Arquitecto
Diseñado en
1895
Año de Construcción
1896-1899
Pisos
4
Ubicación
Bruselas, Bélgica

Introducción

La Casa del pueblo de Bruselas constituye probablemente la obra más grande realizada por el arquitecto belga Víctor Horta.

Este tipo de edificios, construidos en Europa entre 1870 y 1940, eran lugares de reunión para las clases trabajadoras, espacios de cultura que contribuyeron a formar diferentes movimientos sociales. En las casas del pueblo tenían lugar labores para promover la educación, los derechos sociales y las asociaciones políticas. Estos espacios eran también utilizados por las cooperativas y los sindicatos para llevar a cabo sus reuniones, además de albergar diferentes actividades lúdicas como teatro, cine, fiestas, deportes, etc. En definitiva, las casas del pueblo aunaban en un solo edificio diferentes espacios como salas de reunión, cafeterías y tiendas, y simbolizan los logros obtenidos a través del trabajo y la agrupación de la gente frente a los desafíos sociales.

Víctor Horta supo hacer de la Casa del pueblo de Bruselas un lugar multifuncional y bello que fue considerado desde su creación un gran ejemplo de arquitectura moderna, tanto por su funcionalidad, como por los materiales y técnicas empleados en ella.

Situación

La Casa del pueblo se situaba en el número 11 de la Rue Joseph Stevens, en Bruselas, Bélgica. El antiguo emplazamiento, hoy ocupado por la Torre Sablon, se encuentra en el centro histórico de la ciudad cerca del Palacio de Justicia y de los centros de arte Bozar y MIM-Museo de Instrumentos Musicales.

Concepto

Las casas del pueblo simbolizan ante todo la economía colaborativa y la unión de la sociedad en pro de lograr un bien común. En este sentido, la Casa del Pueblo de Víctor Horta supone un gran ejemplo de cohesión de los diferentes espacios que configuran este tipo de edificios.

«Si bien es cierto que la lógica es la base del razonamiento inicial de un creador, creo que no debe interferir con el «encanto», esa delicada entidad, superflua, que a menudo se suma a la dura necesidad» – Víctor Horta

El arquitecto, supo solucionar los aspectos más funcionales del programa sin dejar de lado el tema artístico, desarrollando en este edificio su particular visión modernista. Formas inspiradas en la naturaleza se plasman tanto fuera como en los espacios interiores a través de los materiales más modernos de la época, aspecto que le valió la apreciación del público. Desde su inauguración el edificio fue considerado un gran ejemplo de arquitectura Art Nouveau experimental.

Historia

Construida para el Partido Obrero Belga, la Casa del pueblo de Bruselas fue inaugurada el dos de abril de 1899, un domingo de Pascua, en presencia de Jean Jaurès, político socialista francés. Víctor Horta recibió el encargo en 1895 y lo llevó a cabo con la colaboración de Richard Pringiers (1869-1937), quien acabaría convirtiéndose en el arquitecto del Partido Obrero Belga.

El proyecto tuvo una gran acogida por parte del público y fue considerado una obra maestra desde su creación. A partir 1940 muchas casas del pueblo empezaron a cerrar sus puertas debido a la bancarrota de muchas cooperativas y al cambio de la sociedad a una mentalidad más individualista.

En 1965 se decidió proceder a la demolición de la Casa del pueblo a pesar de las numerosas voces, tanto nacionales como internacionales, que se alzaron en contra de ello. Incluso el Congreso Internacional de Arquitectos, reunido en Venecia en 1964, aprobó una moción en contra del derribo. Ninguna iniciativa consiguió hacer cambiar de parecer al alcalde de Bruselas, Lucien Cooremans, quien siguió son el plan de demolición. El edificio fue desmontado con la idea de reconstruirlo en algún otro lugar. Algunas partes, como la cafetería, la sala de fiestas y la Sala Meteoti, fueron guardadas en la ciudad de Tervuren.

En 1966, en el lugar donde se encontraba la Casa del pueblo, se construyó un edificio en altura de 26 plantas, la Torre Sablon. A raíz de estos acontecimientos surgió el término peyorativo “bruselización”, en referencia al desarrollo urbanístico descontrolado del centro histórico de una ciudad. Durante los años sesenta y setenta del siglo XX muchos políticos belgas tenían estrechas relaciones con el mundo inmobiliario y de negocios, lo que propició que se destruyera parte del patrimonio arquitectónico en favor de la especulación urbanística.

En los años ochenta se proyectó un nuevo plan urbanístico en la ciudad de Jette. En él se proponía unir el bosque de Laarbeek y el de Poelbosch a través del nuevo parque Rey Balduino. Se propuso además crear un pabellón en honor a Víctor Horta. Para su construcción se adquirieron algunas de las piezas almacenadas de la Casa del pueblo. El proyecto acabó parándose y las piezas adquiridas terminaron desperdigadas por diferentes descampados, oxidándose y deteriorándose, perdiéndose para siempre parte de la obra de Horta. Todo el asunto acabó siendo un escándalo.

