Ingeniero
Fernando Mur, Joan Garganté, G56 Ingeniería
Ingeniero estructural
Miquel Àngel Sala, Nacho Costales
Promotor
GAES
Año de Construcción
2008-2010
Ubicación
Barcelona, España

Introducción

GAES ejemplifica el caso de una industria perfectamente integrada en la ciudad. Se trata de una industria de alta tecnología.

El audífono se ha sofisticado extraordinariamente en los últimos años, incorpora un chip personalizado a las características auditivas de cada usuario. La producción se realiza con bata blanca y microscopio, no genera residuos, no es ruidosa ni requiere de maquinaria de gran volumen. Así, la fabricación del producto convive en el edificio con el departamento comercial, el administrativo, el I+D+I, el de imagen, el de dirección, etc.

Se concentran, en un mismo lugar, los distintos estadios de la cadena de generación de valor, de la investigación a la fabricación, y esa sede se conecta en red con el medio millar de tiendas que Gaes tiene repartidas por el planeta, cerrando, de esta forma, un ciclo completo, desde el desarrollo tecnológico a la venta personalizada y, a través de la fundación, en último término, se construye una matriz social de atención y proximidad con el usuario y de cooperación con los países en desarrollo en la implantación de audífonos a personas sin recursos.

Situación

El contexto

Gaes representa un modelo híbrido de conocimiento, producción, comercialización y cooperación; y, en este sentido, resulta perfectamente adaptable a un tejido urbano denso y mixto. El edificio de Gaes en Poblenou de Barcelona tiene tiendas en la planta baja, tiene vecinos: un hotel inaugurado recientemente y un bloque de viviendas de principios del siglo XX; en la acera de enfrente hay un colegio, algo más allá, un museo de arte contemporáneo, la Fundación Vila-Casas; la calle paralela es una rambla.
Los trabajadores llegan en transporte público y en bicicleta, cuando salen de la fábrica no están en un polígono industrial de la periferia ni en un downtown sin vida, sino en el centro de la ciudad.

Gaes no es un caso aislado sino que se enmarca en un ambicioso proceso de transformación urbana: el distrito tecnológico 22@. Esta zona, el antiguo barrio fabril de Barcelona, el Manchester catalán, está experimentando una metamorfosis extraordinaria que visualiza el cambio de un modelo productivo del siglo XIX a otro del siglo XXI.
Las fábricas textiles, los gasómetros, los talleres de metal y los almacenes, ha dejado paso a empresas cuya producción se base en el desarrollo tecnológico y la investigación.

Gaes ocupaba dos edificios contiguos, un antiguo almacén de tres plantas y un edificio fabril de cinco, en una las principales arterias del barrio, la avenida Pere IV.
La expansión de la empresa en la última década ha coincidido con la apuesta urbana por un cambio en el modelo productivo del distrito.

La calle y la volumetría

Por su situación estratégica en la confluencia de las calles Pere IV y el nuevo eje Llacuna, se considera especialmente importante la solución que tiene que aportar el edificio a esta esquina urbana, en la que coexisten una plaza exterior y la entrada del propio edificio.
La volumetría del proyecto provoca una transferencia de espacios y produce un vacío en planta baja que enriquece el espacio público y facilita los flujos.
En alzado, en cambio, se produce un volumen complejo derivado de unos leves pliegues que dan lugar a una terraza en la última planta y que enfatizan finalmente una esquina que marca el trazo largo y consolidado de la calle Pere IV.

Concepto

Las condiciones y características de una producción de alta sofisticación, precisión y tecnología punta propia de GAES, asociadas a la proyección nacional e internacional, buscan respuesta desde la arquitectura.

Por ello, el edificio para ubicar la nueva sede de la compañía expresa un cierto emblematismo discreto, una contundencia formal, nitidez y precisión que se materializan tanto en la forma del edificio como en los materiales y disposición de la fachada.

Una piel de vidrio enlaza el nuevo edificio con los dos edificios ya existentes que se encuentran en rehabilitación. Esta nueva fachada entrelaza paradigmáticamente industria, producción limpia y gestión integral contemporáneas.

La imagen del nuevo edificio responde conceptualmente y formalmente tanto a las características de sostenibilidad de la propia empresa como a las del distrito tecnológico 22@ en el que se ubica.

