Casa Lange y Esters
Introducción
Uno de los sueños del modernismo fue crear una sociedad mejor como resultado de que cada familia o individuo tuviera una vivienda digna basada en prácticas estandarizadas de construcción y arquitectura funcional. Arquitectos como Walter Gropius, Mies o Le Corbusier establecieron las bases de esa construcción objetiva, en particular para aquellos que consideraron los edificios de gran altura levantados con elementos prefabricados como formas prometedoras de vivienda ideal y solución para el posible acceso de la población a las mismas.
Poco después de la construcción de la primera casa moderna de ladrillo para Erich Wolf en 1927 y destruida en 1945, en Cuben, a la orilla del río Neifée, dos industriales del textil de Krefeld, amigos íntimos, Hermann Lange y Josef Esters, encargaron a Mies levantar dos casas sobre terrenos colindantes. Hermann Lange era un coleccionista de arte moderno con muchos contactos en la vanguardia berlinesa.
Ambos clientes eran directores de la Unión de Tejedurías de Seda, empresa de la que Mies van der Rohe y Lilly Reich recibirían encargos considerables durante varios años. Mies levantó para la empresa un edificio industrial y colaboró con Lilly Reich en numerosas exposiciones de la industria de la seda. Ambas casas son hoy día propiedad de la ciudad de Krefeld y se utilizan en parte para exposiciones de arte contemporáneo de los museos de arte de la ciudad.
Ubicación
Estas dos casas se asientan sobre dos terrenos unidos, en el aristocrático barrio de Wilhelmshofallee, en Krefeld, Alemania. Fueron encargadas al mismo tiempo por Josef Esters y Hermann Lange, dos ejecutivos de las fábricas de tejidos de seda que hicieron famosa a la ciudad.
Concepto
Partiendo del planteamiento inicial utilizado para la Casa Wolf, Mies utilizó estos dos encargos para perfeccionar una estrategia para casas de viviendas, que debía conectar el ritmo arquitectónico de los edificios con las vistas hacia el exterior y los espacios limítrofes. En ellas el arquitecto utilizó el lenguaje arquitectónico de la Bauhaus.
Las casas Lange y Esters marcan la evolución de una configuración basada en un plano de planta tradicional a un plano libre, un plano abierto con muros sin carga que sumergen los espacios interiores. Esta evolución de sus teorías de diseño y métodos de construcción permitieron a Mies crear planos de planta sin limitarse a la colocación de muros para soporte estructural.
En la parte dedicada a los jardines, los grandes ventanales y los accesos a las terrazas logran una intensiva comunicación con el espacio exterior. A diferencia de las Casas Wolf y la Casa Riehl, las dos casas de Krefeld no gozan de vistas panorámicas, lo que las orienta más hacia el interior.
Al haber sido concebidas como conjunto, ambas cuentan con una distribución similar de los espacios. El interior contrasta con el enfoque de Mies para la urbanización de Stuttgart, ya que aquí el arquitecto prescinde de un único espacio fluido en favor de una secuencia de habitaciones claramente separadas.
Espacios
El conjunto arquitectónico que abarca la Casa Lange y la Casa Esters en Krefeld es uno de los iconos del movimiento de edificios nuevos de la década de 1920. Ludwig Mies van der Rohe concibió las dos villas con sus jardines adyacentes y decoraciones interiores, en colaboración con Lilly Reich, como una sola obra de arte. La continua transformación de las casas ya comenzó con la idea inicial. Procedente del proyecto preliminar de 1927, Mies desarrolló dos villas similares pero diferentes, cada una de las cuales se planificó de acuerdo con los requisitos individuales de las respectivas familias. Tras la finalización de los edificios en 1930, se modificaron la composición, el mobiliario y las funciones de algunas de las habitaciones, otras se recuperaron parcialmente a su estado original. Los estragos del tiempo también tuvieron un efecto continuo en la estructura del edificio.
Las casas están separadas de la avenida por un muro bajo de ladrillos con una puerta central que da acceso a los senderos que serpentean el jardín del frente y conducen a las casas. Un ligero retroceso en la fachada frontal, por encima de la hilera de ventanas del piso superior, sugiere una fachada en tres partes y le da a la elevación de la Casa Lage más plasticidad en comparación con la apariencia más sólida de la Casa Esters. Ambas casas comparten en la parte posterior un amplio y frondoso jardín con escalinatas de ladrillo y varios recorridos.
Casa Lange
En la fachada que da a la calle se ubican tanto la entrada principal como la de servicio, ambas cubiertas por una marquesina. Una vez que se llega al vestíbulo este se abre a un gran salón rectangular, 89,19m2, con grandes cristaleras y puerta al jardín trasero, al que también se pude acceder desde el estudio mediante una terraza cubierta. Este salón establece las relaciones de comunicación con otros espacios que se abren en la fachada sur y van retranqueándose hacia el jardín, entre ellos una sala femenina, una salita de reuniones, un estudio y las dependencias de servicio que se abren sobre la fachada lateral. En la otra fachada lateral una entrada hundida da acceso al garaje y a una planta semienterrada.
La planta alta, más convencional, ubica tres dormitorios con baño en un pasillo que corre paralelo a la fachada norte que mira a la calle y que finaliza en una terraza que se superpone a la de la plata inferior. En el volumen ubicado a la izquierda de la escalera se encuentran otros dos dormitorios con baño que miran al jardín y que se superponen a una de las terrazas de la planta baja y en la parte opuesta, separados por varias salas más pequeñas, un dormitorio para el servicio.