En 1988 se ofrecieron los restos del edificio al Museo de Arqueología Industrial y Téxtil (MIAT) de la ciudad de Gante, lugar de nacimiento del arquitecto. En 1991 algunas piezas fueron restauradas para la exposición Flanders Technology y posteriormente guardadas cerca del recinto Flanders Expo. Por falta de fondos para la reconstrucción de la Casa del pueblo y de un lugar apropiado para llevarla a cabo, finalmente la ciudad de Gante cedió los restos del edificio a la Fundación para Monumentos y Parques, la ASBL1​ Stichting Monumenten en Landschappen. Se planteó reconstruir el edificio en la ciudad de Amberes y para ello se abrió un concurso de propuestas de nuevos edificios que incluyeran espacios creados con los vestigios de la Casa del pueblo.

La propuesta del Horta Grand Café, realizada por el arquitecto Willy Verstraete para la Cervecería Palm, ganó el concurso. El proyecto, que abrió sus puertas en septiembre del año 2000, incluye la Sala modernista, Salle Art Nouveau, en la que se puede ver parte de la estructura de forja de la sala de fiestas de la Casa del pueblo. El edifico, que se encuentra cerca del teatro de la ciudad, incluye tiendas, restaurantes y la sala modernista, de unos 800 m2, que puede alquilarse para celebrar eventos.

Otros elementos, como vidrieras y piezas en forja, también se salvaron, y hoy en día decoran la estación de metro Horta de Bruselas.

Espacio

El edificio se situaba en un terreno irregular y en pendiente junto a una pequeña plaza circular. En su interior se desarrollaba un programa mixto que incluía oficinas, una cafetería y una sala de actos.

Desde la Rue de la Samaritaine se podía acceder al colmado y a un vestíbulo desde donde se llegaba a las escaleras que conducían a la primera planta. Desde la Rue des Pigeons se accedía a la carnicería. Por la Rue Joseph Stevens se entraba a la tienda. Ocupando el centro de la planta baja se encontraba la cafetería. Su entrada configuraba el punto central de la planta de calle. Uno de los rasgos más característicos de este espacio a doble altura era su techo, definido por una estructura que dibujaba formas geométricas. El espacio estaba iluminado mediante unas lámparas de gran altura que casi parecían mobiliario urbano. A la izquierda de la cafetería había la entrada principal, el gran vestíbulo, que conectaba con las escaleras principales, y un hall trasero donde había un núcleo de comunicación vertical secundario. A la derecha de la cafetería había una sala de juegos, un buffet y otro núcleo de escaleras.

En la primera planta había despachos. En la segunda, espacios de oficinas distribuidos a través de un pasillo central. Entre ellos destacaba la sala de reuniones Meteoti. Los núcleos de comunicación vertical principales continuaban hasta la tercera planta. A ellos se sumaban dos escaleras más que se colocaban en fachada y se mostraban en la composición de ésta.

En la tercera planta se situaba la sala de espectáculos, con capacidad para 1.500 espectadores. Las plantas inferiores eran más compartimentadas debido a los usos que albergaban y a la estructura del edificio. Situando la sala de actos en el punto más alto del edificio, Horta consiguió un espacio diáfano definido por las cerchas en forja que sostenían el techo. El suelo de la sala estaba inclinado favoreciendo la visión del escenario desde todos los asientos. La sala contaba con unas tribunas a ambos lados cuyas barandillas se retorcían en formas sinuosas. La luz natural entraba a través de ventanas colocadas longitudinalmente a lo largo de la parte inferior de la sala, las tribunas y el espacio entre la estructura del techo de la sala. Lámparas en forma de plantas y flores junto con otras en forma de esfera iluminaban el espacio.

Un cartel en lo alto de la fachada principal mostraba el nombre y el uso del edificio por parte de la cooperativa. La fachada reflejaba el interior del edificio. El doble espacio de la cafetería se mostraba en el exterior a través de la carpintería de metal, mientras que la separación entre los diferentes pisos se materializaba en piedra y ladrillo. La fachada estaba compuesta por partes macizas de ladrillo, adornadas con bandas horizontales de piedra blanca, y por partes acristaladas de cuyas carpinterías destacaban las partes verticales, creando un ritmo a lo largo de toda la fachada principal. Las decoraciones de barandillas, la puerta principal y los remates de la parte superior del edificio estaban hechas de forja y tenían formas vegetales típicas del modernismo. En el zócalo del edificio había una serie de ventanas que iluminaban el semisótano. Carteles a lo largo de toda la fachada anunciaban las actividades o productos que se vendían en los diferentes departamentos del edificio.

Estructura y materiales

La manera en que estos dos aspectos fueron tratados en este edificio fue determinante para que desde un principio éste fuera considerado una obra maestra modernista experimental.

La estructura del edificio consistía en pilares, jácenas y cerchas de acero recubiertas de roblones, aspecto bien visible tanto fuera como dentro del edificio. Un equipo de quince personas tardó ocho meses en completar la estructura del edificio, que contenía más de 600,000 kg de acero. Las vigas en forma de I se colocaban solas o en pareja y eran de diferentes tamaños según las necesidades estructurales.

La profusa cantidad de detalles decorativos en forja es una de las razones por las cuales el proyecto contó con 8.500 m2 de planos. Víctor Horta dibujó los detalles generales del edificio así como las decoraciones en barandillas, puertas y lámparas. En el edificio además se utilizaron otros materiales como ladrillo, cristal y piedra.

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