La fachada

La fachada es un elemento de integración de lo viejo y lo nuevo. Define la imagen final de contemporaneidad y precisión, y actúa como el principal ‘dispositivo’ de funcionamiento sostenible, lumínico y climático del edificio. Está constituida en su mayor parte por una doble piel en la que el aspecto exterior es cambiante. Se trata de una fachada viva, con lamas en movimiento cuya orientación varía durante el día dependiendo de la posición de sol y de las condiciones ambientales.

Un sistema de émbolos conectados domóticamente a una estación climatológica y una red de motores ocultos mantiene permanente activa la fachada. El efecto formal es de una vibración que evoca la exactitud de los mecanismos de audición. Esta piel ventilable y flexible, con una coloración verde de diferentes intensidades, permite asimismo una la visión completa aunque matizada desde el interior.

Su funcionamiento es análogo al del clip solar de las gafas graduadas. El concepto de clip solar aporta una visión panorámica y protección simultáneamente. El filtro solar de tonalidad verde garantiza cerca del 30% de reducción de radiación. La piel interior se encuentra separada 70 cm de la piel primaria, configurando una cámara transitable para el mantenimiento y la limpieza. Aquí el vidrio es aislante y de baja emisividad. La fachada combina además el control domótico, la posibilidad de ajuste manual de la protección solar.

El abanico de aberturas se mueve entre dos posiciones extremas: las lamas de vidrio completamente cerradas, que presenta una imagen de vidrio continuo, o bien totalmente abiertas. La posición casi cerrada es la posición de protección frente al sol en verano. Esta posición permite ventilación constante, reforzada por la apertura practicable de la fachada en el extremo superior, que provoca el efecto chimenea por succión. La posición completamente cerrada permite, en invierno, un cojín térmico.

La nueva fachada no sólo responde, con todo esto, a la voluntad representativa del edificio, sino que permite tanto un óptimo comportamiento energético del edificio de nueva planta, como una reducción significativa del gasto energético de los edificios existentes en cuatro puntos básicos:

  • 1 – Mejora de la iluminación natural del interior y reducción de la utilización de luz artificial en buena parte del día, y dependiendo de la época del año.
  • 2 – Mejora en el comportamiento térmico en invierno del edificio, en incorporar a la fachada la doble piel que, con las lamas cerradas de noche y en invierno tienen la función de «cojín» térmico.
  • 3 – Mejora del control de la radiación solar, evitando el sobrecalentamiento en verano y, por tanto, reduciendo gastos de refrigeración.
  • 4-Mejora de la ventilación y confort mediante aperturas manuales que permiten ventilación cruzada entre fachadas y atrio, que hace de reserva intermedia de aire climatizado o calefactado.

Espacio interior y comunicaciones

La ubicación de los vacíos es una de las principales estrategias de la distribución interior. El primero de los vacíos es un vestíbulo a triple altura en la esquina del acceso principal. Un segundo vacío interior de mayor medida, un atrio envidrado, comunica todas las plantas. Se trata de un espacio que recoge la luz desde la cubierta a través de dos grandes tragaluces invertidos y la lleva a la planta baja mediante leves reflejos en el vidrio incoloro de diferentes grados de transparencia y translucidez. Los tragaluces configuran en la planta superior, de alta dirección, dos patios suspendidos, como patios japoneses elevados que crean un juego de reflejos y transparencias entre el exterior y el interior. Este juego crea un espacio de luz sutil que permite iluminar el interior de las oficinas y llega hasta la planta baja, pasando por el lobby abierto del auditorio.

Este atrio es, pues, un elemento vertebrador por su carácter de espacio central, por su capacidad de introducir la luz, y también por el hecho de ser el lugar donde se sitúan los elementos de comunicación vertical: dos ascensores panorámicos de vidrio y la escalera principal.
Este espacio central tendrá que vertebrar también las comunicaciones de los otros dos edificios existentes, de aquí, la importancia estratégica de su posición. Las comunicaciones verticales (ascensores y escalera de emergencia) y los servicios forman un bloque compacto.

La flexibilidad espacial es finalmente uno de los principales criterios proyectuales, para permitir la adaptación del edificio a los eventuales escenarios futuros.
A pesar de que se determina el proyecto de distribución de los espacios en detalle, los espacios interiores tienen un grado de flexibilidad muy elevado, que permite la adaptación a las diferentes necesidades.
Esta flexibilidad va asociada al sistema estructural, una estructura metálica que permite fácilmente una planta libre de pilares y con mucha iluminación, al mismo tiempo que resuelve adecuadamente el voladizo en esquina.

Planos

Fotos

Eugeni Pons

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