Casa Esters
Aunque esta casa guarda muchas similitudes con la Casa Lange también existen algunas diferencias. En la Casa Esters tanto la entrada principal como la de servicio también están en la fachada que da a la calle, pero Mies ha establecido ciertas diferencias jerárquicas. La entrada principal ubicada en una esquina obliga a retroceder, una vez que se accede al vestíbulo, para entrar en la gran sala, en cambio la entrada de servicio en forma de L es más pequeña.
Los espacios de la planta baja son ricos y complejos, con más de un acceso, de tal forma que todos ellos enriquecen la circulación interna. El escalonamiento de la fachada que da al jardín no es tan marcado como en la Casa Lange ya que no hay tanta diferencia entre las superficies de las piezas que forman la planta baja. En la fachada sur desaparece la terraza, aunque si se mantiene la de la planta superior.
En la planta superior el pasillo ocupa una posición central, con los seis dormitorios de la familia hacia el lado del jardín, fachada sur, y los baños al otro lado, sobre la fachada norte que mira a la calle. Se mantiene la terrada en el extremo de la planta y los dormitorios de servicio, al igual que en la Casa Lange se agrupan en un sector separado en la parte norte.
Estructura
Las Casas Lange y Esters aparecen como edificios de ladrillo compuestos por cubos entrelazados y figuran entre los primeros edificios modernos en los que la mampostería de ladrillo ha sido liberada de casi toda la función portante, con lo que las fachadas eran para aquella época extremadamente inusitadas.
Las fachadas exteriores de ambas casas han sido revestidas con un revoque de ladrillo cocido oscuro produciendo el efecto de mampostería portante, pero la mayor parte de la estructura portante es de acero, lo que permitió al arquitecto cortar grandes aperturas en los muros exteriores, ventanas que son demasiado grandes para ser portadas por muros de ladrillo. Un hecho que molestó sobremanera al especialista en cálculo estático de Mies, Ernst Walter, fue que en las primeras estructuras de acero, el cálculo de la estructura fuera dictado por la configuración, obedeciendo ésta, portante, más a aspectos estético-formales que constructivos. El principal sistema estructural de las casas consiste en una mezcla entre las paredes exteriores de carga luego revestidas con ladrillos vistos y una estructura de acero moderna tridimensional utilizada principalmente para soportar el segundo piso y el techo, así como las paredes interiores. Esto se refleja, por ejemplo, en las espaciosas aberturas de los muros exteriores que cumplen una función semi portante y que parecen haber sido liberados de la función estática.
El uso progresivo de un esqueleto de acero interior permitió a Mies desarrollar planos de pisos independientes, y no correspondientes en el primero y segundo piso, al transferir las cargas estructurales a las paredes exteriores de carga, a través de vigas de acero y columnas.
Con ello nos encontramos ante una contradicción evidente e intencionada de Mies entre la acentuación del carácter plástico de las fachadas y sus condiciones constructivas. Este conflicto entre el querer arquitectónico y las condiciones constructivas no lo resolvería Mies hasta Barcelona, el Pabellón Alemán, con esa completa diferenciación entre soporte y muro.
Puede que el rechazo estructural tenga su origen en el estudio de las pautas del De Stijl, según las cuales se tiene que mostrar de forma explícita la necesidad de superposición y desplazamiento entre los diferentes elementos. Esto representa la revelación consciente de cómo la estructura se desvía de la lógica racional.
Materiales
El ladrillo rojo, para Mies, cumplió dos funciones principales. Por un lado, relaciona el material del edificio con la naturaleza y por otro lado es una expresión del racionalismo y la razón del hombre. Es un material universalmente utilizable que Mies empleó con una calidad atemporal en todas las fases de su trabajo: en sus primeros trabajos como muro de carga, luego como material de revestimiento y, finalmente, como relleno sin carga en construcciones de bastidores. La única excepción es la Capilla Memorial Robert F. Carr de St. Salvador, en el Campus del Instituto Tecnológico de Illinois cuyas paredes externas soportan las cargas.
Los interiores diseñados en colaboración con la diseñadora Lilly Reich se realizaron solo parcialmente. Al igual que las formas exteriores, los espacios interiores en forma de caja también se entrelazan. Mies integró vitrinas y aparadores en la pared, pero por lo demás las habitaciones permanecieron escasamente amuebladas. Los muros interiores de la planta baja fueron pintados de blanco combinando con carpinterías de nogal y roble, maderas que también son utilizadas en los zócalos, en los cubre radiadores y en los muebles empotrados, aunque en algunas ocasiones también se recurrió a la madera de ébano. Para el salón privado de las damas en la Casa Lange, Mies desarrolló una combinación de mobiliario de escritorio, sofá, mesa de té y estantería.
Los marcos de ventanas y puertas son metálicos y fueron pintados de gris en el interior y verde en el exterior.
En la planta superior algunas de las puertas tienen llave. El suelo de la casa fue cubierto con parquet. Los baños fueron revestidos con azulejos blancos desde el suelo hasta el techo, al igual que la cocina cuya mesada es de madera con varias piletas metálicas empotradas y numerosos placares.