuentran especialidades para el más hambriento y el más sediento. Encuentran desde productos del día a día hasta productos que raramente se ven. Ya que la exposición dura unos cuantos meses, los productos gastronómicos que se ofrecen al público cambian de acuerdo con las estaciones y el tiempo, de la misma manera que la luz, la temperatura o el viento cambia en cada momento. Suizos sirven este catering y entablan conversaciones con el público que se acerca a conocer el pabellón.

Estructura

Muelles y tensores fueron los únicos métodos utilizados para sujetar la estructura

Las vigas que forman las paredes son todas del mismo tamaño. Están separadas con otras maderas y apiladas como si de un secadero de madera se tratase. Las paredes están unidas con barras a tensión y muelles de acero. Otra serie de bigas, puestas perpendicularmente al nivel de la cubierta, cubren el espacio interior del pabellón y rigidizan el conjunto. Toda la estructura trabaja solamente por compresión y por la fricción de las vigas entre si causada por el apilamiento de éstas. La unión mediante tirantes y muelles de acero permite el cambio dimensional de las maderas al secarse y es acorde con el carácter temporal del edificio.

Ni un solo tornillo, clavo, pinza, estaca, agujero o gota de pegamento se utilizó para la puesta en obra del proyecto. Es por esta razón que ninguna de las vigas resultó dañada durante la exposición y todas ellas pusieron ser retiradas y usadas en cualquier otro obra al finalizar la exposición.

Materiales

Toda la madera utilizada para el pabellón es de origen suizo. Las maderas transversales son de alerce, mientras que las vigas longitudinales son de madera de pino. Se utilizaron unas 45.000 vigas de madera para su construcción. Para el pabellón se utilizaron cerca de 3.000 m3 de masa biológica. Las varas y muelles que se utilizaron para unir los muros de madera eran de acero.

Planos

Fotos

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